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Ningún servicio sanitario puede hacer frente a un conflicto atómico, cuyos resultados serían apocalípticos

En caso de ataque nuclear, el holocausto sería inevitable. Este desafío a nuestra propia civilización lo constituyen, esencialmente, los arsenales atómicos, que continúan siendo "la mayor amenaza inmediata para la salud y el bienestar de la humanidad", según se desprende de un informe sobre los efectos de la guerra nuclear. El documento, preparado por un grupo de expertos provenientes de Austria, Estados Unidos, Francia, Japón, Nigeria, Holanda, Reino Unido, Suecia, Unión Soviética y Venezuela, será sometido a la consideración de las delegaciones que participan actualmente en Ginebra en los trabajos de la 36ª Asamblea Mundial de la Salud.

Ningún servicio sanitario podría hacer frente a una catástrofe de este tipo y "la situación de los supervivientes", sostienen los especialistas que han preparado el estudio, "sería espantosa, tanto desde el punto de vista físico como psicológico. La pérdida inmediata o posterior de vidas humanas y animales", afirman, "sería enorme, y los efectos en el conjunto de la civilización harían difícil o imposible su recuperación".Como hipótesis de trabajo, los expertos se han inspirado ampliamente en los bombardeos de Hirosima y Nagasaki y retienen para su desarrollo tres supuestos posibles.

"En el curso de los últimos decenios se han acumulado armas nucleares", dicen, "hasta un total de cerca de 20.000 megatones. El aumento del potencial destructivo es tal que una sola bomba termonuclear puede tener una potencia explosiva mayor que la de todos los artefactos utilizados en todas las guerras desde que se inventó la pólvora. La potencia explosiva del arsenal nuclear mundial es actualmente unas 5.000 veces mayor que la de todos los explosivos empleados en la segunda guerra mundial".

La importancia de los daños causados por una bomba nuclear depende, lógicamente, no sólo del tipo y el tamaño de la bomba, sino también de la altura a la que se la hace estallar, de las condiciones atmosféricas, del momento de la explosión, del impulso electromagnético, la precipitación radiactiva, las ondas expansivas y térmicas, etcétera.

Millones de muertos

El informe sostiene, al explicar la hipótesis de una bomba de un megatón sobre Londres, que el número de víctimas (entre 1.600.000 y 1.800.000, dependiendo de la, altura del lanzamiento, sería similar al de los heridos, aproximadamente, el 25% de la población, en cada caso. Pero habría una diferencia considerable en cuanto a la causa de la muerte y de las heridas: las, víctimas de las explosiones a gran altitud (2.500 metros) serían causadas casi totalmente por las ondas expansiva y térmica, mientras que las explosiones a poca altitud (580 metros), cerca de la mitad del total de víctimas sería causada por la exposición a las radiaciones. En este último caso, muchas de las víctimas no morirían inmediatamente, sino más tarde, a lo largo de varias semanas.El segundo supuesto, el empleo local de armas nucleares, simula un ataque en Europa central contra objetivos militares empleando armas nucleares tácticas y bombas de cien a doscientos kilotones. Los cálculos indican que si se utilizasen bombas por un total de veinte megatones, se producirían unos nueve millones de muertos y heridos graves y aproximadamente el mismo número de personas con heridas más leves. Aunque los objetivos del ataque fuesen puramente militares, las bajas civiles serían 16 veces superiores a las militares.

La tercera hipótesis es apocalíptica, la guerra nuclear sin límites. Se supone que estallan en todo el mundo 10.000 megatones de bombas nucleares, el 90% en Europa, Asia y América del Norte, y el 10% en Africa, América Latina y Oceanía. Se supone que la mitad de las explosiones se producen en la superficie y la otra mitad en el aire, estas últimas sobre ciudades de más de 60.000 habitantes. Los cálculos indican que en una guerra como ésta habría aproximadamente 1.150 millones de muertos y 1.100 millones de heridos. En conjunto, cerca de la mitad de la población mundial sería víctima inmediata de la guerra.

En cualquier supuesto, sostiene el informe, el número de muertos y heridos en una guerra nuclear sería enorme. Dentro de cierto radio de la explosión no habría supervivientes. Más allá, el número de víctimas dependería de la capacidad de las bombas y sus efectos, pero también del comportamiento de la población en el momento del ataque, del lugar donde se encuentran los habitantes y del tipo de refugio de que pudiesen disponer, si lo hubiere. Gran número de personas sufrirían al mismo tiempo diversos tipos de heridas y sus posibilidades de supervivencia, continúan diciendo los autores del informe, serían proporcionalmente menores.

Sin respuesta sanitaria

Frente a unas necesidades que excederían con mucho de los recursos disponibles, el objetivo de la asistencia médica sería salvar el máximo de vidas y, por consiguiente, movilizar recursos y aplicar tratamientos con la mayor eficacia posible. Los principios básicos, de la asistencia, en caso de desastre, ya sea natural o artificial o de carácter bélico, serían los siguientes: clasificación, evacuación y atención de urgencia apropiada.Los efectos a corto plazo van del colapso de la estructura actual de la sociedad a la falta de alimentos, pasando por la perturbación de los servicios de salud y la alteración del medio ambiente, con problemas de todo tipo, tanto psicológicos como epidemiológicos.

A largo plazo, los efectos de una guerra nuclear son más difíciles de predecir, según los expertos, pero pueden ser tan devastadores para la salud humana como los efectos a corto plazo. Entre ellos figurarían la destrucción de la industria y la agricultura, el desarraigo de las poblaciones, los desordenes sociales y los conflictos bélicos secundarios, los efectos sobre los sistemas de abastecimiento de agua, sobre el saneamiento y la salud pública, sobre la incidencia de cáncer y efectos genéticos y sobre el clima y el medio ambiente.

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