Equipos móviles de asistencia hospitalaria, posible solución para la sanidad de El Bierzo
El Bierzo podría ser la primera comarca española dotada de equipos móviles para la asistencia hospitalaria a los núcleos rurales, si prospera una propuesta de la delegación del Insalud en León, en la que se pide el beneficio de prionidad en las inversiones del ministerio. La propuesta incluye la ampliación del número de camas (actualmente 1,4 por mil habitantes, frente a 5,2 por mil de -media nacional) y la puesta en servicio de las citadas unidades, similares a las once uvimóviles adquiridas por el Gobierno en vísperas del Campeonato Mundial de Fútbol.
El proyecto para afrontar los problemas sanitarios de la comarca leonesa de El Bierzo, todavía sin concretar, está considerado como una experiencia piloto para zonas de difícil orografía, como el propio Bierzo, Santander o las cuencas mineras asturianas, donde a la deficiente infraestructura hospitalaria se añade la dificultad de las comunicaciones y un alto índice de accidente de trabajó y enfermedades profesionales (silicosis).Cuando en 1978 un autobús de la Marina sufrió un accidente a siete kilómetros de Ponferrada, con veintisiete soldados muertos, los médicos de la única residencia de la Seguridad Social -Camino de Santiago- tuvieron que despedir a los enfermos menos graves para hacer hueco a los que llegaban malheridos de la carretera, porque no había ninguna cama disponible. Según el nuevo delegado del Insalud, José Sandoval, entonces jefe de la unidad de vigilancia intensiva ,(UVI), "teníamos los cadáveres unos encima de otros y no sabías quién estaba muerto y quién estaba vivo".
A la pregunta de si era una situación dura, se limita a responder: "según iban llegando faltaban hasta las camillas. Yo lo viví y había que escoger sobre la marcha y decir: 'Este, nada, no lo toquen porque ya está muerto'. Igual que en una guerra". La situación volvió a repetirse poco después, cuando otro accidente, éste de un autobús escolar, costó la vida a siete niños de la Rúa Petín, en la vecina provincia de Orense, y, más recientemente, cuando hubo que desalojar una nave de la residencia para atender a los afectados por el síndrome tóxico: trescientos en total, entre los que, afortunadamente, sólo se produjo un fallecimiento.
El nuevo delegado del Insalud había colaborado hace un año en una interpelación parlamentaria presentada en el Congreso por el diputado socialista José Alvarez de Paz, denunciando la "alarmante discriminación y desamparo sanitario" de la zona. En ella se hacía constar que la residencia había sido creada en 1970 para 156 camas, que posteriormente se ampliaron a 276, pasando las habitaciones de dos camas a tener tres y las de tres a tener cuatro. No hubo, sin embargo, incremento alguno de medios técnicos y humanos, mientras que el número de camas seguía siendo insuficiente.
Ambulancias como taxis
"La situación es absolutamente desesperada para los enfermos y para los médicos", según José Sandoval, hasta el punto de que durante días enteros los ingresos en la residencia deben desviarse a los hospitales de León y Oviedo. Los técnicos calculan que duplicando el número de camas hasta llegar a 3,2 por cada mil habitantes (lo que supondría alrededor de 1.200 millones de pesetas de inversión) se llegaría a un nivel aceptable en relación con otras comarcas; pero aquí se presenta una serie de problemas adicionales: en el Bierzo viven más de 3.000 mineros jubilados por silicosos; otros 9.000 en activo, de los que la mitad padece la misma enfermedad en alguno de sus grados, y las distancias a cubrir para los traslados son de hasta 62 kilómetros hacia el Norte (Villablino) y 45 hacia el Suroeste (Puente de Domingo Flórez). En toda la zona existen sólo nueve ambulancias, en su mayor parte de propiedad privada, que prestan servicio a pueblos frecuentemente incomunicados por la nieve; todas son como un taxi, donde va el enfermo echado, sin más ventajas sanitarias que la velocidad. La residencia tiene que hacer frente también a una serie de enfermedades de carácter endémico, como el bocio o la brucelosis, a las que se añaden las estrictamente, profesionales, los accidentes de trabajo, la tuberculosis y el alcoholismo, muchas veces asociadas entre sí. "No es sólo que algunos fallezcan en el camino, sino que los demás suelen llegar en condiciones muy deficientes por el sistema de traslados y por las distancias". Las minas cuentan sólo con medios sanitarios para casos menores y, por el contrario, se calcula que el 30% de los enfermos ingresados en la residencia tiene algún tipo de relación con los males de la mina.Según el Insalud, cualquier intervención quirúrgica tiene que supeditarse en estas condiciones a las urgencias del momento, con retrasos de hasta un año. A los silicáticos "se les puede atender mientras no presenten complica ciones", a través de los médicos rurales, en su propio lugar de residencia; pero, en caso contrario, tienen que ser trasladados a León, lo que sucede, como media, una vez cada dos días.
La ampliación de la residencia de Ponferrada sería una excepción en la política sanitaria del Gobierno, socialista, basada en potenciar la asistencia primaria (de cabecera) y la medicina preventiva frente a las grandes inversiones en hospitales. Los responsables locales del Insalud incluyen la creación de camas hospitalarias de bajo coste para servicios como geriatría y enfermos crónicos, agrupadas en pequeños centros que descongestionen los de la residencia.
Pero la verdadera novedad en la asistencia hospitalaria del Bierzo tendrá que basarse en la puesta en servicio de una serie de equipos móviles, capaces de "acercar la salud y los medios para garantizarla a los núcleos dispersos". El Insalud pretende salvar las dificultades asistenciales que presenta la geografía de la zona -con una población. de 200.000 habitantes encajonada entre montañas, que a veces impiden la comunicación de valles vecinos- enviando a sus propios especialistas para recoger a los enfermos y proporcionándoles los cuidados médicos de urgencia en los pueblos de origen o en camino de regreso al hospital.
Los médicos consideran que la dotación de las futuras unidades móviles puede no ser tan sofisticada como la de las once uvis del Mundial de Fútbol, hoy repartidas por todo el territorio nacional; pero, en cualquier caso, deberán estar proyectadas como un pequeño hospital rodante y no como simples ambulancias.
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