El nuevo peso argentino tendrá un valor 10.000 veces inferior a la moneda actual
El nuevo peso argentino será el resultado de la eliminación de cuatro ceros en el valor nominal del actual peso -ley 18.188-, al que ya se le habían quitado dos ceros hace unos años, por lo que, en síntesis, es la supresión de seis ceros al original peso moneda nacional, unidad monetaria de la República Argentina.La medida tiene por objeto reducir las espectaculares operaciones de cambio actuales a valores más manejables. Es posible entonces que, a partir de su puesta en circulación, estimada para el mes de marzo, los argentinos dejen de considerar tan livianamente como hasta ahora la cantidad de millones o de palos, como se los llama en la voz lunfarda, con que se movían hasta ahora.
Así, por ejemplo, un periódico que costaba 1.200.000 pesos o un palo doscientos en lenguaje popular, pasará a costar sólo un peso con veinte centavos.
Sin embargo, la experiencia anterior indica que a pesar de los intentos reformistas, las nuevas denominaciones no llegan a ganar la calle. El término palo resuelve de forma más cómoda las siempre complicadas operaciones matemáticas que se realizan en el intercambio cotidiano.
La primera supresión de dos ceros, realizada por ley 18.188 de 1968, nunca fue asimilada y desde aquella primera reforma han pasado ya catorce años.
45 salarios para pagar la deuda
Aunque hay a mano explicaciones políticas y económicas, la realidad argentina no resulta fácilmente comprensible para el hombre común y menos aún para aquel que hace poco más de treinta años vivió los tiempos de prosperidad en los que el dólar llegó a cotizarse a sólo dos pesos legítimos con treinta centavos.
Hoy, teniendo en cuenta que la deuda externa de Argentina asciende, según el cálculo oficial, a casi 43.000 millones de dólares, a cada trabajador le corresponden 4.000, lo que traducido a pesos argentinos y de acuerdo a la cotización en el mercado paralelo, que oscila en siete millones de pesos por un dólar, indica que cada argentino activo debe al exterior 28.000 millones de pesos.
'Boutiques' de lujo
Esos 28.000 millones de pesos son casi 45 salarios mínimos y, suponiendo que cada trabajador argentino pudiese generar divisas, tardaría un período de tres años y nueve meses en cubrir su parte de la deuda.
Cálculos que se hacen también bajo el supuesto de que toda la población está económicamente activa, presunción que no es tal porque, aunque las estimaciones oficiales cifran la desocupación en 600.000 parados, las centrales sindicales acaban de hacer público un estudio que revela que el nivel real asciende a casi dos millones de trabajadores desocupados o subocupados.
Mientras los puestos de venta de la tradicional carne argentina parecen solitarias boutiques de lujo en los rumorosos mercados, donde el kilo se ofrece a un promedio de diez millones de pesos viejos, miles de turistas de países limítrofes y hasta europeos o norteamericanos invaden Buenos Aires y los principales centros de veraneo del país, convencidos por las agencias, que nunca antes habían tenido en cuenta esta escala en sus habituales excursiones.
La diferencia en el cambio de moneda les permite prolongar su viaje hasta el sur del continente por un mínimo costo adicional.
Vivir con la inflación más alta del mundo
Un español gastaría veinte pesetas en un desayuno completo mientras hojea el periódico y decide el programa del día. El almuerzo en uno de los restaurantes más elegantes de Buenos Aires, incluyendo el espectacular y sabroso bife de chorizo en uno de los platos y acompañado por uno de los buenos vinos de la zona de San Juan o Mendoza podría costarle entre quinientas y seiscientas pesetas, sin preocuparse por el cambio, detalle que el camarero apreciará con efusivos y agradecidos saludos.
En tanto, asistirá como observador a uno de los fenómenos más extraordinarios de la vida cotidiana y que debería ser incluido, sin duda, en los atractivos folletos que se editan para concitar la atención de los potenciales visitantes. El sugestivo título sería: "Compruebe en persona cómo se vive en el país que tiene el índice de inflación más alto del mundo".
La tasa, que según la versión del Gobierno alcanzó el 209,7% para 1982 y que economistas de los distintos partidos políticos calculan superior al 300%, indica un reajuste en los precios que alcanza casi al 1% diario.
