El presidente reitera al llegar a España su comprensión ante el 'doble acuerdo'

El presidente del Gobierno, Felipe González, reiteró ayer en el aeropuerto madrileño de Barajas, a su llegada del viaje oficial a la República Federal de Alemania (RFA), que "comprende" la doble decisión de la OTAN -el estacionamiento de 572 nuevos misiles nucleares en Europa para diciembre de 1983 y la apertura de negociaciones con la Unión Soviética para la reducción del arsenal de este tipo de armas-, y que esa comprensión estará presente en el ánimo del Gobierno español "cualquiera que sea el resultado final de las conversaciones de Ginebra", al tiempo que se manifestaba firme partidario del desarme y la distensión entre los bloques y recordaba que, una vez en la OTAN, "España debe ser un miembro respetuoso con los acuerdos que tome la Alianza Atlántica".El vic epresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, que acudió media hora antes al aeropuerto de Barajas para recibir al presidente, manifestó que no existe ninguna contradicción entre la actitud mantenida por el PSOE mientras estaba en la oposición -radicalmente contrarios a cualquier vinculación española con la Alianza Atlántica-, y la comprensión de Felipe González ante la posible intalación de nuevos misiles nucleares en Europa. "Esas contradicciones", fueron sus palabras, "las resalta determinado corresponsal de determinado periódico" -en alusión directa a EL PAÍS-, "pero no existen en absoluto, según las conversaciones que yo he mantenido con el presidente González. Seguimos siendo partidarios del desarme", concluyó Guerra.

Por su parte, Felipe González señaló: "Creo que mis palabras han quedado aclaradas en mis conversaciones con los periodistas españoles en la RFA, pero no me importa repetirlo".

El presidente del Gobierno recordó, en síntesis, todos los acontecimientos anteriores relacionados con esta cuestión: la doble decisión de la OTAN en 1979, en la que España no participó; el pronunciamiento del Parlamento español, poco después, bajo el Gobierno de UCD, descartando la instalación de armas nucleares en nuestro país; el ingreso de España en la Alianza Atlántica, de la mano del Gobierno de Calvo Sotelo, y la decisión del gabinete socialista de congelar la integración española en la estructura militar de la OTAN.