Sintaxis y antimarxismo
Quienes leemos habitualmente este periódico nos encontramos cada día sorprendidos por el deterioro que la lengua castellana sufre en sus páginas y, por otro lado, la progresiva presencia de un obvio componente antimarxista. Hasta ahora, quizá, lo uno y lo otro eran fenómenos paralelos, mas cuando las cosas se unen, la mezcla puede ser explosiva. Me apresuro a añadir que EL PAIS, naturalmente, es muy libre de defender o atacar una ideología determinada, pero no de derramar por todo el Estado un castellano inadmisible. He aquí que en el suplemento se unen de modo asombroso los dos fenómenos: un castellano no ya degradado y deteriorado, sino sencillamente bárbaro (véase Nebrija) y un antimarxismo pedestre envuelto en una jerigonza seudosociológico-freudiano-jungiana. Además, claro está, de un desconocimiento patente de la historia y de la realidad de los chicanos, a quienes laPasa a la página 10
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.