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La siderurgia mundial no saldrá de la crisis en 1983, pese a los síntomas de recuperación en EE UU

La industria mundial del acero vive desde 1974 la peor y más larga crisis de su historia, cuya salida no ven, por ahora, los expertos siderúrgicos occidentales, pese a tímidas reactivaciones regionales y sectoriales de la demanda a principios de año, como es el caso del sector norteamericano del automóvil.Altos hornos cerrados o a medio gas, puestos de trabajo perdidos o compartidos, programas de reestructuración a niveles nacionales y supranacionales, feroz competencia exportadora y murallas proteccionistas por doquier forman actualmente el candente paisaje de la siderurgia mundial.

Según una previsión del Instituto Internacional del Hierro y el Acero (IISI), que agrupa a 45 países, el consumo del acero en Occidente aumentará únicamente un 1,3 % anual hasta 1990.

De 1946 a 1974, la producción mundial del acero en bruto había pasado de 112 a 709 millones de toneladas. La expansión más espectacular se había dado en Japón, que pasó a dominar un 16% de la producción mundial a principios de la década de los setenta y a multiplicar por 32 sus exportaciones.

A principios de los ochenta, tras las dos crisis del petróleo, el panorama ha cambiado para los tres pilares de la siderúrgica mundial: Japón mantiene su participación en la producción mundial estancada entorno al 15%, la Comunidad Económica Europea (CEE) ha retrocedido a un 18% (a comienzos de los setenta tenía un 23%) y los EE UU están en un 16%. (21% en 1970). A la disminución de la demanda en los países industrializados, se suma el aumento de la producción en los países socialistas y los de reciente industrialización y el Tercer Mundo.

El Wall Street Journal mostraba precaución esta semana ante incipientes síntomas de recuperación de la siderúrgica en EE UU, especialmente de la producción vinculada a la industria automovilística, que aumentó sus ventas en un 12,5% en enero. Pese al eventual aumento del consumo de acero para automóviles, el consumo total de acero en EE UU a lo largo de este año se situará en 86 millones de toneladas y será un 4% inferior a 1982, señalaban fuentes consultadas por el citado diario.

La United States Steel Corp., el mayor fabricante de acero de EE UU concluyó 1982 con un déficit de 361 millones de dólares, el mayor registrado en toda su historia. Algunos economistas estadounidenses creen que la demanda de acero no se recuperará hasta 1984 como muy pronto, aunque las exportaciones pueden aumentar algo en 1983.

En su guerra por mantener a flote la producción, los fabricantes de acero norteamericanos, que no han renunciado a la subida de sus precios, tratan por todos los medios de limitar las importaciones de Europa y Japón, más baratas que su propia producción. Los europeos acordaron reducir sus exportaciones de acero a los EE UU en un millón de toneladas anuales y EE UU quiere ahora inducir a Japón a aceptar una limitación voluntaria de 1,75 millones de toneladas anuales.

El mercado siderúrgico en la CEE, por su parte, no manifiesta "ningún signo de recuperación real" en la actualidad, según fuentes de la Comunidad que, el pasado verano, decidió prorrogar el régimen de vigilancia de importaciones y de cupos de producción vigente en la siderurgia. La modernización, reestructuración y reducción de la capacidad del sector en un marco colectivo europeo, más allá de los intereses individuales, a veces contrapuestos, de los países miembros, es el fin teórico de esta política proteccionista de la CEE.

La crisis del acero ha supuesto en la CEE disminución de los puestos de trabajo en la siderurgia, que pasaron de 792.000, en 1974, a 549.000, en 1981. En la RFA se estudia actualmente el plan de fusión de las principales empresas siderúrgicas en dos nuevos grupos, el denominado del Ruhr (Hoesch, Kloeckner y Peine Salzgitter) y el del Rin, (Krupp y Thyssen) y los sindicatos han reconocido que la reducción de la capacidad productiva es inevitable.

Japón, a su vez, vio caer su producción siderúrgica, en 1982, por debajo de los cien millones de toneladas por primera vez en diez años. Ello está en relación con el descenso de la producción de automóviles y la crisis de la construcción naval. El mayor fabricante de acero japonés, Nippon SteeI, ha anunciado esta semana un segundo programa de reestructuración que afectará a cinco de sus nueve plantas.

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