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Alrededor de 150.000 personas se concentraron en Madrid para protestar contra la despenalización del aborto

Alrededor de 150.000 personas -los organizadores anunciaron por los altavoces un millón- se concentraron ayer en los alrededores del estadio Bernabéu de Madrid, convocados por la Asociación Nacional en Defensa de la Vida para protestar por la despenalización de algunos supuestos del aborto. El acto, que recordaba en menor magnitud al celebrado durante la visita del Papa a Madrid, transcurrió sin incidentes reseñables y sin especiales signos de politización. Los consignas repetidas por los participantes se ciñeron casi exclusivamente a la de "No al aborto, si a la vida". La polémica sobre las cifras de asistentes no fue resuelta por el Gobierno civil o el Ayuntamiento, que, a diferencia de ocasiones anteriores, se abstuvieron de ofrecer estimaciones.

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La convocatoria de la concentración antiabortista se había rodeado en días anteriores y ayer mismo de una impresionante aparato publicitario. Anuncios en los medios de comunicación, vallas, aviones y hasta globos aerostáticos pedían el sí a la vida.Los asistentes empezaron a concentrarse en torno al estrado ubicado al comienzo de la calle Concha Espina desde las tres y media de la tarde. Un locutor, en tono enfático, trataba de calentar el ambiente con lectura de telegramas de apoyo a la convocatoria y consignas tales como 1eyes severas contra la violación e indulto para el hijo del violador", "aborto igual a eutanasia; hoy son los niños, mañana pueden ser los ancianos", "abortar es destruir una vida y el silencio es la complicidad", que se mezclaban con jotas, zarzuela e incluso la versión que hizo en su día Miguel Ríos de la canción "No sabes como sufrí" de María Ostiz. Un grupo extremeño entonaba la siguiente coplilla: "Eres más pequeño que un huevo y ya te quieren matar, pero aquí estamos nosotros, que lo vamos a evitar".

El ambiente del acto, entre fervoroso y festivo, recordaba, con ligeras variaciones, al que rodeó a la concentración celebrada con motivo de la visita del Papa a Madrid: banderas españolas (en número no elevado) y del Vaticano, algunas senyeras y miles de pancartas de todos los tamaños (algunas colgadas de los balcones de la zona) con las más variadas consignas contrarias al aborto. Entre ellas era corriente ver insertadas fotos del papa Juan Pablo II. La imagen de Wojt¡la y la de bebés se repetía también en las pegatinas que prácticamente cada uno de los participantes en el acto portaban en las solapas.

Enfrente del alto escenario, espontáneos facilitaban el trabajo a los informadores gráficos componiendo estampas tales como la niña deficiente mental portando el letrero "Por favor no nos matéis" o el venerable anciano rodeado de niños con pegatinas en favor de la vida. Detrás del escenario, en un recinto reservado a autoridades, organizadores e informadores podía verse a políticos del Partido Demócrata Popular como Oscar Alzaga, José Luis Alvarez, Juan Carlos Guerra Zunzunegui o Andrés del Manzano que afirmaba al final del acto: "Estoy seguro que la sensibilidad de Felipe González no puede hacer oídos sordos a esta demostración, que no quiere ser una descalificación al Gobierno sino a un punto concreto de su actuación". "Este acto", añadía Oscar Alzaga, "se hacía necesario, frente a un Gobierno socialista que cree que su mayoría en el Parlamento le permite legislar con plena discrecionalidad".

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Un público heterogéneo en el acto

En un lateral del aparcamiento situado frente al Bemabéu y en los alrededores del mismo se situaban en forma discreta furgones de la Policía Nacional.

Un público heterogéneo se agrupaba poco antes de iniciarse el acto en la calle Concha Espina, hasta su confluencia con Serrano, el aparcamiento situado frente al Bernabéu y el carril derecho del paseo de la Castellana situado detrás del escenario. Parte de los asistentes habían llegado a Madrid en autobuses y coches privados desde Asturias, Zamora, Bilbao, Cáceres, Palencia y Navarra.

La mayor parte de los asistentes eran muy jóvenes o personas de cierta edad cuyo vestuario denotaba, en general, un nivel medio y alto de vida. Entre ellos eran frecuentes los matrimonios con los niños, las cuadrillas de quinceañeros. Tampoco se echaron a faltar algunos sacerdotes y monjas. Mezclados entre el público pudo verse, entre otros, a los políticos Fernando Suárez y Miguel Doménech y al actor Alfredo Mayo.

La lectura por el locutor de la lista de personalidades que se adherían a la convocatoria fue recibida con aplusos que arreciaron cuando se escucharon los nombres del doctor Ramiro Rivera, Antonio Garrigues Diaz Cañabate, Julián Marías o Fernando Chueca Goitia. Surgieron entonces los primeros gritos de "No al aborto, si a la vida", mezclados en ocasiones con los provenientes de las gradas del Bernabéu, donde se celebraba un encuentro de fútbol.

Fátima Rodríguez, una ATS, fue la primera persona en intervenir en el acto. Le siguió en el uso de la palabra Genevieve Poullot, secretaria general de la asociación francesa "Dejadles vivir", quien afirmó que "destruyendo por una parte la fibra matemal de la mujer y por otra despenalizando el aborto, el país pierde día a día con este holocausto su dignidad humana". El doctor Luis Zamorano, catedrático de embriología de la Complutense, defendió la existencia del ser desde el momento mismo de la fecundación del óvulo de la mujer. "Es un individuo como puede serlo un adulto de su especie". Asímismo, condenó a los médicos "que han cambiado su profesión por el triste oficio de verdugos".

Tras la lectura de un mensaje de la madre Teresa de Calcuta que pide a las mujeres que piensen abortar que entreguen sus hijos a quienes puedan adoptarlos y califica el aborto como "el mayor destructor de la paz", se leyó el texto que la Comisión Nacional en Defensa de la Vida remitirá al Rey y al presidente del Gobierno. En el mismo se exigen entre otras cosas: la retirada del proyecto de ley de despenalización del aborto ("que puede dividir a España en un tema tan grave como es la defensa de la vida"), la protección sanitaria y social de la maternidad, la defensa de la vida desde los medios de comunicación del Estado, y la agilización de los procesos administrativos de la adopción. Entre gritos de "No al aborto, si a la vida" y el sonido amplificado del "Himno a la alegría" de Miguel Ríos, los organizadores despidieron a los asistentes: "El acto ha terminado; ¡la campaña empieza ahora!".

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