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Reportaje:1982, año negro de la economía de la RFA / y 2

Las perspectivas para este año apuntan un crecimiento cero

Para 1983, las perspectivas de la economía de la República Federal de Alemania son de crecimiento cero, el mayor número de parados de la historia del país y aumentos salariales que no conseguirán igualar la tasa de inflación. Puntualmente, como cada mes, se publicaron ayer en Bonn las nuevas cifras de parados, que a finales de diciembre se incrementaron en 185.188 hasta un total de 2.223.352, que representan un 9,1% de la población activa. Esto, a pesar de un invierno excepcionalmente suave, con efectos favorables sobre la industria de la construcción.

Las nuevas cifras de paro permiten anticipar que, avanzado el invierno, llegarán a batir todas las marcas de la historia de la RFA y se superarán las cifras de la crisis de la posguerra y los años cincuenta.Para 1983 se espera una media de parados de 2.300.000, por encima del 9%. Los pronósticos para el año nuevo anticipan un descenso de la inflación hasta un 3,5%. El crecimiento de la economía de la RFA será un año más nulo. El nuevo Gobierno de Bonn, la coalición de democristianos y liberales, llegó al poder bajo el eslogan del cambio y dio a entender que iba a producirse un giro en la situación. Cuando se aproximan los cien días de estancia en el Ejecutivo, el Gobierno tiene que luchar contra la imagen de que "aquí no ha cambiado nada" y las cosas siguen en el campo económico igual o peor.

El ministro de Trabajo, el democristiano Norbert Bluem, que procede del ala social del partido, se mueve como un elefante en una cacharrería, y comenzó con la propuesta de una pausa salarial que irritó a los sindicatos y ahora acusa a los empresarios poco menos que de practicar una huelga de inversiones.

La incertidumbre sobre el futuro político del país, pendiente de las elecciones federales el próximo 6 de marzo, no crea un clima favorable a la inversión. En el modelo económico aplicado por el nuevo Gobierno ocupa un lugar central el fomento de la construcción, como factor de reactivación económica, y también dar vía libre a la nueva tecnología electrónica, con la extensión de la comunicación por cable, que abriría las puertas a los nuevos canales de televisión.

Hasta ahora, estas nuevas perspectivas económicas no han tenido el más mínimo reflejo en las cifras de paro, a pesar del descenso considerable de los intereses.

Cuatro condiciones contra la crisis

El semanario Der Spiegel mencionaba recientemente cuatro condiciones indispensables para que en 1983 se consiga mantener el mismo producto nacional que el año pasado, es decir, un crecimiento cero:

1. Un descenso mayor de los intereses.

2. Reacción positiva de los empresarios a las medidas de fomento de la inversión.

3. Aumento de la exportación, gracias a una mejoría de la coyuntura mundial.

4. Incremento del consumo privado, lo que supondría que los consumidores echen mano de sus ahorros, porque en 1983 habrá un descenso real de los ingresos debido a las previsibles escasas alzas salariales y el aumento de los descuentos por Seguridad Social.

Resulta difícil que se den estas circunstancias, pero lo más grave es que, con ellas, sólo se aspira a que las cosas no vayan peor que el año anterior.

Hay elementos que permiten ver una línea de claridad en el oscuro panorama económico de la RFA: la recuperación de la balanza de pagos, la baja tasa de inflación y la perspectiva de que el dólar seguirá su descenso respecto al marco. En los primeros once meses del año pasado, la balanza de pagos registró un superávit de 1.650 millones de marcos (casi 87.500 millones de pesetas) frente a un déficit de 1.390 millones de marcos (73.500 millones de pesetas) en 1981.

Este superávit de la balanza de pagos, junto con la baja tasa de inflación previsible para este año, por debajo del 4%, más la tendencia descendente del dólar, que ahora se mueve alrededor de 2,35 marcos y se espera se sitúe en torno a 2,20 marcos, permitirán al Banco Federal mantener los intereses bajos y crear las condiciones necesarias para obtener dinero barato para la inversión. El Banco Federal se defendió de las acusaciones de practicar una política deflacionista con el argumento de que tenía que defender la paridad del marco frente al dólar y mantener los intereses elevados para evitar una huida mayor de los capitales hacia las inversiones en moneda norteamericana. La gravedad de esta situación la ilustra un ejemplo que contó el presidente del Estado federal de Hesse a un grupo de periodistas el pasado septiembre. El socialdemócrata Holger Boerner explicó que la empresa DaimIer Benz, la productora de los Mercedes, conseguía más beneficios con sus capitales invertidos en dólares que de la venta de automóviles.

Una nueva hora cero

La crisis económica de la RFA ha creado un clima de miedo y de psicosis general, que ha hecho que algunos se planteen seriamente la cuestión de ¿a dónde va la RFA? La revista Stern de esta semana analiza esta situación y llega a la conclusión de que el país se encuentra de nuevo ante la hora cero, el punto de partida de la RFA después de la guerra, cuando el país estaba arrasado por las bombas.

"De repente, el gigante económico resultó ser un hombre enfermo" y "en este país, del que en el pasado partieron los impulsos más fuertes del progreso técnico, apenas se construyen nuevas cámaras de fotos y nuevos barcos y parece próximo el día en que ya no se fundirá una tonelada de acero más", "una era ha terminado, ha desaparecido la aureola que convertía la República Federal en un hogar de abundancia y estabilidad". El articulista concluye con el deseo de que "ojalá esta vez consigamos salvar la situación sin perder la cabeza. La prueba difícil todavía no ha llegado. La República Federal está ante su segunda hora cero".

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