El Gobierno de EE UU, acusado de violar la ley por su consentimiento de las actividades de la CIA en Nicaragua
La Administración norteamericana está violando la ley con su apoyo a las actividades en Nicaragua de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para derribar al Gobierno sandinista. La acusación fue formulada ayer por el parlamentario demócrata Wyche Fowler, presidente del subcomité de la Cámara de Representantes que fiscaliza las actividades de los servicios de inteligencia. La denuncia, hecha en el transcurso de una conferencia de prensa en la capital norteamericana, refleja la creciente preocupación parlamentaria por la implicación creciente de EE UU en Nicaragua.
En diciembre de 1982, el Congreso adoptó la llamada enmienda Boland, que prohíbe el apoyo norteamericano a operaciones militares de grupos o individuos encaminadas a derrocar al Gobierno sandinista o provocar un enfrentamiento armado entre Honduras y Nicaragua.El diario The New York Times señalaba el jueves que altos funcionarios del Departamento de Estado habían expresado su preocupación ante la Casa Blanca de que las operaciones de la CIA en el área posiblemente fueran contrarias a la ley.
El Departamento de Estado ha salido al paso de la afirmación del parlamentario Fowler, señalando a través de su portavoz que los máximos responsables de la política exterior consideran perfectamente acordes con la ley las actividades en Nicaragua de los servicios secretos.
La propia Casa Blanca reiteró que la Administración Reagan cumple plenamente las leyes norteamericanas en ese terreno. "Todas nuestras actividades en Centroamérica y las relativas a Nicaragua son coherentes con la ley", dijo Speakes, aunque reconoció que se está celebrando una serie de reuniones en la Casa Blanca sobre Centroamérica.
Los combates prosiguen mientras tanto en el país centroamericano entre el Ejército sandinista y los infiltrados somocistas. Treinta soldados gubernamentales han muerto y otros 10 han resultado heridos en el transcurso del último ataque en el norte de Nicaragua. Managua ha anunciado que 23 de los atacantes procedentes de Honduras perdieron la vida el miércoles.
En su conferencia de prensa, Fowler ha anunciado que el comité que preside se reunirá la semana entrante para debatir las actividades de la CIA en Nicaragua. El representante demócrata por Georgia pretende la introducción en el Congreso de un proyecto de ley que fije unos límites precisos a las acciones encubiertas de los servicios secretos norteamericanos y otorgue al poder legislativo la capacidad de vetar formalmente determinadas intervenciones.
El Congreso de EE UU carece actualmente de poderes para impedir estas actividades, aunque puede bloquear el financiamiento de determinadas operaciones mediante su facultad de conceder fondos necesarios.
Reagan y la Junta Militar argentina
La implicación de Estados Unidos en las actividades clandestinas contra el régimen izquierdista nicaragüense aumentó espectacularmente el año pasado, cuando Argentina cesó en su ayuda a los somocistas en represalia por el abierto apoyo de Reagan al Reino Unido en la guerra de las Malvinas. Uno de los objetivos fundamentales en el subcontinente de los militares argentinos era la aniquilación del régimen sandinista, según han confiado a The New York Times fuentes allegadas al Departamento de Estado y a la propia CIA.Este objetivo, compartido por asesores claves del presidente Reagan y responsables de la CIA, llevó a un acuerdo entre Washington y la Junta Militar que presidía Leopoldo Galtieri, por el que Buenos Aires quedaba encargado de combatir, con apoyo económico y del espionaje norteamericano, la llegada de armas vía Nicaragua a las guerrillas de El Salvador y Guatemala.
Participación directa de EE UU
El compromiso funcionó hasta los primeros meses de 1982, y los agentes argentinos financiaron y entrenaron a los somocistas. Pero la guerra de las Malvinas, la posición enteramente probritánica de Reagan y el desgaste del régimen de Buenos Aires desembocaron en que Washington se vio suministrando apoyo directo a las fuerzas somocistas, cuyo objetivo -derrocar al régimen de Managua- iba mucho más allá que el inicial de EE UU: interrumpir el suministro de armas a los movimientos guerrilleros centroamericanos.En la información del influyente diario neoyorquino se confirmaba la participación directa de la CIA y los militares norteamericanos en la planificación, suministro de armas, adiestramiento y asesoramiento de las fuerzas antisandinistas que luchan en Nicaragua contra el Gobierno.
El periódico reproducía el jueves el contenido de un documento secreto aprobado por el Consejo Nacional de Seguridfad de EE UU en el que se definían como objetivos prioritarios de la política del presidente Reagan en Centroamérica el frustrar por medios abiertos y encubiertos el apoyo nicaragüense a los rebeldes salvadoreños, el aislamiento de Cuba, el sostén del Gobierno salvadoreño y el apoyo al dictador guatemalteco Ríos Montt.
El portavoz de la Casa Blanca, tras reconocer la existencia del documento, subrayó que a la hora de evaluarlo debían tenerse en cuenta el momento de su elaboración (abril de 1982) y la importancia real que se le haya dado dentro de la Administración.
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