Los democristianos de Kohl y Strauss, parten como favoritos en la contienda electoral
Los casi cinco meses al frente de la República Federal de Alemania no han transformado a Helmut Kohl, que en el cargo de canciller ha reforzado todavía más la imagen de buen chico, grandullón, especialista en trivialidades, pero que cae bien a la gente, al hombre de la calle, por, que no hay en su actitud rasgos de arrogancia y habla como tú y como yo.Kohl es un buen luchador en las campañas electorales, y lo demostró el año 1976 cuando consiguió para los democristianos más de un 48% de votos, el segundo mejor resultado de la historia de la CDU/ CSU, sólo superado en una ocasión por el legendario canciller Adeanuer, el año 1957, ayudado por el impacto de la invasión soviética en Hungría.
Los democristianos (CDU) han montado su campaña electoral sobre una serie de temas simples y clásicos, con un fuerte tufo a los años cincuenta. De una manera burda, podría resumirse la línea atguinentativa democristiana así: "los socialistas (SPD) no saben manejar las finanzas públicas, y por eso estamos en esta crisis y además son un riesgo para la seguridad del país, porque en el fondo hacen el juego a los rusos".
No se discuten los euromisiles
Un esquema clásico, que funcionó muy bien en los años cincuenta, cuando Adenauer que decía que "los socialistas lo único que saben hacer con el dinero es sacárselo de los bolsillos a la gente" y un pasquín electoral mostraba cómo "todos los caminos llevan a Moscú" y por eso hay que votar a la CDU.
En política extériorja idea motora de Kohl y los democristianios es: "con nuestros amigos norteamericanos vamos a intentar mantener la paz con el menor número posible de armas", pero sin dejar la menor duda de que un Gobierno democristiano no opondrá nada al establecimiento de los nuevos euromisiles atómicos en la RFA, si en Ginebra no se llega a un acuerdo. Los democristianos (CDU/ .CSU) aceptan en este punto un automatismo. total entre la ausencia de resultados en Ginebra y el estacionamiento de los cohetes.
Este punto de la política exterior y el tema de los cohetes no producirá fuertes réditos en forma de votanes, porque las encuestas demuestran que la mayoría de la población de la RFA está en contra del estacionamiento de nuevas armas atómicas en el país. Según un sondeo publicado por la primera cadena de televisión (ARD), el 58% de los alemanes occidentales considera que el estacionamiento de nuevos cohetes no trae más seguridad, sino mayores riesgos.
Esta posición, extendida entre la opinión pública, contradice las posturas democristianas, sobre todo las del presidente del partido gemelo bávaro (CSU), Franz Josef Strauss, que considera absurda fa opción cero de desarme, pero absurda porque cree que lo que hay que hacer es preparar al país ya para un estacionamiento de los nuevos euromisiles.
Las contradicciones y disputas internas entre democristianos (CDU) y socialcristianos bávaros (CSU) han quedado borradas en el fragor de la campaña electoral. Tiempo habrá para que florezcan en el futuro. Se aprecian, sin embargo, claros signos diferenciadores entre los dos partidos gemelos.
La amenaza de Strauss
Bajo cuerda, políticos democristianos (CDU) dejan traslucir en Bonn que serían mucho más felices con una continuación de la actual coalición con los liberales (FDP) que con un Gobierno monocolor democristiano con la CSU y Strauss en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Strauss podría convertirse en una pesadilla para Kohl, desde la plataforma del Ministerio de Exteriores.
En este punto, la campaña electoral de los democristianos de Bonn (CDU) se diferencia de la de los soci alcristi anos de Munich (CSU). La CDU cuida con mimo a los liberales (FDP), como se trata a un futuro socio. La CSU y Strauss desearían arrasar a los liberales (FDP), hacer que desaparezcan del futuro Bundestag, para poder aplicar libremente una política derechista. Los tonos que llegan desde Baviera son inquietantes si llega a producirse la victoria absoluta democristiana.
Primero fue Strauss quien dijo que no había estado trece años contra la política de distensión para pasar a aceptarla de la noche a la mañana. Luego surgió el ministro federal de Interior, Friedrich Zimmermann (CSU), que lanzó la idea de que la cuestión alemana no se reduce a las dos Alemanias (RFA y RDA), sino que hay que considerar también los territorios del Este, es decir las fronteras del Reich en 1937.
Finalmente, el secretario de Estado del Ministerio federal de Interior, Carl-Dieter Spranger, lanzó en, la campaña electoral de Baviera la frase increíble de que las libertades del Estado de derecho están reservadas en primera línea para los "normales", y no para "las minorías perversas, los delincuentes y los grupos marginales".
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