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El 'otro Israel'

Veredicto israelí sobre la matanza de palestinosCuando en aquella mañana del 30,de agosto, al abandonar Beirut al término de tres meses de sitio, Yasir Arafat, máximo líder palestino, se despidió en el puerto de sus amigos libaneses declaró: -Hemos escrito la historia con nuestra sangre". Arafat, ignoraba, sin embargo, que la página mas trágica de la guerra de Líbano estaba aún por narrar.A primera hora de la mañana de 18 de septiembre la noticia se propagó como un reguero de pólvora: en los campamentos palestinos de Sabra y Chatila, al sur de Beirut, hay centenares de cadáveres de hombres, mujeres y niños; y minutos después los periodistas descrubríamos estupefactos los cuerpos sin vida de civiles torturados y mutilados antes de ser asesinados de un disparo, con un arma blanca o simplemente a golpes.

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El jefe del Gobierno israelí y sus ministros de Exteriores y Defensa, responsables de las matanzas de Chatila y Sabra

Para aquellos centenares de corresponsales que durante largas horas deambulamos, contando cadáveres, por las ruinas de los campamentos bombardeados durante largos meses, respirando un ambiente putrefacto, atónitos y emocionados por la crueldad de la matanza, no cupo la menor duda: El Gobierno israelí de Menájein Beguin era responsable.

Sus soldados apostados en los tejados de los edificios circundantes, sus militares que patrullaban por las cercanías, de los campamentos, sus tripulantes de carros de combate a los que las mujeres palestinas aterrorizadas pidieron protección, sus oficiales que servían de enlace con sus dóciles aliados de las Fuerzas Libanesas, las milicias cristianas autorizadas por Israel a entrar en los campamentos y autoras de la matanza, no podían no haber visto, no haber oído los chillidos agonizantes de las víctimas de la violencia que imperó en Sabra y Chatila.

Pero si Arafat y sus lugartenientes lloraron en Damasco cuando ese mismo día por la noche las televisiones les mostraron las imágenes de la hecatombe, la reacción de la opinión pública israelí que, el 25 de septiembre, se echó a la calle para obligar a Beguin y a su ministro de Defensa, Ariel Sharon, a aceptar la formación de una comisión de investigación les incitó a matizar sus condenas.

"Beguin y Sharon", dijo Arafat entonces conmovido, "no son judíos. Los crímenes que ambos cometen no son conformes a la ley, la moral ni la tradición judías". Arafat acababa de descubrir en los 300.000 manifestantes de Tel Aviv "al otro Israel", "al de los pacifistas y demócratas ísraelíes o judíos", al que manifestó "la estima y el reconocimiento del pueblo palestino que nunca olvidará su solidaridad". Queda ahora por ver si ese "otro Israel" tendrá la fuerza y la voluntad de barrer a ese Gobierno y esos jefes militares responsables políticos de la matanza, según la comisión Kahan.

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