Varsovia trata de contrarrestar el efecto negativo de la 'pista búlgara'
La Prensa de Polonia trata por todos los medios de contrarrestar los efectos devastadores que en la opinión pública polaca tienen las revelaciones sobre la pista búlgara en la investigación sobre el atentado al Papa del 13 de mayo del año pasado.
Después de semanas de silencio sobre el caso, la agencia Pap difundió ayer un comentario acusando a "parte de la Prensa italiana, sostenida por la propaganda norteamericana", de intentar desencadenar "una campaña antibúlgara sin precedentes, igualmente dirigida contra la Unión Soviética y los otros Estados socialistas".Según la agencia, el mes transcurrido desde la detención en Roma del empleado de la compañía Balkan Air Serguei Antonov "no ha sido suficiente" para permitir a las autoridades italianas presentar la menor prueba de "su presunta culpabilidad" en la tentativa de asesinato al Papa.
"La atmósfera en Italia comienza a parecerse a la histeria anticomunista de finales de los años cuarenta y principio de los cincuenta en Estados Unidos", dijo la agencia, para la que la intención de los autores de esta "provocación" es "envenenar la atmósfera en Europa y, quizá, perturbar el proceso de normalización en Polonia".
Es la primera vez que se establecen lazos por la propaganda polaca entre la pista búlgara y la situación interna en Polonia. El nexo existe realmente por el solo hecho de la sensibilidad de los polacos por todo lo que concierne a su Papa.
Para muchos polacos, la Rusia de los soviets no hace sino continuar la política de la Rusia de los zares con respecto a Polonia, y fueron muchos los que, después de conocer la noticia del atentado, acusaron conjuntamente al KGB (policía política y espionaje soviético) de estar detrás de la acción.
La salida a la luz pública de la pista búlgara no hace sino aportar más datos a los partidarios de esta hipótesis, y las autoridades polacas comienzan a inquietarse, después que el 8 de noviembre pasado, fecha del anuncio de la visita papal a Polonia el 18 de junio de 1983, las negociaciones entre el episcopado y el Gobierno sobre las condiciones de tal viaje no han conseguido resultados aparentes.
Además, la fecha del 18 de junio sigue siendo hipotética. Los polacos señalan que en su carta al primado de Polonia, Jozef Glemp, que la leyó el sábado en la misa navideña de la catedral de San Juan, en Varsovia, el Papa escribió que seguía esperando que se le diera la oportunidad de volver en peregrinación a Polonia", es decir, aún no hay certeza sobre la fecha de la visita.
Tampoco pasa inadvertido que numerosos altos responsables polacos comenten en privado sus temores en cuanto a las posibles consecuencias de una segunda visita papal a su país natal.
Las autoridades no han olvidado que apenas un año después de la visita de Juan Pablo II a Polonia, en junio de 1979, este país fue sacudido por una profunda ola de huelgas, que llevaría al nacimiento de Solidaridad y al consiguiente proceso político.
El asunto de la pista búlgara, según analistas, tendría una influencia circunstancial en la continuación de las conversaciones entre la Iglesia y el Gobierno relativas a esta segunda visita del Papa.
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