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Miguel Boyer anuncia mejoras en las expectativas económicas y nuevas medidas de ajuste

"Los indicadores económicos de los últimos años, no sólo los recogidos en el informe económico-financiero de la empresa española elaborado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), sino los propios de los avances de Contabilidad Nacional, señalan que hemos tocado fondo", señaló el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, en el transcurso de su intervención en la presentación del citado estudio. El ministro señaló también que en estos momentos era muy fácil caer en el catastrofismo exacerbado o en un optimismo excesivo, posiciones que no compartía en absoluto. "Lo cierto", prosiguió, "es que en los próximos meses asistiremos a un cambio importante en las tendencias económicas que estarán acompañadas de operaciones quirúrgicas dolorosas e imprescindibles".

Para Miguel Boyer, no sólo es significativo que en el estudio de Pedro Rivero y Alvaro Cuervo el excedente empresarial se haya recuperado en el último ejercicio estudiado, 1981, sino que también el último avance de la Contabilidad Nacional al que ha tenido acceso el Gobierno muestra que, en el conjunto de la renta nacional, el peso de los salarios -incluyendo las cifras de Seguridad Social- cae a partir de 1980 y 1981, al tiempo que se paraliza la tendencia a la baja del peso de las amortizaciones empresariales que fue muy elevada en años anteriores.El ministro de Economía y Hacienda contestó en su intervención a quienes tratan de comparar la situación en 1981 con la existente 10 años antes, cuando se iniciaron los exámenes económico-financieros de una muestra de empresas, ya que "la realidad es distinta". No se pueden comparar, a su juicio, "los felices económicos años setenta, pero menos felices en otros aspectos, con los desgraciados económicos años ochenta, pero dichosos en otros terrenos como el político".

Perspectivas optimistas

Comparativamente, para el ministro la situación de la economía española es mejor que la de muchos países de su propio entorno y se tiene la confianza de que se empiece a demostrar en los próximos meses con un cambio radical en algunos indicadores. Ello no obsta para que en tiempos no lejanos no se produzcan operaciones quirúrgicas imprescindibles y dolorosas que lleven a la realización de "ajustes rigurosos que no añadan nuevos desequilibrios a la economía española". Superar las "disfunciones existentes en el mercado de trabajo, en el sector público y en la aplicación del modelo autonómico" pueden ser las medidas inmediatas que el Gobierno tome.Frente a las críticas de algunos sectores empresariales y políticos a la actuación económica del Gabinete, Miguel Boyer pidió que no se andaran por las ramas y no empezaran afirmando que las medidas tomadas eran inflacionistas -hasta colocar el índice de precios al consumo en tomo al 25%- y que las disponibilidades líquidas crecerían por encima del 20% para, posteriormente y cuando la inflación parece estar frenada en torno al 12% y las disponibilidades líquidas se acercan a una tasa de crecimiento del 13% -objetivo del Gobierno-, empezar a decir que lo que ocurre es que se está manteniendo una política depresiva de la economía.

Antes de la intervención de Miguel Boyer tuvieron lugar. las de Claudio Boada, presidente de la APD; Moisés Calvo, presidente del Banco Zaragozano; los autores del estudio, Alvaro Cuervo y Pedro Rivero; Rafael Termes, presidente de la patronal bancaria, y José Luis Cerón Ayuso, responsable de la comisión de Economía de la CEOE.

Tanto el presidente de la patronal bancaria como el representante de la CEOE señalaron que, si se tiene en cuenta el impacto de la inflación a lo largo de todos estos años, resulta que "las empresas han venido pagando más inipuestos de los que deberían y, en muchos casos, han repartido más beneficios de los que podrían", dada su situación económica y financiera.

Para Rafael Termes, las frecuentes acusaciones de que la crisis empresarial es debida a los elevados costes financieros que tienen que soportar las empresas es falsa toda vez que el rendimiento del activo que arroja el estudio de Cuervo y Rivero, antes de impuestos y cargas financieras, se sitúa en torno al 9%, claramente insuficiente no sólo para hacer frente a las cargas financieras sino para retribuir al capital de riesgo, en el hipotético caso de que todo el capital aportado fueran recursos propios.

Rafael Termis volvió a señalar en su intervención que las empresas recuperarían su rentabilidad y se convertirían en atractivas para las inversiones si recuperan el margen de explotación. El presidente de la AEB indicó que esto es posible sólo si se ajusten los precios finales a los costes o si estos costes, especialmente los laborales, lo hacen a los precios.

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