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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Pólvora y artificios

Frente a la melodramática versión que de la vida M periodista John Reed dio Warren Beatty en su película Rojos, el cine soviético propone ahora su particular punto de vista, de la mano de uno de sus directores más prestigiados, Serguei Bondarchuck, autor, entre otras, de las cuatro partes espectaculares en que dividió su Guerra y paz. En lugar de insistir, como Warren Beatty, sobre la toma de conciencia del periodista en la Unión Soviética, adonde acudió como corresponsal de Prensa poco después de la revolución, y sobre la que escribió su famoso libro Diez días que conmovieron al mundo, Bondarchuck ha elegido otro momento de su vida: el que dedicó a la revolución mexicana, junto al general Pancho Villa, tema que ya había sido tratado en el cine bajo la dirección del e¡ neasta mexicano, aunque de pa dre francés, Paul Leduc. Aquella película, México insurgente (título del libro que escribió John Reed), es, hasta el momento, la más precisa de cuantas ha motivado la apasionante vida del periodista.

Campanas rojas

Director: Seiguet Bondarchuck. Guión: Ricardo Garibay, Serguei Bondarchuck, Carlos Ortíz Tejada, Valentin Yesof. Fotografía: Vadún loussoy. Música: Joaquín Gutiérrez Heras. Intérpretes. Franco Nero, Ursula Andress, Jorge Luke, Blanca Guerra, Heraclio Zepeda, Jorge Reynoso. Soviética-mexicano-ilaliana, 1982. Histórica.Local de estreno. Albéniz.

Porque parece claro que Bondarchuck no ha triunfado en su enfrentamiento al cine norteamericano, aunque habiendo producido aquél una película tan discutible como Rojos. La técnica narrativa que ha elegido sitúa a John Reed indistintamente en el frente mexicano o en su anterior y posterior estancia en Europa o Estados Unidos, junto a un inútil personaje, el de una adinerada y elegante dama con quien comparte algunas discusiones y con quien, naturalmente, mantiene una tópica historia de amor que cualquier filme de espectáculo parece reclamar.

Dispersión

En esa disyuntiva dramática, Campanas rojas pierde su posible emoción. Se entrecortan las situaciones de forma imprevista y hasta innecesaria. El espectador no se familiariza así con los por sonajes, no puedo superar la dispersión del propio filme. Quizá tal técnica narrativa le haya servido a Bondarchuck para aportar más datos sobre la vida de su biografiado, pero son tan inconsistentes estos apuntes que, en lugar de ampliar la información, acaban reduciendo el interés. A ello colaboran, por su parte, los actores principales, Franco Nero y Ursula Andress, cuya calidad profesional no responde a las exigencias de los personajes que interpretan, aunque hayan aportado para lograrlo su mejor disposición de ánimo y experiencia. La película es un canto a la libertad. Las secuencias finales así lo muestran claramente cuando los soldados mexicanos mueitos en el campo de batalla resucitan en su totalidad, alzándose simbólicamente en su defensa de la revolución constante. Una estampa obvia que sintetiza la escasa imaginación de Bondarchcuk, aunque precise la calidad de sus buenas intenciones.Fueron sin duda éstas las que motivaron al jurado del último festival de Karlovy Vary (Checoeslovaquia), donde Campanas rojas obtuvo el primer premio. En el mismo certamen se presentó la última película de Juan Antonio Bardem, La advertencia, cuya reciente exhibición en el festival de Sevilla mostró que se trataba de una muy correcta y sólida visión de la vida-de Georgi Dimitrov, donde la creatividad del autor se supeditaba a la realidad de los hechos.

Como se ve, las grandes producciones de los países del Este se inclinan ahora hacia la narración biográfica. Como reflejo de esa tendencia, Campanas rojas es una aportación interesante.

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