Reticencias de la banca y el sector privado a la captación de fondos en el exterior
La banca española y el sector privado se muestran reticentes a endeudarse en el exterior en estos momentos, ya que la diferencia entre los tipos de interés internos y externos no compensa el riesgo de cambio de nuestra moneda, según han coincidido en señalar distintas fuentes consultadas. Esta actitud, que en algún caso se extiende incluso a las operaciones a corto plazo, puede agravar los problemas de financiación del previsible déficit por cuenta corriente de 1983 y forzar al Gobierno a una mayor salida del sector público a los mercados internacionales en busca de recursos.La balanza de pagos por cuenta de capital, según reconoce el Boletín del Banco de España de enero, ha mostrado una notable debilidad en los ingresos netos de divisas en la segunda mitad de 1982. "Este fenómeno se manifestó con notable intensidad dentro del epígrafe que recoge las operaciones a largo plazo del sector privado frente al exterior, por cuyo concepto se contabilizaron en los once primeros meses de 1982 unas entradas netas de divisas de tan sólo 188 millones en dólares, frente a unos ingresos netos de 3.450 millones en el mismo período de 1981 ". Una evolución similar, pero de menor intensidad se manifestó también en las operaciones a corto plazo (en su mayoría del sector privado) y en el que se recoge la evolución de los pasivos exteriores netos del sector bancario.
La posición exterior de la banca, cajas de ahorro y entidades del crédito oficial, a noviembre, ascendía a 1,623 billones de pesetas. Cantidad que equivalía, a un cambio de 118,98 pesetas por dólar, a 13.640 millones de dólares. La posición exterior en pasivos supera ampliamente, en el caso de la banca privada, a la posición en activos. Por otra parte, en las últimas cifras de registro de caja del sector exterior, en el epígrafe de capital a corto plazo, aparece una caída en diciembre de 162 millones de dólares.
Algunas de las fuentes consultadas hablan de tensiones para mantener el endeudamiento externo a corto y adicionan a los problemas de financiación del déficit de balanza de pagos de 1983 la posible necesidad de reponer entradas de capital a corto plazo. Expertos de uno de los siete grandes de la banca privada conceden, sin embargo, importancia muy relativa a la evolución de las operaciones a corto en comparación con el endeudamiento a medio y largo plazo. Máxime cuando las condiciones internacionales son muy duras (los grandes bancos comerciales están tratando de recuperar en estas operaciones las pérdidas producidas por la crisis de países latinoamericanos) y cuando, tras la enorme caída de reservas de 1982, no se podrá recurrir -al menos a iguales niveles- a este procedimiento como medio de financiación de parte del déficit.
Frente al optimismo oficial, que fuentes privadas califican de voluntarismo, de una sensible reducción del déficit por cuenta corriente y un sostenimiento de la peseta sin apoyos; empresarios y banqueros expresan reticencias y arguyen su responsabilidad sobre sus cuentas de resultados para mirar con lupa cualquier operación de endeudamiento exterior de sus entidades. Estas mismas fuentes añaden, sin embargo, que España se encuentra todavía en un nivel aceptable de endeudamiento y que el sector público, si el Gobierno decide que salga al exterior a captar recursos, no tendrá mayores dificultades que las duras condiciones existentes ahora en los mercados. No obstante, insisten, la única solución a largo plazo es reducir la inflación, el déficit público y los desequilibrios del sector exterior. "Y no se aprecia una clara jerarquización de objetivos en el actual Gabinete".
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