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Reportaje:

El clero critica la actitud política del primado Glemp

La reunión duró tres horas, de las once de la mañana a las dos de la tarde, y comenzó con una intervención del primado, que habló durante una hora, para exponer su línea de actuación y su visión sobre la historia y la situación actual de Polonia. Glemp comenzó con una crítica a las sublevaciones polacas del siglo XIX y también a la rebelión de Varsovia contra los nazis en 1944, porque tuvieron consecuencias negativas para la nación.El primado se inclinó por una postura pragmática: "Estamos ante alguien más fuerte y tenemos que ceder, porque la lucha es sin esperanza". El primado argumen tó después que es preferible un Estado débil como el actual que ningún Estado, estableciendo así una referencia a la desaparición del Estado olaco durante más de un siglo, entre 1795 y 1918.

Glemp prosiguió con una analogía entre la situación actual polaca y la anterior a los levantamientos del siglo, XIX, sobre todo en 1863 y rechazó los calificativos de ocupación y soberanía limitada para describir la Polonia de hoy. Conspiración antipolaca

El arzobispo de Varsovia destacó luego la absoluta identidad de la Iglesia polaca con el Papa y pasó a hablar de tener una comprensión tranquila y profunda con el Estado, que, a pesar del socialismo verbal, continúa la línea de la política polaca. Glemp manifestó su temor a que Occidente utilice a Polonia, y habló de una conspiración antipolaca que tiene como objetivo debilitar el bloque comunista por medio de un levantamiento popular de Polonia contra la Unión Soviética. El primado dice que "los grandes de este mundo han estudiado nuestro carácter nacional y nuestra capacidad de sacrificio para sacar partido de ello".

Siguió después un análisis del período del sindicato independiente Solidaridad entre agosto de 1980 y diciembre de 1981. Glemp afirmó que es demasiado pronto para enjuiciar su papel histórico, y que si las condenas son excesivamente categóricas, también lo son las apologías.

Para Glemp, hay que saber aceptar las derrotas y tomarlas con esperanza. "El caudillo que ve cómo el rey se dispone a atacarlo con su ejército, piensa si debe luchar, o pedir la paz". Glemp insistió en que hay que saber sufrir las derrotas, porque queda el enorme potencial espiritual y el arranque nacional. representado por Solidaridad.

A continuación, Glemp analizó el papel de la Iglesia en la sociedad y dijo que no puede ser un instrumento en manos ajenas.

"Tenemos que defendernos de ello del mismo modo que nos defendemos del contacto con las autoridades". La Iglesia debe estar al margen de la política y no puede jugar el papel de un partido político" subrayó.

El primado destacó el papel de la Iglesia como ayuda del pueblo especialmente de los agricultores que no fueron organizados por Solidaridad, y dice que la Iglesia no puede ser una "neosolidaridad". Privilegios de la Iglesia

Glemp pasó a criticar los privilegios que tiene la Iglesia, y dijo que en ellos radica el peligro, y no en su pasividad ante Solidaridad "Construimos iglesias donde queremos, de alguna forma nos arreglamos para conseguir materiales y las avitoridades no meten la mano en nuestras finanzas. Construimos casas parroquiales y la gente ve con malos ojos los privilegios de la Iglesia".

Glemp agregó que "el partido sabe que se acusa al clero de vivir muy bien. Llama la atención la toleraricia de las autoridades ante algunas acciones del clero. No se meten con el clero porque quieren crear un estilo consumista de la vida del sacerdote. Muchos sacerdotes escogen ese camino fácil. Muchos tendríamos que darnos golpes de pecho porque podemos perder nuestra espiritualidad". Después, Glemp dijo que la Iglesia puede vivir con cualquier sistema político, y no es tarea de la Iglesia transformar los sistemas políticos. "Tenemos que estar con el hombre y dar testimonio en todas partes".

Glemp añadió que "se nos acusa de no criticar los abusos de las fuerzas del orden. Se exige que acusemos al Zomo (unidades especiales de la policía), pero esas gentes reciben una orden y la cumplen. En nuestras notas al Gobierno hemos protestado ampliamente". El primado expuso que el general Jaruzelski consideró "muy amarga" una nota de la Iglesia al Gobierno y le había anunciado que la respuesta gubernamental seríaumbién "amarga". Glemp explicó que él denunció públicamente los malos tratos en un centro de internamiento y las autoridades no reaccionaron. Luego el primado dijo que no se puede operar con generalidades y medias verdades, los casos concretos son difíciles de encontrar porque nadie quiere declarar. "¿Cuántos fueron golpeados? ¿ 1.000 o 2.000? No basta con protestar. Quieren que los declaremos héroes, pero ¿quién los lanzó a las calles? Les paramos nosotros como es debido. Antes de lo de noviembre no dije que no hay que protestar, sino que no veo los efectos de la protesta".

Luego Glemp afirmó que "se argumenta que esos jóvenes se nos van, pero ¿quién es culpable de que la mitad de los jóvenes no vaya a las clases de religión? Se quiere convertir a los jovenes en héroes. Los de la clandestinidad son fundamentalistas, la lucha por la lucha, sin un programa. No podemos implicarnos en las disputas actuales, sólo de hoy, y conseguir la aureola de héroes que pretenden algunos".

