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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

A mis señorías socialistas

El editorial de EL PAIS titulado Arriba y abajo, del martes 21, y el artículo de Carlos Díaz El sueldo de los diputados aparecido el mismo día expresan rotundamente un estado de opinión generalizado acerca de la retribución de los cargos públicos, políticos y tecnocráticos: evitar que el ejercicio de la función pública se convierta en un negocio.Por ello quiero dirigirme abiertamente a mis señorías socialistas con el ánimo de hacer algunas reflexiones conjuntas, no desde mi perspectiva de militante socialista de base, sino desde la objetividad que me presta el ser ciudadano trabajador, gente corriente.

Es muy cierto que la condición de diputado exige una retribución suficientemente alta para que haga digno el ejercicio del cargo en el plano sociopolítico. Naturalmente que el asunto no debe enfocarse desde una óptica tacaña o moralista, pero tampoco están los tiempos para doblarse los sueldos, compañeros diputados.

Es evidente que algunos compañeros salen perdiendo económicamente al acceder a sus cargos actuales.

A estos compañeros yo quisiera decirles, simplemente, que si no quieren perder dinero no se cambien de trabajo, que se queden donde estaban, que no es moco de pavo en los tiempos terribles de esta depresión económica (con los famosos y reales dos millones sangrantes, de parados) ganar más en la empresa privada.

Obviamente, aquellos diputados que aplaudieron a Barrionuevo (se preguntará el compañero Pepe: qué habré hecho yo mal para que me aplaudan éstos) también aplaudirán por lo bajinis la propuesta del compañero Gregorio Peces-Barba. No sólo porque nosotros, precisamente nosotros, vamos a doblarles el sueldo; también porque nosotros, precisamente nosotros, vamos también aganar el doble.

¡Qué gran coartada les estamos dando, compañeros diputados, para que nos echen en cara aquello de siempre, aquello de antes del cambio: que todos vamos a lo mismo, que todos vamos a chupar, que todos vamos a llenarnos los bolsillos!

Y es que el ser diputado socialista o, simplemente, el ser diputado demócrata de toda la vida conlleva dignidad y exige justicia, naturalmente que empezando por la propia casa, por la casa del pueblo (en expresión de Gregorio), que es nuestro Parlamento, compañeros y señorías. / militante de base del Partido Socialista Obrero Español.

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