Amistad y militancia
Tras Las hermanas alemanas, la obra de la realizadora alemana Margarethe von Trotta recibió un duro golpe en el último festival de cine de Berlín. Allí presentó Locura de mujeres, una obra que se concentra en la relación amistosa de dos mujeres que comparten perspectivas y sentimientos ignorados por los hombres que las rodean.Von Trotta desarrolla la historia de esa amistad como contrapunto a la condición masculina. Para ello utiliza prototipos de maridos, de forma que el juego dramático no queda interrumpido; el esquema conduce al resultado previsto, siempre que los personajes masculinos se dibujen sin matices.
Es lógico que la autora conozca a hombres (y mujeres) de rasgos similares a los de los propuestos en el filme, pero su combate queda disminuido al presentar sólo la visión femenina. No desarrolla en los mismos términos su forzado enfrentamiento entre los sexos.
Locura de mujeres
Director: Margarethe von Trotta. Guión: Margarethe von Trotta. Fotografía: Michael Ballhaus., Música: Nicolas Economou. Intérpretes: Hanna Schygulla, Angela Winkler, Peter Striebeck y Franz Buchrieser. Drama. Alemana, 1983. Local de estreno: Alphaville.
Reparos y confidencias
En los momentos íntimos de ambas mujeres, encuentra Margarethe von Trotta el pulso de su historia; las razones que las unen, sus reparos, sus confidencias y su complicidad tienen una sensibilidad inteligente y firme. La conducción del tema -el dominio que sufre Olga por parte de su marido- es la que debilita lo auténtico; allí cabe la sonrisa, en el momento en que las mujeres se encuentran cuando Olga, soga al cuello, pretende suicidarse. Matarse o matar parece el lema de Locura de mujeres, un final primario y decepcionante para una película que apuntó momentos de interés.
Ruth y Olga han sido interpretadas por Hanna Schygulla y Angela Winkler, conocidas ambas por algunas películas del Volker Schlondörff (Círculo de engaños, El honor perdido de Katherina Blum), esposo de Von Trotta, e interpretaciones excelentes para diversos directores. Son actrices apasionadas que analizan sus personajes desde emociones propias; cuando se encuentran solas, la película adquiere una dimensión distinta. Cuando deben enfrentarse a los demás, adquieren adjetivos literarios, carecen de verdad.
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