Allendesalazar: "La condición de damnificado no puede ser nunca perenne"
J. M., El capitán general de la III Región Militar, Rafael Allendesalazar, que tomó posesión de esta capitanía el 18 de enero de 1982, ha tenido que coordinar, por razón de su empleo, la actuación del Ejército en las tareas de reconstrucción de los pueblos de la ribera del río Júcar. "La condición de damnificado no debe ser perenne", manifestó tras anunciar que ha llegado el momento de que el Ejército dé por terminada su intervención. Allendesalazar ha insistido en sus declaraciones en la falta de colaboración ciudadana.
"Mire, a estas alturas, aunque algunas personas quisieran que nosotros estuviéramos aquí", afirmó a EL PAIS con motivo de la última jornada del Ejército en Benegida y Gabarda, "creo sinceramente que es necesario que nos marchemos, que sean ellos mismos los que empiecen a romper la inercia de estos dos meses y resolver el problema trabajando. Esta gente es muy trabajadora. Si se les da de comer, mejor que mejor, pero creo sinceramente que ya es el momento oportuno de nuestra retirada".Esta decisión de concluir la ayuda a los damnificados refleja la opinión implícita de que éstos deben pasar a ser de nuevo agricultores o trabajadores que viven de su trabajo y de ayudas indirectas para rehacer su patrimonio. "En esto estoy totalmente de acuerdo con el ministro de Agricultura. Cuando vino aquí dijo que la condición de damnificado no pueder ser perenne. Esas palabras las hubiera dicho yo en aquel momento, y las repito ahora".
Durante las semanas de trabajo más intenso efectuado para devolver a las poblaciones su antiguo rostro, el capitán general de la III Región,Militar señaló la falta de colaboración ciudadana en la limpieza de las calles. Esta opinión sorprendió a algunos. Cuando se cumplen 72 días de la riada no duda en repetir esta manifestación porque estima que se ajusta a la realidad de los hechos. "Tengo que decir a este respecto, y lo sigo diciendo, que en ciertos sectores de la población no ha habido la suficiente colaboración. El pueblo llano sí ha colaborado. Pero el señor de Benegida que ha podido marcharse se ha ido y no ha vuelto. El que se ha quedado aquí es el que nos ha ayudado. Y eso es lo que no me parecía bien. En aquel momento en Alcira y en Carcagente había mucha gente que se había ido de estas dos ciudades y cuando había que limpiar la calle de barro les traía sin cuidado".
"El Ejército se retira de la ribera del Júcar, devastada por una riada, pero volvería a prestar su colaboración ante cualquiera otra desgracia de tal magnitud, porque la sociedad civil carece de medios para hacer frente a las grandes catástrofes", dijo también. "Creo sinceramente que en las grandes tragedias no cabe un servicio de protección civil. El mantener los medios que se necesitan para estas situaciones es carísimo. Esta es la realidad. Necesita contar con un personal instruido. Para una desgracia pequeña la protección civil, la Guardia Civil, la Cruz Roja pueden resolver las cosas y echar mano del Ejército. Pero en una tragedia de gran envergadura el único que está preparado y tiene organización suficiente es el Ejército".
La Capitanía de la III Región Militar recibió órdenes antes de concluir noviembre de cancelar el servicio de comedores que mantenía en Benegida y Gabarda. Allendesalazar estimó, sin embargo, que su ayuda era todavía necesaría y convericio a sus superiores para que cambiaran de criterio. "Desde el punto de vista técnico militar, la ayuda nuestra en aquella fecha se había acabado. El período de emergencia se había acabado. Ahora bien, todavía había un período de acoplamiento. Pedí que siguiéramos porque creí que era mejor. Me lo aceptaron, me dieron la razón. Y la realidad lo ha demostrado. Yo llamé a, los alcaldes y les dije que el 30 de noviembre se acaba, pero que íbamos a seguir porque lo creía oportuno. Llamé al jefe de Estado Mayor y me dijo que estaba de acuerdo".