En este momento, las palabras de Glemp fueron interrumpidas por los murmullos en la sala. El primado continúo diciendo que "la gente lo que espera es un chantaje, y la Iglesia no está para responder a los deseos de la gente, porque no es un partido que ha sido elegido. Nosotros debemos actuar entre el pueblo como maestros".

Después Glemp expuso su postura sobre el boicoteo de la radico y televisión por los actores. El primado se pronunció, en un discurso muy criticado, por el final del boicoteo. Ante los sacerdotes reunidos en la curia, Glemp explicó que los actores buscaban el paraguas protector de la Iglesia. "Los actores no deben limitarse al ámbitode las iglesias, deben ir a las instituciones. Los ausentes no tienen razón, porque se pierde la cultura nacional. Yo sólo dije que había que dar un paso adelante, y no quiero que se interprete mi discurso como una forma de persuasión para colaborar con el régimen". Al terminar la intervención del primado, los sacerdotes acogieron en silencio sus palabras y pasaron después a plantear preguntas.

Críticas a Glemp

Los sacerdotes asistentes plantearon con gran dureza preguntas críticas y acusaciones contra el primado y su postura. El sacerdote Stasiak criticó el último comunicado del episcopado por ser ambiguo y poco comprensible, falto de un consuelo paternal para los actores. En los colegios, los maestros pierden autoridad y prestigio -señaló-, y para no perderlo del todo no se afilian a los nuevos sindicatos creados por el régimen.

Glemp replicó que la juventud está desmoralizada por las emociones políticas. "Si un niño, en la quinta clase de la escuela primaria, es capaz de actos tales como quemar banderas rojas y hasta los vestidos de color rojo, eso significa que ya no queda nada de la alegría infantil. Ese niño ha sido inspirado por alguien y arrancado de la órbita de la niñez", afirmó.

El sacerdote Indrzejczyk, capellán del hospital Psiquiátrico, dijo que la sociedad considera que la Iglesia se dedica a la alta política, y así se reciben las intervenciones del primado. "En mayo, el primado dijo que las piedras no son argumentos. La gente esperaba que dijera que tampoco lo son las porras. ¿Por qué el primado da entrevistas que luego son manipuladas?". En este momento, los sacerdotes aplaudieron las palabras del capellán del Psiquiátrico, que continúo. "¿Cómo se puede saber que esas entrevistas no serán utilizadas? Parece como si la Iglesia se hubiese puesto de acuerdo con Jaruzelski para seguir la misma línea. La gente espera nuestro respaldo. De la misma forma que León el Grande frenó a los hunos, nosotros deberíamos hacer una procesión, con el primado al frente, contra los Zomo, para ver si nos pegan". De nuevo los aplausos interrumpieron las palabras del sacerdote.

"Quizá entonces veríamos lo que significa ser golpeado. Se habló aquí de los privilegios de la Iglesia y por qué aceptábamos esos privilegios. Algunos fueron aceptados de inmediato inconscientemente. Antes de diciembre, la Iglesia se sumó activamente a la causa de Solidaridad con discursos, homilías, bendición de estandartes, etcétera; después de diciembre, la gente tiene la sensación, de que los hemos abandonado", concluyó el sacerdote. Glemp reconoció que sus entrevistas son manipuladas por los medios de comunicación del régimen. "Yo no hago política, sólo dos o tres frases sobre la situación. El mundo interesado espera explicaciones, pero no puedo responder a algunas cuestiones... pido un poco de tolerancia".

La visita del Papa

El sacerdote Kalisiak, párroco de Anin, un suburbio elegante de Varsovia, tomó la palabra para decir que hablaba en nombre de un grupo de sacerdotes, y se preguntó: "¿Somos colaboracionistas? La opinión pública está preocupada por la perspectiva de la fundación de un partido político católico. ¿El primado daría su visto bueno a ello o a unos sindicatos cristianos? ¿Cómo interpretar las apelaciones a cooperar con el régimen? ¿Se puede luchar por la paz al precio de la verdad? ¿Cómo se puede compaginar la idea de salvar la sustancia de la nación con el Evangelio? ¿Puede vencer la verdad sin que haya víctimas?"

Kalisiak hizo a continuación una dura crítica a la política de la jerarquía eclesiástica. "La gente dice que la línea política del episcopado es conseguir la visita del Papa al precio del consentimiento de la Iglesia con la disolución de Solidaridad. Si la visita del Papa va a ser la visita a un campo de internamiento, la Iglesia asume la obligación de mantener el orden en ese campo.

La peregrinación papal puede ser impedida en cualquier momento, mientras que el precio en forma de pacificación ya ha sido pagado. El pueblo siente instintivamente que en las negociaciones con el Gobierno el único argumento válido es la continua presión. La Iglesia puede encontrarse pronto en la primera línea de fuego, con su prestigio social menguado y vencida su resistencia".

