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El fallecido general DIimi preparaba un golpe de Estado contra el rey Hassan II

La muerte del general Ahmed Dlimi, el más próximo e íntimo colaborador militar del rey Hassan Il de Marruecos, pudo ser un ajuste de rentas por aliarse directamente involucrado en un intento de golpe de Estado contra el monarca alauí y mantener contactos secretos con el Gobierno argelino sobre la guerra del Sahara, según ha podido saber nuestro corresponsal en Argel, Manuel Ostos.

Esta tesis se ha abierto paso tras confirmarse que el general Dlimi mantuvo en París, en noviembre pasado, una entrevista con el ministro argelino de Asuntos Exteriores, Ahmed Taleb Ibrahimi, en el marco de la serie de contactos que han existido para normalizar las relaciones entre Argel y Rabat. Sin embargo, en esta reunión no estuvo presente el interlocutor habitual de la delegación marroquí en esas entrevistas, el consejero del rey Hassan II, Reda Guerida. Además, y según fuentes de absoluta solvencia, el general Dlimi participaba en un plan destinado a crear una alternativa militar a la monarquía alauí, operación que se inició en Rabat a comienzos del año pasado.Estas fuentes indicaron que en el marco de la actual lucha de influencia que llevan a cabo franceses y norteamericanos en tomo al trono de Marruecos, los servicios de espionaje de Estados Unidos habrían prevenido a Hassan Il de las intenciones de su militar favorito y de la eventualidad de una nueva intentona militar.El general Dlimi murió el martes 25 de enero, a los 52 años de edad, cuando, según la versión oficial, un camión embistió contra su automóvil cuando se dirigía a su domicilio en Marraquech, después de una audiencia con el monarca.

Otras versiones, recogidas por los corresponsales extranjeros acreditados en Rabat y que provocaron la detención y expulsión del corresponsal del diario francés Le Monde, indicaron que se produjeron varias explosiones antes y después de que el automóvil del general fuera pasto de las llamas.

Dlimi, miembro del Consejo de Regencia, era el único militar marroquí que había accedido al generalato en los diez últimos años. Hombre de los servicios de espionaje desde 1960, su nombre ha aparecido vinculado a los hechos más sórdidos, como el asesinato del socialista Medhi Ben Barka, ocurrido en París en 1965, o las luchas palaciegas que acabaron con el suicidio del ministro de Defensa, Mohamed Ufkir, en cuya muerte habría tenido una participación directa.

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