Juguetón
Entre alusiones a las "teorías biomecánicas de Meyerhold" y a la "transgresión del tiempo y del espacio", la compañía de teatro Tábano ha montado un divertido juguetón cómico a la antigua usanza. Tábano lleva quince años de existencia, en los cuales está el momento crucial de Castañuela-70 (1970) y en total quince montajes -incluido éste-, a razón de uno por año: una lucha difícil y constante, a la que la llegada de tiempos mejores tampoco ha favorecido mucho.El suicida es una obra del ruso Nicolai Erdinan para Meyerhold. No sólo Erdman, sino también Meyerhold, cayeron en desgracia en la URSS cuando ya la revolución se estaba congelando y se encerraba en lo estético en puntos fijos, en directrices de Estado, en realismo socialista. Sufrió seriamente la cultura soviética: ha sufrido también la revolución o el espíritu de la revolución.
El suicida, de Nicolai Erdman
Traducción de Carla Matteini. Dramaturgia de Angel de Andrés y Guillermo Heras. Intérpretes: compañía Tábano, con Jesús Alcaide, Ángel de Andrés, Celia Ballester, Vicente Cuesta, Concha Hidalgo, Arturo Herce, Guillermo Montesinos, Trinidad Rugero, Pepa Valiente. Escenografía y vestuario: Pedro Moreno. Dirección: Guillermo Heras. Estreno: Sala Olimpia, 4 de abril de 1983.
El suicida no se estrenó nunca. Occidente la recuperó. Suponemos que del texto estrenado en Nueva York -teñido de humor judío- ha hecho la versión castellana Carla Matteini, y que esa versión ha sido transformada completamente por la drarnaturgia de Ángel de Andrés y Guillermo Heras, más la aportación colectiva de Tábano. Darío Fo -de quien Tábano hizo el año pasado La mueca del miedo- ha proporcionado la coartada perfecta para que el teatro cómico de antaño, con sus trucos y sus recursos, y sus actores gesticulantes, sustos, carreras por la escena, gritos, sorpresas y chistes tengan un viso intelectual. Es el sistema de Tábano en esa ocasión.
Se ha situado la acción en los años cincuenta y en España. Aparecen personajes característicos: el falangista, el monárquico, el intelectual franquista, la vedette y la oprimida familia de clase media. La moraleja, expuesta al final, es la del aprovechamiento para su propaganda, para su propia existencia dominante, por parte de esa, sociedad, de la muerte anunciada de un hombre que, al final, hace prevaler sus derechos de hombre: al menos, su derecho a la vida. Como corresponde al género, los personajes no están profundizados: son. una caricatura rápida. Tampoco hay mayor reflexión sobre el ambiente evocado. Vive, sobre todo, la comicidad, apurada por actores como Ángel de Andrés, Vicente Cuesta y Guillermo Montesinos, con Concha Hidalgo, Arturo Herce, Trinidad Rugero, Pepe Valiente, Celia Ballester y Jesús Alcaide. La dirección de Guillermo Heras queda descrita con lo dicho: mantiene el ritmo, la velocidad y los efectos teatraleros. Todo lo cual redunda en el regocijo del público.
Babelia
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