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ECOLOGIA

Una asociación gaditana denuncia la sustracción de aguas en Doñana

La sustracción y la contaminación de las aguas que inundan las marismas del Parque Nacional de Doñana, base de toda la riqueza ecológica que motivó la declaración de este espacio protegido, está provocando la lenta destrucción de este ecosistema.Un informe de la Asociación Gaditana de Defensa de la Naturaleza (Agaden), que obra en poder del Gobierno desde la semana pasada, demuestra con datos precisos que los responsables de esta situación son los funcionarios de determinados organismos, que han hecho. caso omiso de la ley sobre el régimen jurídico de Doñana y de casi todos los acuerdos tomados por el Patronato encargado de vigilar por el cumplimiento de esa ley.

El Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA), la Dirección General de Obras Hidráulicas, la Comisaría de Aguas del Guadalquivir, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y la Junta del Puerto y Ría del Guadalquivir, son, entre otros, acusados de haber consentido sistemáticamente, y a veces ocasionado, obras y actuaciones que implican graves atentados para la integridad y supervivencia del parque de Doñana.

De la actuación de estos organismos en los últimos cuatro años, registrada minuciosamente por los juristas Luis Badrinas y Santiago Anglada, autores del informe de Agaden, se desprende que los responsables de los citados organismos han ignorado reiteradamente la legislación vigente, e incluso han mostrado claro desprecio a las instituciones, tanto públicas como privadas, que les han recordado sus obligaciones.

Cauces alterados

Los cauces que nutren de agua a las marismas de Doñana han sido tan alterados en los últimos años que, actualmente, el principal aporte de agua al parque lo constituyen las lluvias. Esto resulta paradójico en un espacio natural ubicado en la desembocadura de una cuenca fluvial.Los juristas de Agaden denuncian por negligencia a la Comisaría de Aguas del Guadalquivir, por no haber realizado todavía un informe que le solicitó el Patronato del Parque Nacional en octubre de 1980, para que en el plazo de dos meses presentara un informe sobre la cantidad y calidad de las aguas que se vierten en el parque de Doñana.

Este mismo organismo tampoco respondió al requerimiento de la Estación Biológica de Doñana, realizado en febrero de 1979, para que realizara un control estricto de las aguas que fluyen por los desagües de los cultivos de IRYDA, fuertemente contaminados con pesticidas.

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