Los aplausos acogieron las palabras del sacerdote, que provocaron una dura réplica de Glemp. El primado respondió que "lo que usted ha leído son formulaciones de un político, no son formulaciones eclesiales, es un juego de consignas. ¿Qué quiere decir que el Papa visitará un campo de internamiento? Esto es ver a la Iglesia sólo bajo una perspectiva política".

Luego Glemp explicó que recibió a Walesa para que viesen que la Iglesia le recibe, a pesar de los ataques. El primado criticó a las organizaciones católicas (Pax y las otras) que colaboran con el régimen porque tienen, la misión de atomizar a los intelectuales católicos. Sobre la visita del Papa, dijo Glemp que será un gran acontecimiento religioso y que para entonces ya no habrá internados en Polonia. "Es necesario que haya en Polonia el orden preciso para que el Papa pueda venir. No debemos atizar artificialmente la resistencia", agregó.

Política y religión

A continuación tomó la palabra el sacerdote profesor Frankowski, y explica que en 1939 (durante la ocupación nazi) "yo me sentí como un niño polaco comprometido, y no pienso que aquello fuese política y destrucción de la infancia. La cuestión es saber si los niños aquí van a ser polacos y católicos o pioneros" (miembros de las organizaciones juveniles comunistas). Los aplausos interrumpieron las palabras del sacerdote, que continúo: "¿Acaso detrás de las consignas no están los problemas auténticos? ¿Un gran acontecimiento religioso, no tiene un significado político, y a la inversa, la política no es a veces una cuestión religiosa?". Nuevos aplausos.

Glemp dijo que "acepto las preguntas dictadas por la preocupación por la Iglesia. Otra cosa es mezclarlo todo con asuntos políticos. Yo sólo soy un hombre, y también vulnerable a las emociones aunque quizá no tanto en la misma medida que el señor Rakowski...". Esta referencia irónica del primado al viceprimer ministro provocó los únicos aplausos con que fueron acogidas sus palabras durante toda la reunión.

El sacerdote Piotrowski denunció el peligro de que los jóvenes se alejen de la Iglesia. "Los jóvenes dicen que primero son personas y luego cristianos". Luego criticó que en las palabras del primado "hay mucho de religión, pero poco de lo humano". Glemp replicó que "hay una continua expectativa a que la Iglesia se comprometa políticamente. Así ocurrió con la Iglesia en Suramérica, donde la Iglesia se dejó arrastrar por el marxismo Esa es la consecuencia de la peligrosa teología de la liberación. No perderemos a la juventud si cumplimos los principios evangélicos"

Un momento de tensión se produjo con la intervención del sacerdote Kalinowski, párroco de Zelonka, cuando denunció que "la línea de la Iglesia parece dividirse en dos: de una parte, el Vaticano, y de otra, el episcopado".

Glemp le interrumpió airado:

"Eso son cosas de periodistas. Esa es una acusación grave".

Kalinowski: "Yo hablo de los sentimientos de la gente con la que trabajo".

Glemp: "No puedo admitirlo, porque no lo entiendo. Eso es una concesión hacia el periodismo. Yo no puedo hablar aquí de mis conversaciones con el Papa, pero les aseguro que no hay diferencias. El sentimiento es una interpretación subjetiva y las generalizaciones llevan al caos"

La Iglesia es la nación

Después intervino el sacerdote Leon Kantorki, párroco de Podkowa lesna, que dijo que en la historia de Polonia la Iglesia es la nación. "Yo viví la ocupación nazi en 1939 y el estalinismo. Lo que viví en la iglesia de Santa María (discurso de Glemp a los actores para finalizar el boicoteo) fue mi mayor tragedia personal, fue una declaración contra la nación. Estamos bajo una ocupación. Si en la época hitleriana los actores hubiesen actuado en respuesta a un llamamiento así, les habrían llamado colaboracionistas y traidores".

Glemp replicó al sacerdote que "sus opiniones políticas son conocidas. Lo de que la Iglesia es igual a la nación es historiosofía. Los políticos, en el extranjero sobre todo, hablan de que es necesario nuestro sacrificio.

El sacrificio sólo tiene sentido cuando dejen de funcionar las medidas ordinarias. No podemos empujar a la nación a sacrificarse. Si la Iglesia es la nación tiene que introducirse en las instituciones. El concepto de ocupación es una opinión privada suya, y yo no tengo la intención de hacer política aquí".

El último sacerdote que intervino es Jozef Maj, vicerrector de la iglesia de los estudiantes, de Santa Ana, en Varsovia. El sacerdote criticó un comunicado del episcopado como demasiado suave: "Son palabras de abuelito indolente frente a la joven generación. Esta es la sensación de la gente con la que trabajo".

El sacerdote Maj concluyó que estoy obligado a testimoniar la verdad la esclavitud ante las estructuras del sistema es una realidad. ¿Cómo se puede hablar a los jóvenes para que se amolden a las estructuras y conserven el espíritu?".

El primado concluyó la reunión y dijo que en el futuro habría que mantener tales encuentros: "Pido ayuda, comprensión, oraciones y espíritu de unidad".

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