'Missing, la mayor desaparecida
Si ya fue sorprendente que Missing, la película de Costa Gavras premiada en el último festival de Cannes, junto a Yol, de Guney, no figurara más que fugazmente entre las pre seleccionadas para los oscars al cine norteamericano, más lo ha sido que sólo obtenga el premio de consolación que supone un premio al mejor guión adaptado. Jack Lemmon, que figuraba entre los actores galardonables, ha debido ver con estupor que tampoco Dustin Hoffman, su competidor más directo, por Tootsie, se ha llevado el premio. Ni él ni la película, a excepción del oscar secundario concedido a la excelente actriz Jessica Lange. Y Paul Newman, al que se auguraba un gran éxito por su trabajo en Veredicto final, ha quedado sin mención alguna para su película: en este caso, al menos, la injusticia es menor.Las previsiones también situaban como preferida a E. T., el extraterrestre, que ha recibido solamente tres oscar de consolación, uno de ellos a la banda sonora de John Williams, discutiblemente original. No es difícil entender ahora que la película de Spielberg ya está suficientemente lanzada en el mundo; Gandhi, en cambio, necesita de más apoyo, y en su honor se ha sacrificado incluso ¿Victor oVictoria?, la eficaz comedia de Blake Edwards que tan brillantemente interpretan Julie Andrews y Robert Preston: los tres han sido olvidados.
Cada año se repiten idénticas consideraciones. De un lado, la de la operación comercial que significa la brillante entrega de los oscar, fiesta publicitaria por cuya emisión televisiva, paradójicamente, cobra luego Hollywood sus buenos dividendos. De otro, la de la continua marginación de gran parte de los grandes nombres del cine. Orson Welles, Irene Dunne, Richard Burton, Gloria Swanson, Boris Karloff, Edward G. Robinson, Ida Lupino, Cary Grant, John Barrymore, entre otros muchos, no sólo no recibieron nunca un oscar sino que algunos casos tampoco fueron seleccionados.
A esta muy incompleta lista, se añaden en cada convocatoria los nombres de otros ilustres perdedores.
Dolores del Río, que también actuó en Hollwyood, fue igualmente olvidada por los oscar. Este año moría, ya retirada del cine, mientras se entregaban los correspondientes a 1982. Como dato anecdótico cabe señalar que su marido, el genial escenógrafo Cedric Gibbons, fue quien creó en 1929 la estatuilla que aún tantos ansían.
Babelia
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