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España se siente discriminada en el comercio azteca

La crisis financiera de México ha afectado con mayor rigor a las exportaciones españolas que a la de otros países industriales. Las "relaciones especiales" que se pregonan en el discurso político de ambos lados, no han impedido que las ventas españolas se redujesen en el último semestre del pasado año a sólo ochenta millones de dólares frente a un volumen de casi trescientos millones alcanzado en los seis meses anteriores.Ninguno de los grandes proveedores industriales de este país (Estados Unidos, Japón, Brasil, Francia, República Federal de Alemania y Gran Bretaña) ha sufrido un recorte tan drástico. Los exportadores españoles comprenden que para superar su bache actual México está obligado a reducir sus compras al exterior, pero no se explican que las importaciones totales del país disminuyan en un 25% mientras que las procedentes de España sufren un bajón que supera el 70%.

El 90% de las exportaciones españolas han recibido la consideración de no prioritarias. Esto significa que sus clientes no tendrán acceso a los dólares controlados que se cotizan a razón de 100 pesos. Quien quiera adquirir esos productos deberá comprar dólares en el mercado libre a 149 pesos, lo que equivale a un arancel suplementario del 50%. Parece lógico que una partida como la del vino español no sea considerada prioritaria en momentos de crisis, pero no hay razón para que la maquinaría española reciba peor trato que la de otros países.

Como contrapartida, la cuota de petróleo mexicano en el mercado español no sólo se ha mantenido, sino que subió un punto el pasado año, llegando así al 19% de los hidrocarburos comprados por España en el exterior. Todo esto explica que en las actuales circunstancias sea España el país del mundo que tiene una balanza comercial más desfavorable con Mexico.

Al margen de la política global de importaciones, otro contencioso con el ministerio mexicano de Comercio enturbia las relaciones mutuas. Se trata del reconocimiento de la deuda comercial contraída con España. Una parte de esa deuda está asegurada en origen y no presenta problemas. Supone un total de 56.000 millones de pesetas que la contraparte mexicana está dispuesta a pagar.

Un paquete no asegurado

Un segundo paquete no asegurado, por un importe aproximado de 400 millones de dólares, ha sido suficientemente documentado por España, pero la secretaría mexicana de Comercio se niega a inscribir en su registro más de 90 millones. El plazo oficial para esta inscripcíón finaliza el próximo lunes. Una vez más las operaciones que no se hayan incluido en este registro deberán saldarse mediante divisas del mercado libre, lo que puede provocar numerosos impagos.La solidaridad que en estos días demanda el ministro mexicano de Hacienda en Madrid debería traducirse también en algún gesto por parte de su colega de Comercio. Pareciera que en los últimos años la buena voluntad fuera unidireccional. México subió su petróleo en 1981, cuando estaba a la baja en todo el mundo, y España mantuvo sus cuotas. Pidió inversiones directas de capital y España es ya el quinto país coinversor. Han pedido a los editores que editen sus libros aquí y ya se está haciendo en una parte importante. Han pedido a los bancos españoles que renueven sus créditos y éstos han atendido su petición, pese al alto riesgo que corre una cartera que se eleva ya a 1.350 millones de dólares.

España tiene también su propia crisis como para renunciar a que por parte mexicana haya alguna contrapartida en el capítulo comercial y aquí es donde deben empezar a medirse esas "relaciones especiales" de las que tanto hablan los políticos de los dos países.

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