_
_
_
_

Atribuidos 260 casos de cáncer a un accidente nuclear ocurrido en Inglaterra en el año 1957

Soledad Gallego-Díaz

Trece fallecimientos por cáncer de tiroides y otros 247 casos de este tipo de cáncer se atribuyen a un accidente ocurrido hace ahora veintiséis años en una planta de fabricación de armas nucleares situada al norte de Inglaterra, en la localidad de Windscale. Los efectos de este accidente, el peor que se conoce hasta ahora en la historia de la energía nuclear, se han podido estimar gracias a un estudio oficial de carácter teórico realizado por el Servicio Nacional de Protección Radiológica y hecho público por el Gobierno esta semana en Londres.

En octubre de 1957 se declaró un incendio en el reactor de la planta de fabricación de bombas atómicas de Windscale, en el condado de Cumbria. Cuarenta toneladas de uranio ardieron durante más de 48 horas, produciendo una nube de iodina radioactiva. Los más afectados por las radiaciones fueron los habitantes de la localidad, pero no se han realizado estudios profundos en otras zonas, pese a que la nube atravesó Gales y llegó hasta otros países de la Europa del Norte.Según los expertos, la iodina radioactiva se acumuló en la glándula tiroides de los afectados, bien porque la respiraran, bien porque la ingirieran. El estudio afirma que debe existir una anormal incidencia de cáncer entre los niños que bebieron leche de vacas que habían pastado en los alrededores de la zona contaminada. Las autoridades británicas, que vislumbraron el alcance del desastre, prohibieron durante 44 días el consumo y venta de esta leche o productos agrícolas y ganaderos de la zona, pero, al parecer, esta medida de precaución pudo no ser suficiente. El estudio británico pone claramente de manifiesto que los accidentes nucleares tienen fatales consecuencias en la cadena de alimentación de la zona contaminada.

Extrapolación de datos

Los autores del informe han afirmado que se trata de un estudio puramente teórico, sin que exista una comprobación "sobre el terreno". Se han basado fundamentalmente en extrapolaciones de datos sobre los setecientos nuevos casos de cáncer de tiroides que se producen anualmente en Inglaterra y Gales. Los científicos han solicitado que se realice un estudio más profundo, epidemiológico, y que se controle a los treinta niños que fueron objeto en 1957 de un examen especial, así como a los niños de una zona más extensa, que estuvieron también altamente expuestos a la nube radioactiva.

Al parecer, existe la posibilidad de que al menos otras siete muertes debidas a otros tipos de cáncer fueran también provocadas por las radiaciones. El portavoz del Servicio Nacional de Protección Radiológica estima, sin embargo, que los 260 casos aludidos "deben ser el efecto máximo" del accidente.

La dosis de iodina radiactiva 131 recibida por los afectados se estima en 20.000 unidades, mil veces más que la que recibieron, por ejemplo, las personas afectadas en 1979 por el accidente ocurrido en la central nuclear de Three Mile Island, en Pennsylvania (Estados Unidos).

Pese a que la empresa propietaria del reactor accidentado -que ha permanecido cerrado desde entonces- negó en aquella época que existiera ninguna incidencia especial de enfermedades cancerosas, los responsables de la misma han reconocido ahora que el estudio había sido realizado por "científicos de gran solvencia" y que "no tenían dudas sobre la validez del informe".

Sin embargo, han resaltado el "caracter completamente teórico" del trabajo, que se ha desarrollado a lo largo de 18 meses en el centro del Servicio Nacional de Protección Radiológica, sin que los expertos acudieran al lugar del accidente.

La publicación del informe ha provocado la reacción de los habitantes de la zona de Windscale, que habían expresado en numerosas ocasiones su temor a estar expuestos a mayores riesgos que la población normal. "Estoy asombrada de que al fin se hayan decidido a hacer un estudio y a darnos información sobre lo que pasó aquí", afirmó Marjorie Ham, una vecina del pueblo afectado que ha desarrollado una campaña de movilización en la región.

El Servicio Nacional de Salud iniciará próximamente un análisis estadístico de los casos de cáncer registrados en la zona, así ,corno de cualquier tipo de transtornos de la glándula tiroides. Medios científicos europeos y norteamericanos esperan con gran interés las conclusiones de este trabajo, que se convertirá en un punto de referencia obligada para el examen de las consecuencias de otros accidentes nucleares posteriores.

Las fuentes de energía nuclear podrán utilizarse en el espacio a condición de que se cumplan todos los requisitos de seguridad necesarios, según informó la Subcomisión de Asuntos Científicos y Técnicos de las Naciones Unidas, que concluyó el viernes su vigésima sesión.

Los expertos han señalado, sin embargo, la necesidad de establecer normas de seguridad internacionales tras la reciente caída del satélite artificial Cosmos 1.402, que llevaba a bordo un reactor nuclear. La subcomisión recomendó igualmente que todos los Estados deben tener acceso a la tecnología espacial.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_