Solchaga pide flexibilidad ante la imposibilidad de cumplir el contrato de suministro de gas argelino suscrito en 1975
Las conversaciones en torno a un reajuste de las importaciones de gas natural argelino han dominado el temario tratado ayer, en Argel, por la delegación ministerial española encabezada por el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. El espíritu constructivo mostrado por la parte argelina permite vaticinar, en las próximas 48 horas, un consenso para diseñar un comunicado conjunto acerca de la voluntad política por llevar adelante la globalización de relaciones entre los dos países. El ministro de Industria y Energía, Carlos Solchaga, no ha descartado que España se replantee la conveniencia de limitar la parte del gas natural, en el abanico energético de nuestro país, si Argelia carece de la "flexibilidad solicitada" a la hora de aplicar el contrato suscrito por Enagás en 1975.
El vicepresidente del Gobierno español se reunió con el ministro argelino de Exteriores, Taleb-Ibrahimi, mientras los ministros de Industria y Energía y Obras Públicas y Urbanismo y el secretario de Estado del Ministerio de Cultura se reunían por separado con sus homólogos argelinos. La impresión general es esperanzadora, a la luz de los comentarios formulados por Alfonso Guerra durante un encuentro con los enviados de la Prensa española.El plato fuerte de estas conversaciones sigue siendo el del recorte de las compras españolas de gas natural licuado, en la medida en que el cumplimiento del contrato firmado por Enagás en 1975 es imposible en estos momentos para nuestro país. Así lo ha hecho saber el ministro Carlos Solchaga a su homólogo Belkacem Nabi, quien, según el primero, habrá aceptado el principio de una flexibilidad en ese tema, sin prejuzgar cuál será la postura final, dado que continuarán hoy las conversaciones.
Las cantidades a qué refiere ese contrato (4.500 millones de metros cúbicos anuales), exceden en mucho las necesidades actuales de España, cifradas en 1.300 millones, según el ministro.
"Lo que se ha retirado de Argelia el año pasado son 13.000 millones de termias que, junto a lo suministrado por Libia, 7.600 millones más, son en total 20.000 millones de termias de las que se están consumiendo ocho o nueve mil millones solamente", dijo Solchaga.
"Lo que estamos tratando de hacer comprender a Argelia no es la cuestión de disminuir un millón arriba o abajo nuestras compras de gas. natural, sino de la necesidad de tener en cuenta que suscribir las cantidades iniciales sería negativo para nuestro plan energético. El contrato Enagás es de imposible cumplimiento. Yo lo puedo comprar lo que no consumo...", agregó el ministro español.
Cautela argelina ante la petición de flexibilidad
Según se desprende del las declaraciones de Solchaga, el Gobierno español no descarta la posibilidad de indemnizar a Argelia por al reducción de las importaciones de gas natural. España y Argelia tratan de buscar una solución adecuada a ese problema a partir de un nuevo diseño de los suministros argelinos de gas, ya que, como ha dicho Solchaga, si se aplicara en estos momentos los términos del contrato precitado, ello representaría para nuestro país unas pérdidas de cerca de 800 millones de dólares anuales, que pondría en juego no sólo la rentabilidad de esas importaciones, sino la opción energética española que, en todo caso, no puede ceñirse mayoritariamente hacia el gas natural.
En Argel, la impresión dominante es de cautela de los argelinos sobre esa flexibilidad requerida por la parte española y abierto deseo de cooperación en los esquemas políticos, con lo que podría afirmarse que, a pesar de los deseos de globalizar relaciones, el ministro español de Industria y Energía es quien arrastra con la carga más delicada de estas negociaciones.
Ambas partes han llegado a un compromiso inicial en el sentido de poner una fecha tope a la solución del problema del gas, en julio de este año, para lo cual será necesario intensificar el ritmo de sesiones de trabajo que, según Solchaga, será de dos por mes. Cuando se produzca el bloqueo de las negociaciones, los dos ministros de Energía tomarán las riendas personalmente.
Las conversaciones políticas, donde también se evidencia un consenso general, han girado ayer sobre la proposición francesa de una conferencia del Mediterráneo occidental, la situación actual del Magreb y el conflicto del Sáhara. Estos tres grandes temas de la agenda política de Alfonso Guerra no suscitan resquemores ni divergencias dignas de ser tenidas en cuenta, lo que podría justificar la escala de Ghardaia para permitir a los expertos de ambos lados dar los últimos toques al comunicado común que pondrá fin á la visita de la delegación española, luego de -una entrevista entre el vicepresidente español y el presidente Chadli Beyedid.
España y Argelia están de acuerdo, básicamente, en apoyar todo aquello que contribuya a reforzar la cohesión del Magreb y la solidaridad de sus pueblos. Las dos partes entienden que el proyecto francés no está correctamente formulado, por ser limitativo a una zona del Mediterráneo y, de esta manera, no puede ser tomado en cuenta como lo ha elaborado el Elíseo, lo cual no significa que ha sido o vaya a ser rechazado de forma oficial.
Queda, y esta es la incógnita más difícil de despejar de la visita, el de las relaciones del Gobierno español con el Frente Polisario. Para Alfonso Guerra, el movimiento saharaui es el "representante genuino del pueblo saharaui" y, como tal, tiene el perfecto derecho a su autodeterminación, a través de negociaciones con Marruecos, como lo vienen exigiendo el propio Polisario y Argel.
Pero, si las relaciones entre el Polisario y el PSOE han sido estrechas en un momento, no hay que perder de vista que la situación objetiva en estos instantes es la de una inexistencia de una representación saharaui en Madrid, por decisión propia del Polisario, el hecho concreto de que no existe un reconocimiento de la organización, oficialmente, y que pasados y hasta actuales comportamientos de los saharauis no han apoyado, sino frenado, la voluntad española de mantener buenas relaciones.
La eventualidad de un encuentro de Guerra con los dirigentes saharauis sigue siendo posible.
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