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Tensión en la 'serpiente monetaria'

Las divisas europeas acusan los procesos electorales celebrados en Francia y la RFA

Andrés Ortega

Los especialistas coinciden, por lo general, en estos días en que es necesario un reajuste de las siete divisas que forman parte del Sistema Monetario Europeo (SME), ya que éste está llegando a los límites de su flexibilidad, independientemente de las elecciones en Francia y en la República Federal de Alemania (RFA). Estas elecciones han venido a retrasar el realineamiento de las monedas.El escenario que se contempla llevaría a una revaluación del marco alemán y del florín holandés, con una devaluación del franco francés, de la lira italiana y, posiblemente, de hecho, del franco belga, respecto al Sistema Monetario Europeo, creado en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1978, y del cual se han quedado al margen los griegos y los británicos.

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El SME estaba destinado a crear una estabilidad entre las monedas nacionales, que podían fluctuar hasta un 6% por encima o por debajo del valor fijado en común, apoyándose para ello en fondos comunitarios. Las distintas tasas de inflación en los países comunitarios fuerzan regularmente un cambio relativo de los valores.

Pero la situación de las economías nacionales -los déficit comerciales y otros- influyen del mismo modo, llevando a reajustes independientes de las diferentes revaluaciones o devaluaciones per se.

Todo depende de la relación que quieran establecer París y Bonn. El Gobierno alemán, se estima en medios europeos, podría acudir a la defensa del franco francés, para evitar un revés político al Gobierno francés, exigiendo a éste una política económica de mayor austeridad.

La falta de reajuste en el SME vendría, pues, acompañada de una decisión política en Bonn, y especialmente en París. Sin embargo, otros Gobiernos europeos, como el belga, estarían empujando a los franceses a depreciar su moneda en un 8% o 10% respecto al marco alemán.

Por una parte, el marco alemán se ha acercado peligrosamente a la zona alta del margen de fluctuación, al contrario de lo ocurrido con el franco belga.

El Gobierno de Bruselas subió el martes el tipo básico de interés en un 2,5% para retener su moneda, retención que de hecho ha requerido desde enero una intervención de 96.000 millones de francos belgas (260.000 millones de pesetas).

Pero la subida del precio del dinero no contribuye precisamente a sacar de apuros a las numerosas empresas que se encuentran en tal situación. El Estado francés ha acudido también en defensa de su moneda, con más éxito que el belga.

El reajuste podría llegar a finales del presente mes de marzo. De haberlo, es urgente, dado que en estos momentos se están negociando en la CEE los nuevos precios para la campaña agrícola, con las complejidades que conlleva el establecimiento de las diferencias entre las monedas reales y las monedas verdes. Por otra parte, según diversos observadores, ello permitiría acabar con las especulaciones.

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