El 'Lendakari' Garaikoetxea pide una paz "digna y generosa para Euskadi"
Veteranos del batallón Guernica, formado por antiguos miembros del Ejército vasco, que integrado en la resistencia francesa, combatió contra la ocupación alemana durante la segunda guerra mundial, entregaron ayer al lendakari Garaikoetxea la enseña de la unidad, en un emotivo acto celebrado en la Casa de Juntas de Guernica, villa de cuya destrucción por la aviación nazi se conmemoraba el 46º aniversario. En este escenario, Garaikoetxea pidió una "paz digna y generosa para Euskadi".
El socialista Andrés Prieto, que fuera capitán del batallón Guernica en la Resistencia, fue el encargado de entregar a Garaikoetxea la histórica ikurriña. Esta había pertenecido durante la guerra civil española al batallón nacionalista Saseta, que combatió en Euskadi y en Asturias. Clandestinamente sacada del penal de El Dueso tras la captura, en Santoña, de los restos del Ejército vasco, en 1937, la ikurriña pasó a Francia y fue entronizada como propia por el batallón Guernica, formado en la zona de la Gironde por antiguos combatientes vascos refugiados en el suroeste rancés.El capitán Prieto, en una intervención, en vascuence y castellano, plena de emotividad, resumió la historia del batallón y de su enseña y dijo que al entregar ésta en Guerníca y al presidente de Euskadi cumplía una promesa hecha en su día por los combatientes y renovada luego una y otra vez durante los largos años del franquismo. Veteranos franceses de otras unidades de la Resistencia, que combatieron en la misma zona de la Gironde, con sus condecoraciones y banderas, escoltaron ayer a Prieto.
El lendakari vasco agradeció el gesto de los antiguos combatientes con un discurso en el que subrayó el sentido del acto con referencia a la fecha (aniversario del bombardero), y al lugar (Casa de Juntas). "Los vascos", dijo Garaikoetexea, "sólo han salido de Euskadi para defender las libertades de los demás, jamás para imponerles nuestra fuerza, nuestras leyes o nuestra lengua".
Recuerdo para Diego Prado
Tras rendir homenaje "a quienes lucharon por la libertad y la paz", el lendakari pidió "una paz digna, una paz generosa" para Euskadi y se refirió a los "compromisos tantas veces rotos y cuya conculcación ha servido de caldo de cultivo a la violencia". Garaikoetxea aludió también a quienes "tienen la pretensión de aniquilar a los otros, o la aspiracíón mesíánica de imponer su verdad a todos los demás, aunque éstos sean mucho más numerosos", y pidió expresamente "un gesto de humanidad, desde la aspiración a la paz y a la reconciliación todavía posibles, a quienes mantienen secuestrado a Prado y Colón de Carvajal: que respeten y devuelvan la libertad a ese ser humano".El presidente del Gobierno vasco citó a Tucídides, a Pericles y a Rousseau para ilustrar su opinión respecto a la superiondad de la vía del diálogo y el debate democrático sobre la de la intransigencia y la violencia y terminó su intervención con una referencia a "los compromisos históricos unilateralmente rotos", comportamiento que "resta credibilidad y crea desconfianza hacia los órganos de representación popular".
Los seguramente principales destinatarios de esta última parte del discurso del lendakari, los socialistas, a quienes se dirigió siempre de forma alusiva y eufémística, no estaban, sin embargo, presentes. El. ex lendakari Leizaola, los consejeros del Gobíerno vasco de 1936, Nárdiz y Astigarrabía, numerosos guerniqueses supervivientes del bonibardeo, antiguos combatientes, diputados del Parlamento vasco, alcaldes, diputados forales y junteros de Vizcaya pertenecientes al PNV a UCD o a EE, sí estaban presentes. Andrés Prieto, figura central del acto, fue el único socialista,asistente al mismo.
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