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La mejora de relaciones con Rabat, pendiente de un cese de la presión sobre Ceuta y Melilla

Un primer contacto a alto nivel, que establezca el marco de negociación para un acuerdo global de cooperación entre España y Marruecos, será el objetivo formal de la visita que inicia hoy una delegación ministerial española a Rabat. Pero en fuentes de la Administración española se considera que el objetivo de fondo de la misión es el de hacer llegar un claro mensaje al soberano marroquí para que contenga la nueva ofensiva política y diplomática sobre Ceuta y Melilla si quiere contar con ese acuerdo de cooperación.

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El Gobierno español ha mostrado la mejor disposición de estrechar y mejorar las relaciones económicas, equilibrar las balanzas comerciales y conseguir un acuerdo pesquero de diez años de vigencia, pero siempre que Marruecos no desate una nueva campaña de reivindicaciones respecto de las ciudades españolas del norte de Africa.La delegación española la integran los ministros de Agricultura, Pesca y Alimentación, Carlos Romero; de Transportes, Enrique Barón; el secretario de Estado de Comercio, Luis Velasco, y el director general de Relaciones Económicas de Asuntos Exteriores, Carlos Blasco. Aunque en principio tienen prevista una estancia de veintiocho horas en Rabat para entrevistarse con sus colegas marroquíes, fuentes ministeriales no descartan que sean recibidos por el rey Hassan.

El tema de la pesca es el prioritario en las conversaciones. El objetivo español es globalizar los acuerdos, actualmente prorrogados hasta junio, y garantizar un programa de cooperación con un plazo de diez años, en los que se desarrolle no sólo la cesión de aguas, sino también la reconversión de la flota pesquera, construcciones portuarias, redes de frío y creaciones de mercados hispano-marroquíes. Actualmente faenan en caladeros del país vecino unos mil barcos de la Península y Canarias.

El. secretario de Estado de Comercio tratará de estudiar una mejora del intercambio entre los dos países, procurando un equilibrio de la balanza comercial, y el titular de Transportes discutirá los proyectos en curso del túnel bajo el Estrecho, tráfico marítimo y otros en el terreno de correos y telecomunicaciones.

España no acepta el irredentismo marroquí

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El Gobierno socialista está convencido de que Marruecos no tiene la intención de forzar en estos momentos el tema de Ceuta y Melilla, y que la reciente resolución parlamentaria árabe -que, según fuentes gubernamentales marroquíes, estuvo atemperada por el propio Hassan- ha sido, más que nada, una prueba al nuevo Gobierno español. Sin embargo, la reacción de dejar en claro desde el principio que los socialistas mantendrán en esto la política de defensa de las ciudades norteafricanas se considera como necesaria, dado el historial de hábil maniobrero del monarca marroquí. El ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, que viajó a Marruecos en las Navidades pasadas, precisamente para expresar al rey Hassan los buenos deseos del Gobierno de Felipe González, y que incluso no ha hecho ninguna mención del tema saharaui desde que llegó al poder, fue el más sorprendido por la acción parlamentaria árabe la semana pasada.

En un primer momento, Morán quiso quitar hierro a la resolución que pedía el inicio inmediato de negociaciones entre España y Marruecos para la devolución de la soberanía sobre Ceuta y Melilla, e incluso manifestó que dichos parlamentarios no representaban a sus Gobiernos. Pero posteriormente, cuando mejoró sus informaciones al respecto y vio que tanto su colega, Bucetta, como el ministro de Estado, Aherdan, insistían en ello en declaraciones a la Prensa española, Fernando Morán aumentó el tono de sus palabras y llegó a decir que "comprendo el proceso histórico de Marruecos, pero me opongo a que se convierta en un irredentismo".

El presidente del Gobierno, Felipe González, que el lunes de esta semana conversó con el Rey sobre las instrucciones que pensabá dar a sus ministros para el, viaje a Marruecos, no está dispuesto a pasar a un grado más de esa mejora de relaciones o visitar Rabat, como tiene planeado, a mediados de marzo si no se disipan completamente las dudas que hoy pesan sobre las intenciones reales marroquíes.

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