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Reticencias para ampliar el mandato de la comisión italiana que investiga la P-2

Juan Arias

La comisión parlamentária italiana que investiga el escándalo de la Logia masánica de Licio Gelli, Propaganda Dos (P-2) termina oficialmente su mandato el 8 de marzo próximo y existen reticencias para hacerlo, después de que la comisión hubiese recibido material procedente de los antiguos servicios secretos, que debería haber sido destruido y que acabó en manos de Gelli, el cual lo utilizó para chantajear a la clase política.

Pero, puesto que muchos nudos han quedado aún sin desatar, sobre todo en lo que se refiere a la muerte de Roberto Calvi y a la quiebra del Banco Ambrosiano, que presidía Calvi, la comisión quiere pedir al Parlamento una prórroga para sus trabajos. Sería la segunda. La primera le fue concedida ya hace seis meses.

Pero ha estallado la polémica. Sólo los comunistas y radicales quieren que los trabajos continúen. Los demás partidos, que, en mayor o menor medida, cuentan en sus filas con personalidades implicadas en este escándalo, se muestran reticentes, sobre todo desde que ha sido anunciado públicamente que ha llegado a la comisión un nuevo y comprometedor material de investigación.

Informes comprometedores

Se trata de una parte del archivo secreto de Licio Gelli, secuestrado por el contraespionaje italiano al venerable maestro de la P-2 en su chalé de Uruguay. Es un paquete de informes sobre la vida privada de personalidades de relieve del mundo político, financiero, judicial, militar, hechos por los antiguos servicios secretos que estuvieron implicados con tramas terroristas de extrema derecha.Oficialmente, en dichos informes se habla de 33.000 personas fichadas, y tenían que haber sido quemados. Así lo aseguró el entonces presidente del Gobierno, Giulio Andreotti. Pero más tarde se supo que una copia de dichos informes había ido a caer en manos de Gelli y que había sido aquel material su principal arma de chantaje para aumentar su poder.

Ahora el presidente del Gobierno, Fanfani, ha autorizado a la presidenta de la comisión sobre la P-2, Tina Anselmi, para que entregue dicho material a los miembros de la comisión. Y las protestas han llegado ya al Parlamento. Se afirma que dicho material es secreto, que tiene que quemarse y que no debe ser consultado ni por la comisión del Parlamento.

Es una demostración más de cómo en este país se usa en seguida el arma del secreto para paralizar una investigación que escuece.

La presidente de la comisión, la única mujer que en Italia ha sido ministro, y dos veces, está luchando para que la comisión pueda continuar sus trabajos. Pero no será una tarea fácil. Como máximo, se dice, se le concederá un par de meses para dar tiempo a que redacte el documento final. Es como si se le dijese a la comisión: con lo que habéis descubierto es ya suficiente. Sólo que hasta ahora la comisión, como en tantos otros escándalos de la vida pública de este país, no ha conseguido saber quién está de verdad detrás de Licio Gelli y de su misteriosa Logia P-2. Como en el caso Moro. Como en tantos otros misterios de la vida política de Italia.

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