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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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La economía sumergida

De lo que se habla ahora mismo, por los balmorales y por ahí, mientras Madrid se llena de árboles navideños, cintilantes como ovnis, de lo que se habla, digo, a la hora del tintineo sacratísimo del whisky y el pellizco de las almendritas, por las californíes y zoskones, es de la economía sumergida. La derecha pesetaria dijo primero que la democracia había hundido la economía (mientras la derecha pesetaria sacaba pesetas de España, hasta la devaluación, jo, qué corte, macho, ostraspedrín). Pero en seguida se lo montaron de economía sumergida, que es todo lo contrario (aunque no se entienda bien) de tener hundida la economía. Economía sumergida es la que no declara, la que no reconversa con los sindicatos, la que no contribuye con impuestos, la que no grava ni desgrava, la que no nada. O sea que, cuando la movida democrática, unos iniciaron el exilio económico (contrapartida histórica del exilio intelectual: El Món de Barcelona va a dedicar un número monográfico a Bergamín). Otros decidieron, muy en la épica de Olarra, hundir el barco con todo el mundo dentro, incluso el cocinero chinito de Salgari. Y los del dinero más cínico decidieron seguir como si no hubiese pasado nada, sólo que sumergiendo su economía salvaje por debajo de la legalidad. Es como cuando Hitler, viendo Berlín amenazado, decidió hacer un Berlín subterráneo, a salvo de bombardeos.La devaluación le ha pegado un susto al miedo del dinero emigrante, Olarra sólo encontró en Fraga un pecho amigo y fugaz, para eso de aleccionar pandilleros, y casi todos, en fin, se han decidido por la economía sumergida.

El gran arquitecto Oriol Bohigas me dice en Barcelona que la quiebra de la Banca Catalana se explica, en buena medida, por lo mucho que este banco había. invertido, en solares:

-Con los nuevos proyectos urbanísticos municipales, se acabó la especulación del suelo.

Levanto dinero en pesetas de unas cuantas editoriales y no sé si invertirlo en la economía sumergida. Voy a Alcorcón a hablar de Juan Ramón Jiménez, pero sé bien que mientras el psocialismo hace ropero de caridad cultural o toma arriesgadas medidas de gobierno, la economía sumergida sigue como antes, como siempre, como toda la vida. Lo único, que han bajado el periscopio. Lo mejor, para que no pase nada, es hacer como si no hubiera pasado nada. Los instrumentos de poder y regeneración del PSOE no están aún tan afinados como para interceptar el movimiento inconfesado y el bursatilismo silencioso de la economía sumergida. Estamos en la ley seca del dinero, lo que quiere decir que se bebe y se negocia tanto como antes, o más, pero en los garajes ideológicos y las alcantarillas. José Luis Abellán saca un libro sobre el erasmismo español. Erasmo era un regeneracionista a lo divino que llegó a ser muy popular en España (más popular que leído), pero su renovación moral no cambió en nada la doble moral religiosa española, que se ha limitado, durante mucho tiempo, a ser una moral sumergida, o sea, una inmoralidad. La economía sumergida, no sólo permite a los de siempre vivir como siempre, sino que trastorna los datos de la economía pública y visible.

Mientras los estilitas y estilistas del milenarismo hablan de economía hundida, están viviendo y prosperando con la economía sumergida, que es una economía paralela, sin inspectores de Hacienda, libros de contabilidad ni sindicatos.

Se explica hoy la economía sumergida como una cosa de arte y ensayo, como una "econornía alternativa". Pero los alemanes, que ahora les toca presidir la CEE, van a ayudarnos mucho a entrar. A ino le parece que, en España, la "economía sumergida" es Domingo Solís. Un suponer.

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