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El Papa, en el 'volcán centroamericano'

El Papa logra en El Salvador el mayor éxito de su gira

Juan Arias

Ayer, en El Salvador, uno de los puntos más conflictivos de este viaje papal a Centroamérica, Juan Pablo II recibió quizá la satisfaccíon más importante de su gira. Más de un millón de personas se concentró entre el aeropuerto y el centro de la ciudad.El entusiasmo era enorme, pero se advertía también una gran tensión por las medidas de seguridad Ya en el avión papal se había notado este refuerzo policial.

En el aeropuerto había cien muchachos y muchachas vestidos con los colores de la bandera del Papa. Ningún cartel. Sólo una gran pancarta con el clásico Totus tuus.

El Papa tenía previsto llegar de madrugada (hora española) a Guatemala, al tiempo que el presidente de este país, Efraín Ríos Montt, anunciaba para el próximo 23 de marzo una apertura política en la que participarán "todos los grupos políticos, sin distinciones ideológicas".

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El Papa desea al pueblo salvadoreño "un progreso pacífico fundado en un clima de verdadera democracia y bien común"

Viene de la primera página Que este viaje a El Salvador era dificil lo demuestra el hecho de que hasta en los últimos momentos ha habido cambios, tanto en los discursos del Papa como en el programa de la visita. Ya en el primer discurso en el aeropuerto, en el cual el Papa dijo que la situación de este país "todavía no es irreparable", añadió una frase que escribió en el avión que le trajo desde San José de Costa Rica. Esta frase dice: "Deseo a este pueblo un progreso pacífico de la sociedad fundado en el respeto del derecho de todos y en el cual todos puedan tener la facultad de colaborar en un clima de verdadera democracia por el bien común".

En el aeropuerto, el P a, acompañado por el presiden e e la República, Alvaro Magaña, rindió homenaje inclinándose profundamente ante la bandera.

En El Salvador, uno de los puntos de mayor tensión fue la visita de Juan Pablo II a la tumba del arzobispo asesinado Oscar Romero, hoy símbolo y bandera de los que combaten el régimen actual, hasta el punto que, probablemente temiendo que pudiesen celebrarse manifestaciones de protesta, ya se había hablado incluso de que había quien quería ocupar la catedral.

Sin advertir a nadie

En el último momento fue cambiado el programa y, sin advertir a nadie, a mitad del trayecto desde el aeropuerto al centro de la ciudad el vehículo papal cambió rumbo y se dirigió velozmente por una carretera desierta, protegida sólo por las fuerzas militares, hacia la catedral.

Los locutores de la radio, que no estaban informados, empezaron a decir que no sabían dónde estaba el Papa. Al llegar a la catedral, ya que nadie se esperaba la visita en aquel momento, estaba hasta la puerta cerrada.

El Papa entró solo con su séquito y un grupo de seis periodistas, se dirigió en primer lugar a una capilla de la Virgen, donde se arrodilló y rezó unos segundos. Después se levantó y fue hacia la tumba del obispo Oscar Romero. Estaba cubierta de flores, el Papa se arrodilló, apoyó sus dos manos sobre la losa de la tumba y se quedó inmóvil, en silencio, durante dos minutos; después se levantó y rezó un padrenuestro, un avemaría y un de profundis.

De allí se dirigió al altar mayor, donde pronunció unas breves palabras para recordar a todos los obispos que habían pasado por aquella catedral, después dijo que quería recordar los restos mortales del "celoso pastor Oscar Romero", quien, "empujado por el amor a Dios y por su entrega a los hermanos, ofreció el don de su vida, incluso violentamente, mientras celebraba el rito del perdón".

Juan Pablo II dijo después "que pedía por todos aquellos que hoy siguen sacrificándose por los demás, comprometiéndose en la creación de un mundo más justo y fraternal", un mundo, añadió el Papa, que es el que "todos buscamos y deseamos".

La tensión por esta visita del Papa ante la tumba de Romero debía haber sido tan fuerte estos días que la curia arzobispal se vio obligada a emitir un comunicado en el cual se puntualizaba que la visita del Papa a la catedral era idéntica a la que realiza en todos los otros lugares a que viaja, y que la oración ante la tumba del obispo Romero era un acto de "piedad cristiana" que nadie debía manipular políticamente.

Desaparecen los manifiestos

Los 10.000 manifiestos que el mismo arzobispado había repartido con la fotografia de Oscar Romero junto con el Papa en su última audiencia en Roma antes de su muerte desaparecieron ante la presión de mucha gente que había pedido al nuncio y al Gobierno que los retirase.

Una señora de la alta sociedad había incluso comentado: "Habíamos hecho tanto para quitarnos de encima a este hombre, y ahora nos lo encontramos por todas las paredes de la ciudad".

El Papa, en su homilía de la misa celebrada ayer en El Salvador ante más de un millón de personas, recordó a Oscar Romero con palabras muy pensadas, no lo llamó mártir, como hubiesen deseado quienes lo han hecho símbolo de su lucha a favor de los pobres, pero pidió que "su memoria sea siempre respetada", añadiendo que "ningún interés ideológico pretenda instrumentalizar su sacrificio de pastor entregado a su grey". Le calificó de "pastor celoso y venerado", y dijo do él que "trató, así como los otros hermanos en el episcopado, de que cesara la violencia y se restableciera la paz

Juan Pablo II fue interrumpido cinco veces con vítores al pronunciar estas palabras sobre Oscar Romero.

En la misma homilía, el Papa hizo una fuerte llamada a la reconciliación y al diálogo. Señaló que .no está en el plan de Dios que el hombre sea enemigo, lobo para el hombre, sino hermano", y que "con la sangre de Cristo se puede vencer el mal de la división que ha sembrado el mundo de sepulcros".

Juan Pablo II subrayó: no abogo por una paz artificiosa que oculta los problemas e ignora los inecanismo desgastados que es preciso componer. Se trata más bien de una paz en la verdad y en lajusticia, en el reconocimiento integral de los derechos de la persona humana. Es una paz para todos, para todas las opciones políticas. Nadie debe ser excluido del esfuerzo por la paz". El Papa recibió un aplauso de la muchedumbre cuando dijo: "¡Que haya paz entre vuestros pueblos, que las fronteras no sean zonas de tensión!".

El problema de los pobres

Por lo que se refiere al problema de los pobres, el Papa les dijo a los sacerdotes salvadoreños: "No defraudéis a los pobres que os piden el pan del Evangelio, el alimento sólido de la fe católica segura e íntegra, para que sepan discernir y elegir ante otras predicaciones e ideologías que no son el mensaje de Cristo y de su Iglesia".

Les puso en guardia contra lo que él ha llamado "el espejismo de un compromiso revolucionario que quiere cambiar las cosas inclúso con la violencia".

El papa Juan Pablo II pidió que los sacerdotes salvadoreños fuesen hombres de diálogo, mediadores entre diversas tendencias, buscadores de soluciones justas ante situaciones difíciles y que deben ser "pregoneros de misericordia y no sólo de justicia", y añadió que deben ser desprendidos de las cosa.s materiales para poder ser libres, y que el pueblo, que necesita de ellos una palabra de consejo y de consuelo, les quiere "fácilmente identificables aun por su manera de vestir".

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