En la Argentina de hoy todo se regula con la indexación. Los contratos de alquiler de los apartamentos se suscriben con una claúsula según la cual el monto mensual fijado en. principio se aumenta cada tres meses, es decir que se reajusta de acuerdo al promedio inflacionario registrado en ese período.
Así, por ejemplo, por un pequeño piso, con un solo dormitorio, no amueblado, que cuesta entre 250 y 300 millones al mes, de acuerdo a la ubicación en Buenos Aires, pueden llegar a pagarse 500 millones, a menos de un año de haber ocupado la vivienda.
Mínimos presupuestos
Los mínimos presupuestos familiares no pueden preverse más que de un día para el otro; cuando no es el periódico es el café; si no, el transporte o las cuentas de los servicios públicos, que también se reajustan automáticamente y sin preaviso, igual que los combustibles y los alimentos.
El manejo incontrolado de los millones de pesos provoca situaciones insólitas porque, hasta el pasaje mínimo del autobús, que cuesta 650.000 pesos, implica a veces cambios tan grandes de billetes que los fajos no pueden acomodarse ni siquiera en las voluminosas carteras de moda entre las señoras.
Aunque circula también un billete cuyo valor nominal es de cien millones de pesos, los pagos de salarios obligan a reemplazar el tradicional sobre por gruesos paquetes cargados de billetes que en dinero español no son más que 10.000 pesetas, tal es el monto del sueldo promedio en la Argentina de hoy.
Una encuesta de la empresa Gallup realizada sobre las expectativas populares para el nuevo año, señala que el 34% espera que sea un poco mejor que el pasado, un 20% no aprecia motivos para grandes cambios y el 36% estima que será peor todavía.
Pero el dato más revelador de la consulta citada indica que el 74% de la población encuestada calcula que los conflictos sociales y las huelgas se incrementarán a lo largo del presente año.
Las perspectivas de la salida democrática
Uno de los economistas que más ha publicado sobre el tema en los últimos tiempos, el doctor Aldo Ferrer, trazó un panorama igualmente sombrío. "Cabe esperar una presión cada vez más fuerte de los sectores de¡ trabajo y la producción y un rechazo cada vez más vigoroso de las políticas monetaristas, por eso lo más probable es que la actual conducción económica no pueda sostener sus objetivos de restricción de la oferta monetaria y de contracción de la demanda interna".
"En verdad, este régimen ni siquiera puede ejecutar ya una política ortodoxa, no puede ejecutar ninguna política", prosigue. "En el campo de la deuda externa se conseguirán refinanciar los vencimientos de corto plazo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y los banqueros han llegado a la conclusión de que debe refinanciarse la deuda de los países en vías de desarrollo, incluyendo los intereses, para evitar su cesasión de pagos y el colapso de la banca internacional".
La salida democrática, prevista por el Gobierno militar para el último trimestre de este año, es para el doctor Ferrer también la única salida económica.
"El próximo Gobierno constitucional heredará una situación tan mala como la actual y quizá peor, pero será depositario al mismo tiempo de una nueva esperanza y de una nueva posibilidad histórica", señala.
"Si se afirma sobre la base de la unión nacional y tiene éxito en su convocatoria a todos los sectores vitales de la sociedad argentina, el país podrá superar la crisis. Pese a todo, Argentina sigue contando con inmensas riquezas, recursos humanos valiosos, un capital tecnológico apreciable y un importante mercado interno", añade Aldo Ferrer. "Por otra parte, el marco internacional será receptivo para una Argentina democrática que rescate los valores esenciales de su cultura y el respeto a la dignidad humana".
El tango, un refugio para la crisis
Mientras tanto, en la calle, el renovado fenómeno de la música como expresión popular interpreta a su manera la crisis más profunda y más grave de Argentina en toda su historia.
Las personas amantes del tango, memoriosas de pródigas épocas pasadas, se refugian en el sentencioso cambalache, que dice: "Dale, no más, dale que va, que allá en el horno nos vamos a encontrar".
En cambio, una nueva generación, que comprende a casi cinco millones de jóvenes que ejercerán su derecho al voto por primera vez, insiste en corear en festivales multitudinarios, el tema rock más popular de estos días, que se llama Inconsciente colectivo, y dice en el final: "Ayer soñé con los hambrientos, los locos, los que se fueron, los que están en prisión. Hoy desperté, cantando esta canción, que ya fue escrita hace tiempo atrás, y es necesario cantar, de nuevo, una vez más".
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