Prensa y CEOE
Yo no digo que mi barca, o sea, sea la mejor del puerto (ahora que Benítez Carrasco, aeda postiorquiano de los felices cuarenta, ha vuelto a España, que la coplilla la decía como nadie), pero sí digo que tiene los mejores movimientos que ninguna barca tiene, y quítate del sol que te quema la cara.Yo no digo que los empresarios tengan hoy su Prensa, y hasta han renunciado explícitamente a tenerla, pero lo parece, aversimentiendes, que la tuvieran. Donde digo Lerroux dicen Cambó. Donde digo que no glosar la tele (salvo los especialistas, claro) dicen que sí. Y hasta mi conjuntivitis preocupa a los compas, lo cual que se lo agradezco, siquiera les inquiete más como "ojo rojo" que como ojo enfermo. Va mejor con las gotas, thank you very much. Angel Oliver, a quien saludo en la noche grande de Mayte, me llama rojo, amiguete, gilipollas, Paquito, agente de la kagebé y mamón, lo cual que escribía en el Primer Plano, sobre las cómicas mayormente, y ahora no sé dónde escribe, pero siempre con marcha, y fue finalista del Nadal, felices cincuenta, y me explica el sesientenco tal como él lo veía y hablamos de su libro El androide y los feminismos, tan científico y trabajado (veinticinco años en el tema), que bastaría con darle la vuelta a la tesis -los análisis son válidos, y más la información- para hacer de una obra machista una obra feminista. Si Angel Oliver, pluma rápida y feliz, no ha sido ya fichado por la Prensa de la CEOE, está claro que la CEOE no tiene Prensa. Hace mal, don Ferrer, en menospreciar el medio, aunque tampoco lo necesita, que es el que mola en el corazón sepia de la derecha.
De la derecha y de lo que no es sepia, porque este mismo cuotidiano/matutino/manchego se permite resumir la oceánica sabiduría literaria y lingüística de Francisco Yndurain en el participio jubilado, o sea que ya no sabemos de dónde venimos ni adóride vamos, como diría un existencialista de los cincuenta. Tengo al cobro unos talones del Hispano, por unos artículos, lo que me hace suponer que no toda la Prensa redacta para la CEOE, o más bien ninguna Prensa. Cornejo Ruiz, asturiano de Ujo, cree en mí y en este periódica Ya es algo. La revista Penthouse me pregunta cómo hablamos en España. Fácil: unos hablan y otros insultan. Así está la press off/in CEOE. El joven Joaquín Calomarde, de Valencia, me envía un bello libro. En cuanto triunfe y se venga a Madrid, tendrá que decidir si escribe para el regeneracionismo o para la press/CEOE, que no tiene press. Vilallonga, aristócrata y socialista, me invita a cenar con Giannina Faccio. Ay si todos los aristos españoles lo tuvieran tan claro. Federico Sopeña, cesado como director del Museo el Prado, me escribe una sensible carta. El Prado, naturalmente, está por encima de sus directores, como la democracia está por encima de sus glosadores/antiglosadores. Angel Escolano montó su cena a tope en el Gran Casino de Madrid/Torrelodones, con Mari Trini. Lo que el librecambismo gana con una mano, antes lo perdía en las grandes ruletas de Paul Morand. Ahora lo pierden con la Prensa que no tienen. Laín presenta una obra sobre el exilio español. He ahí un columnista que quisiera fichar la CEOE. Voy el jueves a hablar de nuevo periodismo en Entrevías. Lo más nuevo, en Prensa, me parece no tener Prensa y que la Prensa le halague a uno, tipo CEOE. A ver si almuerzo con el ministro Solana un día de éstos, hombre, y me lo orienta. El gran Yrao la expone en Aranjuez. El centro está tomado por los periféricos.
Tierno, otro "jubilado", presentará mi Diccionario cheli en marzo. Quizá, con ese acto rompa aguas su campaña electoral para la reelección. Lástima que la CEOE no tenga Prensa para darle vara. Otros lo harán por ellos. La CEOE, que no quiere ser un grupo de presión, no tiene press. Pero le han salido simpatizantes.
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