'L'Elisir d'amore', de Gaetano Donizetti, en la temporada de ópera de Madrid

El teatro nacional de la Zarzuela, de Madrid, será escenario esta noche de la primera representación de L'Elisir d'amore, nueva producción de la temporada operística madrileña. Esta opera buffa, en dos actos, estrenada en el teatro de la Cannobiana, de Milán, el 12 de mayo de 1832, con música de Gaetano Donizetti y libreto de Romani basado en la comedia de Scribe Le filtre, está dirigida por José Luis Alonso. Interpreta su papel principal el tenor Dalmacio González, que sustituye a José Carreras, que se halla enfermo.

La unión de los nombres. de Donizetti, Romani y Scribe supone todo un resumen del melodrama romántico en la primera mitad del siglo XIX. Eugène Scribe (París, 1791-1861) escribió alrededor de 350 piezas teatrales, entre ellas, libretos operísticos como los de Fra Diavolo (Auber), Roberto el diablo y Los hugonotes (Meyerbeer) o Don Sebastien (Donizetti); colaboró también en la redacción definitiva del libreto de La favorita.El genovés Felice Romani (1788-1865) acogió bajo el ala de sus libretos obras significativas de toda la lírica italiana, desde el Rossini de Il turco en Italia hasta el Verdi de Un giorno di regno, pasando por títulos importantes de Bellini.

Gactano Donizetti (Bérgamo, 1797-1848), en sus 50 años de, existencia y 30 de creatividad, estrenó más de 70 óperas, lo que supone un elevadísimo índice productivo. Este matiz de la cantidad, influyera o no en la calidad (¿quién garantiza que si hubiera compuesto menos lo hubiera hecho mejor?) aparece hoy justificado por su lícita ambición de presencia activa en los principales centros operísticos italianos y europeos. Voluntariamente retirado Gioachino Rossini, Donizetti y Bellini se disputaron enconadamente el cetro de la ópera.

El encanto de la inspiración melódica y el irresistible atractivo de la voz humana, requerida de sus mayores esplendores, mantiene muy vivas varias de las óperas de Donizetti, e incluso procura periódicas recuperaciones de títulos olvidados, basadas en el eterno poder de sugestión de los divos del canto y apoyadas en el fenómeno discográfico. Pero ciñéndonos a criterios exclusivamente musicales, parece claro que, sobre las grandes óperas dramáticas, son las del género cómico las que más se revalorizan del catálogo donizettiano y, entre éstas, Don Pasquale (de 1843, cuando, tras la muerte prematura de Bellini, Donizetti era el rey indiscutible del belcantismo) y la más temprana L'Elisir d'amore son los modelos más logrados y universalmente admirados. La frescura y lozanía de la inspiración, cierta intuición tímbrico-instrumental (en lo que Donizetti era superior a Bellini), la hábil definición caracterológica de los personajes y el dominio del oficio teatral, son virtudes que mantienen, no ya vivo, sino vigente, este Elisir, de Donizetti, cuya Furtiva lacrima se presenta como reválida que todos esperamos y deseamos pase con éxito el tenor Dalmacio González, sustituto del anunciado y siempre esperado José Carreras, ausente de esta premiére por enfermedad.

La ausencia de Carreras

Precisamente la ausencia de Carreras agudizó en prirnera instancia el problema de los ensayos, ya muy escasos en la previsión general de la temporada. "Este tema", dice José Luis Alonso, director de escena, "me ha tenido verdaderamente angustiado. Hemos dispuesto de menos tiempo que nunca. Nunca en la temporada de ópera se pueden preparar los montajes con calma, pero en esta ocasión la premura ha sido excesiva; menos mal que la disposición y la voluntad de todos fue extraordinaria. He trabajado estrechamente con Gerardo Vega, quien ha trazado espléndidamente el espacio escénico, y he encontrado un espíritu de colaboración admirable en todos los intérpretes, empezando por el tenor Dalmacio González, la Ghanzarian, Chausson, Blancas, el coro".

El director musical de la representación es José María Cervera, quien hizo en la temporada anterior un magnífico Simon Boceanegra. Del maestro Cervera dice José Luis Alonso que "es no sólo un estupendo director sino uno de los grandes directores de ópera, porque piensa continuamente en música y en teatro y tiene en cuenta los problemas del movimiento escénico, en lugar de empeñarse en el estatismo que facilita la realización musical en menoscabo de la lógica escénica".

José Luis Alonso posee ya un interesante bagaje de trabajos musicales. Ha dirigido óperas cortas en la Escuela Superior de Canto, como La serva padrona o El teléfono, y en la temporada operística del teatro de la Zarzuela montó Pélleas et Melisande, con Ros Marbá, y El árbol de Diana, con Anovazzi. Le preguntamos sobre si se hubiera encontrado más a gusto con una ópera de Donizetti de corte trágico: "No, no. Me desenvuelvo muy a gusto con la opera buffa y más con L'Elisir, que es parte de la trilogía definitiva del género que forma con El barbero de Sevilla y Dom Pasquale. Lo he preparado con gran ilusión y subrayando cierto carácter etéreo, que creo es lo que conviene a la ópera. He encontrado en algunos libros la extraña referencia de que se ambiente en el País Vasco, pero, desde luego, lo hemos rechazado: todo es muy italiano y luminoso de ambientación. También hemos huido de un ruralismo excesivamente concreto, dejando un tanto imprecisa la localización del lugar".

Tras el estreno de esta noche, L'Elisir d'amore se volverá a representar los días 4, 6 y 9, este último día, con la posible participación del tenor José Carreras, condicionada a su total restablecimiento.