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10 inspectores de Trabajo contrataron a un detective privado para investigar a su jefe

"Sobre el mes de abril de 1980, 10 inspectores de Trabajo de Barcelona encargaron un trabajo a un detective privado para que hiciese una investigación sobre el señor Talens Salvadores, por existir entonces sospechas de que pudiera estar involucrado en actividades anormales en expedientes de regulación de empleo, moratorias, etcétera". Así lo afirma el inspector técnico de Trabajo, Julio García Cimbrela, en el sumario sobre el presunto fraude a la Seguridad Social, al que tuvo acceso Europa Press.En términos similares se expresan otros inspectores de los que participaron en la solicitud de investigación, entre los que se encuentran Enrique Díez de Oñate, Francisco Javier Iborra Pastor y otros. Afirman que la investigación del detective privado les costó 250.000 pesetas, habiendo abonado la décima parte cada uno de ellos. No aparece el nombre del detective, ya que ninguno de los declarantes lo recuerda, aunque sí que tenía despacho o domicilio en la calle de Tuset.

La mayor parte de los inspectores ni siquiera leyó el informe reservado, pero sólo dedujo que Talens ejercía funciones de letrado en un despacho privado de la Rambla Catalunya, del que tenía llave. Parece ser que ejercía tales funciones de forma encubierta, pero sin otras acusaciones. Dicho informe, según se explica en el sumario al que tuvo acceso Europa Press, está en poder de la que hoy es jefe nacional de Inspección del Trabajo en el Ministerio, María Sanabre.

Como se sabe, Talens no está procesado en este sumario sobre el presunto fraude. Era jefe de Ramón Ballesteros Pulido, uno de los procesados, que se encuentra en paradero ignorado.

Uno de los puntos que más reiteradamente aparecen en el sumario es el de las minutas.

En las declaraciones de María Victoria Hospital Rodes, oficial administrativa de la Tesorería desde 1978 hasta mayo de 1982, y secretaria de Ramón Ballesteros Pulido, se dice que "el señor Ballesteros le ordenaba que entregase TC1 y TC-2 de empresas a los letrados de la Oficina Delegada de la Inspección de Trabajo (ODIT), con el fin de que éstos confeccionasen las minutas en base a las cuales, con posterioridad, harían los requerimientos o liquidaciones a través de la máquina IBM".

En el sumario se señala que "en alguna ocasión se apercibió la declarante, María Victoria Hospital, de que los TC-1 de empresas, cuyos nombres no recuerda, no figuraban firmados o sellados, y tal circunstancia se la hizo saber a don Ramón Ballesteros Pulido, el cual le contestaba que no se preocupase, no dándole mayor importancia la declarante, habida cuenta de que todos lo tenían considerado como un hombre trabajador y práctico".

María Victoria Hospital añade que "los letrados de la ODIT que confeccionaban las minutas iban una vez a la semana y se limitaban a realizar el trabajo que les encomendaba el señor Ballesteros Pulido". La secretaria ignora quién ordenó que los letrados utilizaran claves identificadoras en la IBM.

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