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Crítica:CINE /'LAS NOCHES DE CABIRIA'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una esperanza cristiana

Se repone ahora en las carteleras españolas una película mítica del primer Fellini. Poco tiempo después de La strada e inmediatamente antes de La dolce vita, el neorrealismo italiano dejaba su catacumba de especialistas para comenzar a transformarse en un espectáculo popular. A ello contribuyó sin duda Fellini, que ofreció algunos tiernos melodramas de carácter cristiano en los que se mostraban personajes que heredaban parte de su estética de la imaginación del gran Charlot.Chapliniana es esta Cabiria, prostituta fea y pobre que suefía con el amor desinte esado de cualquier hombre y qué, por esa fe, es víctima de continuos fraudes y desilusiones. No le importa. Incluso al final de la película volverá a sonreír, sin cambiar de punto de vista, porque la esperanza eterna era algo irrenunciable en aquel neorrealismo ingenuo de los años cincuenta.

Las noches de Cabiria

Director: Federico Fellini. Guión: Fellini, Ennio Flaiano, Tulio Pinelli, Brunello Rondi. Adaptación de los diálogos al romano: Pier Paolo Pasolini. Fotografía: Aldo Tonti. Música: Nino Rota. Intérpretes: Giulietta Massina, Amadeo Nazzan . Franqois Perier, Aldo Silvani. Drama. Italiana, 1957. Local de estreno: Rosales.

El éxito obtenido por Las noches de Cabiria se debió en buena parte a la interpretación de Giulietta Massina, a quien Fellini situaba a medio camino "entre santa Rita y el ratón Mickey Mouse". Es, sin duda, una notable interpretación la de esta actriz, aunque hoy puede sorprender su excesiva gesticulación, que, a veces, amenaza con hacer inverosímil su personaje: tanta es su candidez, tan repetitivos sus tics, su afán por dejar claramente establecido que interpreta a una víctima. La versión musical que Bob Fosse dirigió años después en Noches de la ciudad, permitió a Shirley McLaine interpretar una Cabiria igualmente inge nua pero más cercana a la vida.

Frescura narrativa

Permanece en la película, no obstante, la frescura narrativa de Fellini y una lúcida disposición para filmarla realidad que encontraba a su paso. En ese sentido, la reconstrucción del sórdido mundo de las prostitutas callejeras, la descripción del sofisticado ambiente de la vía Vèneto o el apunte sobre la realidad pobre de los italianos medios son ejemplares. Este aspecto documental no ha sido superado con frecuencia por otras películas posteriores. Su bonhomía cristiana, sí.

La actual reposición de Las noches de Cabiria conserva la misma banda de sonido con que se dobló en 1958. Por lo tanto, nos volvernos a perder la versión original que escribió Pier Paolo Pasolini y nos en contramos de nuevo con los cortes de la censura española que Las noches de Cabiria sufrió en su día. No fueron, sin em bargo, muchos, si lo comparamos con lo que solían hacernos.

González Ballesteros, en su excelente libro Aspectos jurídicos de la censura! cinematográfica en España, relata que los timoratos censores de los últimos cincuenta ordenaron "aligerar las escenas callejeras de las prostitutas" y "acortar la actuación de los negros en el cabaret, dejando únicamente los planos en que aparecen de medio cuerpo y los correspon dientes al baile final".

No respetaban ni un cine cristiano que olvidará la mojigatería. Pero Las noches de Cabiria se repone ahora con buen éxito y ellos, ya, nos dejaroñ en paz. Fellini ha hecho justicia.

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