_
_
_
_
_

Polémica, sobre la posible anulacíón de la etapa en Nicaragua del viaje del Papa a Centroamérica

Juan Arias

La Prensa italiana, recogiendo los rumores de ambientes norteamericanos y de las Naciones Unidas, hacía especulaciones sobre la posibilidad de que el Papa, en su viaje a Centroamérica, previsto para los días 2 al 9 de marzo, omita la etapa prevista de ocho horas en Nicaragua. Juan Pablo Il está hoy reunido con el secretario de Estado, Agostino Casaroli, y con el sustituto en la Secretaría de Estado, Eduardo Martínez Somalo, para acabar de perfilar el programa del viaje.

El mismo portavoz del Papa, Romeo Panciroli, ha tenido que salir al paso, con una nota oficial, en la que se dice textualmente que no habrá cambios en el ya anunciado viaje. Pero, en realidad, el tono de la nota podría dar motivos de preocupación, ya que dice literalmente: "No consta por el momento que vaya a haber cambios sustanciales en el viaje del Papa ya programado".Lo que quizá ha motivado los rumores de un posible anulamiento de la etapa de Nicaragua ha sido la llegada a Roma ayer por la mañana, procedente de Managua, de Obando Bravo, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, acompañado de su secretario particular y del nuncio apostólico de Nicaragua, Cordero de Montezemolo.

Sin embargo, según noticias recogidas por EL PAIS en ambientes muy bien informados se excluye categóricamente que el Papa pueda renunciar a ir a Nicaragua. Lo que ocurre es que el programa de las ocho horas de permanencia prevista en Nicaragua no está aún claro. Primero, porque existen divergencias importantes entre el nuncio, que es más bien simpatizante con el programa que gustaría al Gobierno -por ejemplo, con la visita del Papa a la ciudad de León-, y el que ha propuesto el arzobispo de Managua, que preferiría otra localidad considerada más neutral o menos sandinista.

Otro problema es que, al parecer, los tres ministros sacerdotes no quieren renunciar a estar presentes en el país cuando llegue el Papa, como había sido decidido, llegando de esta forma a un compromiso con el Vaticano, que hubiera preferido que dimitieran como ministros, y el Gobierno, que se opuso a esta pretensión.

Y, por último, está el problema de la presencia de las autoridades del Estado y del Gobierno en el palco de la misa que se tiene previsto celebrar en Managua. Los obispos quieren que al lado del Papa estén sólo obispos y autoridades religiosas, para que la visita de Juan Pablo II tenga carácter netamente pastoral, pero el Gobierno sandinista no quiere renunciar a tener una representación oficial al lado del Papa durante la misa.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

En realidad, hay todavía varios problemas acerca de la definición del programa del viaje. Existe también el asunto de El Salvador, con el recrudecimiento de la guerrilla, y el de Guatemala. Las presiones sobre el Papa son muchas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_