Moderadas críticas de los empresarios a los objetivos económicos del Gobierno en el segundo encuentro de APD
Antes y después del almuerzo con el presidente del Gobierno, cuando Felipe González alcanzó un ambiente de simpatía, el Ejecutivo socialista recibió numerosas críticas a sus objetivos económicos, en la segunda y última jornada del encuentro con empresarios organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD). Mientras el representante de la banca pintó un panorama sombrío y llegó a vaticinar que el paro aumentará este año en 825.000 personas, el presidente de la CEOE no quiso unirse abiertamente a quienes no respetan el plazo de confianza -cien días- concedido al nuevo Gobierno. Las sesiones fueron clausuradas poco antes de las nueve de la noche por el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, quien dijo que los juicios sólidos deben hacerse al final de la legislatura, no a los cincuenta ni a los cien días.
Las críticas de Rafael Termes, presidente de la patronal bancaria, estuvieron exentas de contenido ideológico, para centrarse en considerar muy optimisma o inalcanzables los objetivos del Gobierno para 1983. El sustrato de su intervención, la de mayor interés para los asistentes entre las once ponencias empresariales escuchadas ayer, fue que la economía está mal y no va a mejorar, luego la banca ha empezado a ir mal y no podrá bajar en 1983 los tipos de interés, ni en el mejor de los casos (manteniendo sus resultados de 1982).Al seguir este razonamiento, los asistentes prorrumpieron en varias tandas de carcajadas y rumores. Pero algunos quedaron, impresionados por el panorama para 1983: crecimiento económico del 0,5% al 1% (el Gobierno acaba de rebajar su primera estimación del 2,5% al 2%), déficit de 1,4 billones de pesetas en las Administraciones públicas (Boyer ha anunciado 1,35 billones), paro que alcanzará al terminar el año los 2,6 millones de personas (pasaría del 17% al 20%. de la población activa, pues la patronal bancaria cree que habrá terminado 1982 con 2.275.000), inflación superior al 14,5% (el Ejecutivo prevé un 12%), consiguiente pérdida de la competitividad y las exportaciones frente a otros países industriales, tipos de interés que, por lo menos, se mantendrán a consecuencia de luna política monetaria restrictiva, y pérdida de reservas exteriores entre mil y 2.000 millones de dólares, con un déficit por cuenta corriente difícilmente inferior a los 5.000 millones de dólares.
Termes se jactó de haber acertado en años anteriores, cuando la Asociación Española de Banca Privada fue acusada de catastrofista. Recordó, al respecto, que su estimación inicial de déficit público para el año pasado coincide con la que acaba de publicar el Gobierno (1,2 billones de pesetas), si bien afirmó que su atribución a la herencia recibida es "una operación escaparate" si se recuerda el papel que jugó el PSOE desde la oposición.
"El año 1982 no ha sido, así, favorable para la banca", agregó Termes, levantando carcajadas y murmullos entre los asistentes. Añadió que los grandes del sector, "lo mejorcito de la banca", han elevado sus beneficios después de impuestos sólo el 9,24%. La rentabilidad de los activos medios totales que han crecido en 22%, ha bajado del 0,85% al 0,76% y se podrá destinar a dividendo el 54% del beneficio, lo que representa el 7,8%, de los capitales y reservas. "Vuestras risas pueden responder a mi perpejlidad", dijo, "si se tiene en cuenta que la cotización media en Bolsa de las acciones bancarias está al 85% de su valor contable".
La intervención del presidente de la CEOE, Carlos Ferrer, fue más breve, menos crítica y dominada por la mayor preocupación del día: los costes salariales en 1983. Antes de exponer para ello la teoría de las tres facturas a cargo de los empresarios (salarios, reducción de jornada y cotizaciones), indicó que el objetivo socialista de crear empleo se emplaza a 1984, "por ahora".
Al mostrarse de acuerdo en los objetivos de aumentar inversiones y exportaciones, Ferrer matizó que lo difícil es "poner el cascabel al gato", y que hace falta un planteamiento coherente de medios y estrategias.
Situación de los sectores
Las otras ponencias estuvieron dedicadas a exponer la situación de cada uno de los sectores económicos. Como denominador común se mantuvo la idea de que el año pasado fue, en términos generales, algo mejor que los anteriores, pero no hay perspectivas de importantes avances hasta corregir grandes desequilibrios, lo que en buena medida dependerá de la actuación del Gobierno. En síntesis, los empresarios dijeron:
- Enrique Moya (presidente del Instituto Nacional de Industria): Preocupan las presiones, que sin duda se van a incrementar, para traspasar al INI algunos de los fiascos que todos conocemos, pero ello compete al Gobierno y al Parlamento.
- Félix Arévalo, (sector turismo): Tras el aumento en los visitantes durante 1982, situado entre el 4,7% al 8%, según si se cuentan o no los meros tránsitos, es necesario replantear seriamente la oferta turística, pues las perspectivas permiten un optimismo moderado.
- Carlos Pérez de Bricio (siderurgia): 1982 ha sido un poquito peor que 1981, ya grave. Las causas radican en la crisis mundial y no hay soluciones a corto plazo. Debe actuarse en dos ámbitos: ajustar el mercado interior a las nuevas circunstancias y profundizar y extender la restructuración a todo el sector.
- José María Figueras (comercio): Para el comercio interior se necesita programación, reducción de costes y fomento de la integración.
- José Luis Díaz Fernández (sector químico): La producción aumentó en 1982 el 1,5%, las inversiones han sido inferiores y disminuirán otra vez este año. Los resultados, iguales o peores que en 1981.
- Juan Ignacio Trillo (bienes de equipo): La producción se ha mantenido al exportar un 55%, pero han crecido mucho los gastos financieros y la contratación presagia un 1983 malo y un 1984 crítico.
- Manuel Gómez de Pablos (sector eléctrico): Las eléctricas españolas son tan eficaces como las de otros países. Es urgente un concierto entre la Administración y el sector para definir la intervención pública, lo nuclear y el área financiera.
La intervención de Miguel Boyer se centró en responder a una serie de preguntas. Defendió la "lógica inexorable" de las medidas adoptadas, anunció un plan económico a cuatro años que tratará de demostrar que hay salidas a la crisis y prometió estudiar con extraordinario cuidado la regulación de delitos económicos que incluirá el Código Penal.
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