La vuelta del cometa Halley en 1986 no tendrá carácter espectacular
La aparición del cometa Halley, prevista para el año 1986, no tendrá carácter espectacular, ni probablemente dará lugar a tan numerosas especulaciones sobre el fin de¡ mundo como sucedió en su anterior retorno, en 1910. El cometa fue avistado por primera vez en su nuevo viaje de vuelta el 16 de octubre de 1982 por astrónomos del observatorio norteamericano de Monte Palomar.
En realidad lo único que los astrónomos han visto, que basta para confirmar la vuelta del cometa, es una serie de puntos, reconstituidos gracias al tratamiento informático de las fotografías tornadas por los observatorios. Con estos datos han podido calcular que el cometa alcanzará el. perihelio de su órbita (el punto más próximo al Sol), el 9 de febrero de 1986.Sin embargo, su aparición en el cielo terrestre no será nada espectacular, ni admite comparación con el fenómeno de hace 73 años, según ha precisado Charles Fehrenbach, director del observatorio francés de la Alta Provenza, ante la Academia Francesa de Ciencias, informa France Presse. Fehrenbach ha recordado que la Tierra se encontrará entonces al otro lado del Sol, respecto al que ocupará el cometa, y a la enorme distancia de 1,6 unidades astronómicas (2.240.000 kilómetros) de él. El cometa aparecerá corno una estrella de cuarta magnitud, es decir, de un brillo inferior al de la estrella polar, semejante a una de las estrellas de la Osa Mayor, por ejemplo. Por tanto no se podrá observar a simple vista ni la cola majestuosa ni la nube de polvo que se extiende a lo largo de millones de
kilómetros. El cometa, ha indicado Fehrenbach en su comunicación, será en principio una estrella nocturna en febrero de 1986, dificil de observar por ser de quinta magnitud. Tras unos días desparecerá del cielo nocturno para reaparecer el 5 de marzo como estrella diurna, y se observará mejor entre el 15 y el 30 de marzo, pero será todavía necesario en esa fecha utilizar prismáticos. Desaparecerá de nuevo el 5 de abril para volver a ser estrella nocturna alrededor del 18 de abril de 1986.
En los confines galácticos
El cometa Halley es el primero cuya periodicidad fue reconocida, cuando en 1704 el astrónomo inglés Halley predijo su vuelta, haciendo la suposición de que varios cometas de los que se tenía referencias históricas eran en realidad uno sólo. Se pueden localizar treinta retornos del astro en las antiguas crónicas, especialmente las chinas e incluso observaciones astronómicas que datan de hace 4.600 años se refieren probablemente a este cometa. El cálculo de las variaciones de órbita ha permitido verificar la hipótesis, generalmente admitida, de que los cometas proceden de una reserva situada a una distancia muy grande, en los confines de nuestro sistema galáctico. Esta reserva contendría unos mil núcleos de cometas. De vez en cuando las perturbaciones debidas a las fuerzas de atracción estelar atraerían uno de ellos hacia el sistema solar.
La observación de cerca del cometa Halley se considera de tanta importancia que varios países están preparando expediciones no tripuladas, consistentes en el envío de sondas interplanetarias cargadas de instrumentos, lo que constituirá la primera experiencia de este tipo.
Los soviéticos preparan la operación Vega, en la cual participa también Francia. Consistirá en el envío de dos sondas que, tras haberse acercado a Venus, pasarán a una distancia que puede variar entre los 10.000 y 3.000 kilómetros del núcleo del cometa. La Agencia Espacial Europea (ESA) prevé, con la expedición Giotto, un acercamiento a sólo 500 kilómetros de distancia.
Por fin, los japonenes lanzarán el satélite Planet, que deberá aproximarse a 100.000 kilómetros del núcleo. Estados Unidos fue el primer país en proyectar una expedición de este tipo, pero la han desechado recientemente por cuestiones de financiación, aunque tratarán de adelantarse a todo el mundo haciendo que uno de sus satélites se acerque al cometa Giacobini-Zinner, que se hará visible seis meses antes que el Halley.
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