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El Parlamento italiano debatirá la crisis diplomática de su país con Bulgaria

Juan Arias

El próximo día 20 se abrirá en el Parlamento el debate sobre lo que el último número de la revista L'Espresso llama "la guerra ítalobúlgara". Los ministros de Asuntos Exteriores, Emilio Colombo, y del Interior, Virginio Rognoni, tendrán que exponer la información que poseen acerca de las implicaciones de los servicios secretos búlgaros en el atentado contra el Papa, de la infiltración en el sindicato prosocialista UIL de Luigi Scricciolo y del imponente tráfico de armas y droga descubierto últimamente por los jueces de Trento.Y, sobre todo, si de verdad existe una tela de araña en la que están implicados conjuntamente todos estos escándalos con intercomunicación mutua, sin excluir a la logia masónica Propaganda Due (P-2).

Todos están de acuerdo, dentro del Gobierno y de la oposición, que si resultan auténticas las confesiones de los terroristas arrepentidos y del sindicalista Luigi Scricciolo, si no es todo un montaje imponente, las responsabilidades de Bulgaria frente a Italia y frente al mundo occidental son muy graves.

Por lo que se refiere al caso del ex sindicalista Scricciolo, parece cierto que le pidieron que se hiciera con los interrogatorios hechos en la prisión de las Brigadas Rojas al general norteamericano de la OTAN James Dozier.

Todo esto plantea de nuevo la pregunta, siempre sin respuesta segura, sobre las conexiones internacionales de las Brigadas Rojas. En el proceso Moro se dijo que las Brigadas Rojas son un fenómeno típicamente italiano. Pero el presidente de la República, Sandro Pertini, afirmó que, según él, el terrorismo italiano se dirige desde fuera de Italia.

De la misma opinión fue siempre el secretario general socialista, Bettino Craxi, que habló de un gran viejo que estaba detrás de toda la estrategia terrorista. Tanto Pertini como Craxi pensaron siempre en una maniobra de los países del Este. Y durante el secuestro Moro se había hablado de la posibilidad de que el líder democristiano hubiera podido estar encarcelado dentro de alguna embajada en Roma de un país del Este.

Por lo que se refiere al contrabandista turco de armas y droga, Bechir Celenk, que según Alí Agca fue quien le dio el dinero en un hotel de Sofia para matar al Papa, parece ser que no es verdad que haya sido detenido por la policía búlgara, como se anunció días atrás. Según el diario Il Messaggero, Sofía "ha mentido, y el traficante vive en su chalé". El diario romano cita fuentes turcas, que afirman que Celenk sigue en su residencia de lujo, al lado de su mujer y protegido por los agentes del servicio secreto búlgaro.

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Celenk, buscando desde hace años por la policía turca, por la Interpol y últimamente por la policía italiana, ha sido, pues, sólo localizado por las autoridades búlgaras. Ahora habrá que ver si el Gobierno de Sofia aceptará la extradición a Turquía. Hay quien sospecha que Celenk ha estado siempre protegido por los búlgaros y podría hoy ser utilizado por ellos para hacerle declarar que Alí Agea es un gran impostor y que los verdaderos responsables del atentado al Papa son únicamente los servicios secretos turcos. En este caso, todo volvería a embrollarse aún más, si cabe.

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