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Los italianos conmemoran con diversos actos la figura artística e intelectual del pintor Rafael

La exhibición de tapices basados en dibujos del pintor, fugaz homenaje del Vaticano

Juan Arias

Hace hoy quinientos años que nació en la ciudad de Urbino el gran pintor y arquitecto Rafael Sanzio, un artista que tiene muchas raíces no sólo en el mundo intelectual sino también entre la gente más sencilla. Por eso existe mucho interés por todas las manifestaciones que en toda Italia se empiezan a llevar a cabo para recordar la figura del genial pintor que en sólo 37 años de vida ha dejado una huella imborrable.De todas las iniciativas organizadas con ocasión de este quinto centenario de su nacimiento, la que seguramente dejará un recuerdo especial es la que ha tenido ya lugar en el Vaticano, días atrás con la exposición de los famosos diez tapices tejidos en Bruselas sobre pinturas de Rafael. Y eso que se ha tratado de una exposición fugaz que ha durado menos de una semana.

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Para responder a cuantos habían criticado esta "avaricia vaticana" el catedrático Carlo Pietrangeli, director general de los Museos Vaticanos, ha reunido a un grupo de periodistas internacionales a quienes le ha dicho textualmente que esta aparición tan fugaz de los tapices de Rafael se ha debido a que "estos lienzos gloriosos están permanentemente protegidos en una vitrina y una exposición en un lugar tan frecuentado por el público como los Museos Vaticanos podría dañarle gravemente".

Y es que la historia de estos diez tapices es ya una obra de arte. Fueron encargado por León X, quien no quiso ser menos que sus predecesores en el afan de enriquecer de arte la famosa capilla Sixtina, lugar privilegiado de las grandes ceremonias papales.

El Papa Julio II había llamado ya a Miguel Angel para decorar las bóvedas con las historias del Génesis y de los profetas. No había sido aún realizada la gran obra monumental del Juicio Univesal que fue añadido entre 1537 y 1541. León X pidió a Rafael que preparara los dibujos para una serie de tapices que deberían ser colocados en el Presbiterio de la Capilla Sixtina. Dichos dibujos fueron hechos por Rafael entre 1515 y 1516. A principios de 1517 se empezó ya en Bruselas el trabajo de tejerlos en seda, lana e hilos de plata dorada, en los talleres de Pietter van Aeslst. Los siete primeros tapices fueron ya colocados en la Capilla Sixtina en 1919 y a la muerte de León X los diez tapices estaban ya completados.

Estas joyas son una de las últimas obras de Rafael y están consideradas como el mejor testimonio de la madurez artística a la que llegó en tan poco tiempo el pintor de Urbino y se las presenta como la expresión de un nuevo tipo de píntura histórica.

Con motivo de esta exposición los tapices fueron colgados en los ganchos metálicos que aún existen en la Capilla Sixtina. El color de estos tapices, a pesar de la magnífica restauración y lavado llevados a cabo en los laboratorios del Vaticano por los famosos tapícistas Belardi y Nocente discípulos del último gran artista en este campo, Silvio Grossí, que trabajó en el Vaticano hasta ser ya muy anciano, no refleja perfectamente los tonos originales. Ya antes de emprender la delicada obra de restauración los expertos sabían que el color original desgraciadamente era ya irrecuperable, tras haber estado estos tapices expuestos demasiado tiempo a la luz y tras haber sufrido tantas peripecias durante los casi trescientos años de peregrinaciones forzosas por medio mundo durante las cuales fueron varias veces robados, vendidos, desaparecidos y por fin de nuevo recuperados por el Vaticano en 1808.

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