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Entrevista:

"No podemos permitirnos una huelga, aunque sea justa"

Pregunta. La ley marcial ha sido suprimida, pero no abolida. Si se van a aprobar leyes que dejan muchas posibilidades de intervención al Gobierno, ¿por qué no se abolió definitivamente el estado de guerra?Respuesta. Por cuatro motivos:

1. La economía está a punto de levantarse y necesita una ayuda especial. No podemos en estas condiciones devolver las conquistas sociales otorgadas, como la semana de cinco días.

2. No creo que Reagan haya cambiado en su postura sobre Polonia, que cree puede significar el final del comunismo. En Washington se mueven despacio las cosas respecto a Polonia.

3. La filosofía de nuestro Gobierno es no distinguir claramente entre blanco y negro. En Polonia las cosas no son totalmente claras. Por eso los internados fueron soltados poco a poco y las limitaciones de la ley marcial se quitaron paulatinamente.

4. En la legislación polaca de posguerra se partía de una gran arrogancia. Por ejemplo, en 1962 se aprobó una ley sobre reuniones públicas, que funcionaba sin problemas para peregrinaciones o bodas, pero el artículo 1 decía que no era aplicable a reuniones de sindicatos o partidos. Esto se debía a una exagerada autoseguridad de las autoridades. No se tenía en cuenta la posibilidad de que pudiesen surgir desórdenes.

Por estas cuatro razones no se pudo eliminar lo dramático de la ley marcial para pasar a las aburridas medidas cotidianas.

P. El general Jaruzelski viaja a Moscú. ¿Qué se espera de este viaje?

R. Será con motivo del aniversario de la Unión Soviética, y no habrá muchas ocasiones para conversaciones, pero será el primer encuentro con Andropov. La delegación polaca espera que continúen las buenas relaciones.

P. Desde la declaración de estado de guerra, el general Jaruzelski visitó a todos los países aliados, pero ni una sola de estas visitas ha sido devuelta hasta ahora. ¿Qué significa esto?

R. Le dejo a usted sacar las conclusiones sobre ello. Le puedo añadir que tenemos mucho que hacer y poco tiempo para festejos.

P. ¿Puede producirse en Polonia en un futuro próximo una especie de Watergate?

R. Esa comparación no es adecuada. Watergate fue un caso en el ámbito del poder. Yo lo único que sé es lo que dicen las televisiones norteamericanas, y no puedo estar todo el día con desmentidos a lo que publica la Prensa norteamericana.

P. ¿Puede usted desmentir que se hicieron grabaciones de las conversaciones de Walesa durante su internamiento, y que esas cintas se pasaron al primado Glemp?

R. Como colaborador del Gobierno no hablo de Kowalski (Pepe Pérez). ¿Por qué voy a tener que ocuparme de Walesa. Creo que todas estas exageraciones dañan a Walesa y a sus asuntos, y también al Gobierno. De este asunto no quiero comentar nada.

P. ¿Trata el Gobierno polaco de aislar, e incluso criminalizar, a Walesa, como se vio estos días pasados con la acusación de irregularidades financieras de Solidaridad?

R. Otra vez Walesa. ¿Pero es que no hay otras cosas más interesantes en Polonia? Walesa fue citado por la delegación de Hacienda, como yo. A mí no se me ocurriría no presentarme a una citación de esas. Si hasta un ministro tiene que acudir, ¿por qué no Walesa? Nadie la acusa de robar; sólo le pidieron unas explicaciones. Usted preguntará por qué ese día. La cosa está clara. ¿Es tan grave que le hiciesen dar un paseo en coche, y con eso se evitaran males mayores? ¿Aacaso hizo mal el Gobierno con ello?

P. ¿Qué ocurre con los internados que han sido puestos en libertad y enviados a batallones de castigo del Ejército?

R. Eso es algo que lanzó el periódico Los Angeles Times y se desmintió ya oficialmente. En Polonia sólo hay un batallón de castigo, para faltas cometidas durante el servicio militar. Claro que todos tienen que cumplir el servicio militar. Yo tengo que acudir una vez al año a las maniobras. Periódicamente se convoca a los reservistas para intervenir en maniobras. No puedo dar cifras, porque son secretas, pero son varios miles dos veces al año. Algunos activistas de Solidaridad también habrán sido convocados, como todos. Esto es lo que ocurre. Nadie dice nada, si se convoca a afiliados a los sindicatos del ramo (los viejos sindicatos oficiales), pero si tienen que ir los de Solidaridad, se arma el jaleo. Puedo asegurar que no hay batallones de castigo para Solidaridad, ni los habrá. A no ser que miembros del sindicato Solidaridad cometan faltas durante el cumplimiento delservicio militar y sean castigados, pero no lo harán, porque son suficientemente inteligentes.

P. Los sindicatos independientes no existen. ¿Los acuerdos de Gdansk son papel mojado, o una reliquia histórica?

R. La nueva ley permite sindicatos independientes y autogestionados. El derecho a la huelga y al pluralismo están suspendi,dos temporalmente por tres años. Esto se debe a cálculos económicos. No podemos permitirnos una huelga ahora, aunque seajusta. La nueva ley permite la huelga, algo que ocurre por primera vez en un país socialista. Algo que es muy complicado, sí tenemos en cuenta el diferente sistema de propiedad.

P. ¿Qué fuerza tiene actualmente la clandestinidad?

R. Eso se vio claramente el pasado día 10 de noviembre (fecha del fracaso de la huelga general convocada desde la clandestinidad del sindicato Solidaridad).

P. Comandante, yo no me muevo solamente en el centro de Prensa y por los hoteles. Me gusta ir a la puerta de las fábricas, a Ursus y a la FSO, y hablar con los obreros. Yo he visto el miedo. Aquí no hay huelgas, porque los obreros tienen miedo.

R. No lo desmiento. Cuando está en juego la salvación del Estado, no se puede dar la impresión de que las cosas están mejor de lo que son. No nos hacemos ilusiones de la persuasión suave y la pura conciencia de clase ha sido lo que provocó este giro hacia una mayor tranquilidad.

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