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Veredicto israelí sobre la matanza de palestinos

El jefe del Gobierno israelí y sus ministros de Exteriores y Defensa, responsables de las matanzas de Chatila y Sabra

La responsabilidad de los principales dirigentes civiles y militares israelíes en las matanzas del pasado septiembre en los campos de refugiados palestinos de Chatila y Sabra, en Beirut, quedó ayer probada formalmente y condenada por la comisión de investigación israelí dirigida por el presidente del Tribunal Supremo, Isaac Kahane. La resolución judicial recomienda la destitución inmediata de Ariel Sharon, ministro de Defensa.

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En un durísimo informe de 115 páginas, la comisión Kahane pone en evidencia las responsabilidades del primer ministro israelí, Menájem Beguin, a quien considera "responsable en cierto grado" de lo ocurrido porque "dos días después de haber sido informado de la entrada de los falangistas manifestó una total indiferencia en cuanto a sus acciones en los campos". La comisión recomienda la dimisión o el cese del general Ariel Sharon, ministro israelí de Defensa, por "subestimar el riesgo que representaba la entrada de las fuerzas falangistas en Sabra y Chatila" y "no tomar las medidas adecuadas" para evitar la carnicería.El informe, que ha caído como una bomba en los medios políticos israelíes, critica duramente el comportamiento de Beguin, del ministro de Asuntos Exteriores, Isaac:Shamir (por el desdén manifestado ante las manifestaciones alarmantes que recibía), y del jefe de los servicios secretos. La dimisón de estas personas no se recomienda formalmente. "Nos basta con establecer sus responsabilidades", manifiestan los tres jueces de la comisión.

Tampoco se solicita el cese del jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, general Rafael Eytan, "sólo por el hecho de que debe jubilarse próximamente". Los jueces critican la inacción de Eytan durante la matanza, lo que constituye una grave falta "incompatible con las funciones de jefe de Estado Mayor". Por el contrario, la comisión Kahane no duda en proponer el cese del general Josué Saguy, jefe de los servicios de información del Ejército, por "pecar por omisión, al no poner suficientemente sobre aviso a los responsables políticos israelíes contra el peligro que representaban los falangistas".

Según el informe, fue la apreciación divergente de los servicios de información militar y el Mossad, contraespionaje israelí, sobre la fiabilidad de las fuerzas falangistas autorizadas a penetrar en los campos lo que provocó la pasividad del alto comando militar.

El documento estima que los efectivos de las milicias cristianas libanesas eran de 2.000 soldados y 3.000 reservistas en el momento de la matanza, y a firma que los oficiales de los servicios de información militar se mostraban escépticos en cuanto a la disposición palestina de evitar toda violencia contra la población civil de Chatila y Sabra.

Fue el propio jefe de los servicios de información falangistas, Elí Hobeika, quien ordenó la entrada de las fuerzas libanesas, el jueves 16 de septiembre, a las 18.00 horas, para atacar a todos los habitantes de los campos sin distinción. Dos horas después de la entrada de los falangistas, prosigue el informe, un oficial de los servicios de escucha del Ejército israelí captaba las comunicaciones por radio de la unidad falangista que daba cuenta de prisioneros palestinos, hombres, mujeres y niños, a los que Hobeika ordenó aplicar Ia voluntad divina". El general que mandaba la división israelí desplegada en el sector no tuvo conocimiento de estas comunicaciones, según revela el informe.

El documento precisa, además, que una nota de los -servicios de información, estableciendo un primer balance de trescientos muertos, se encontraba a disposición del comando operacional el viernes 17 por la mañana, pero que el jefe de estos servicios no le dio crédito.

Tres responsabilidades

Aunque queda probado que no era posible percibir desde el techo del puesto de mando avanzado israelí lo que pasaba en los campos, el informe cita el testimonio de un suboficial israelí que había visto en la noche del jueves al viernes, en las inmediaciones de Sabra, a milicianos falangistas que conducían a civiles palestinos hacia el estadio de Beirut.

El informe distingue tres niveles de responsabilidad: directa, la de los milicianos libaneses; indirecta, la de las autoridades isrelíes directamente afectadas, y política, la del propio Gobierno Beguin.

Los testimonios de los ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores sirven por sí solos, estima el informe, para establecer esta última responsabilidad. Los tres jueces manifiestan que la investigación ha dejado de lado ciertos elementos subalternos, cuya responsabilidad "deberá ser establecida por las instancias correspondientes".

"No hemos pretendido explicar todas las contradicciones aparecidas en los testimonios, sino establecer la responsabilidad de los que, por sus acciones y decisiones, podían modificar el curso de los acontecimientos explica el informe. La comisión ha tardado 114 días en completar sus investigaciones, de las que diez páginas han sido mantenidas en secreto. Ante la avalancha de recomendaciones y condenas, el Gobierno israelí se reunió ayer en Jerusalén en sesión extraordinaria, reunión que continuará hoy a partir de las dos de la tarde (hora de Madrid). A estas deliberaciones asiste, a petición de Beguin, el jefe de la coalición en el poder, Abraham Shapira.

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