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Una generación de españoles recuerda el mundo intelectual de Torán

Una mesa redonda titulada José Torán, una vision global de la Ingeniería, puso fin a las jornadas organizadas por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Barcelona, sobre la vida y la obra de José Torán. En la mesa redonda intervinieron, entre otros, Jaime Valle-Inclán, Julio Caro Baroja, Juan Benet, José Ortega Spottorno y Rodolfo Urbistondo, todos ellos amigos y colaboradores, en distintas etapas, de Torán. La conclusión más importante de estas jornadas fue la decisión de llevar a la Junta del Colegio de Ingenieros de Caminos de Madrid la propuesta de financiar una biografía de Torán, que permita su conocimiento a las generaciones más jóvenes.Nació José Torán en Teruel, el 10 de Agosto de 1916, hijo de un Ingeniero de Caminos. "Fue el mismo año en que nacieron Camilo José Cela, Harold Wilson, Edward Heath y yo mismo" recordó Ortega Spottorno, "el año mundial, los alemanes volaron en el dirigible Zepelin y murieron el emperador Francisco José, Ruben Darío y Echegaray". Ortega deducía de todo ello que ese año había chispas de ingenio en el aire "algunas de las cuales se metieron en su cabeza".

Torán tenía una doble concepción del ingeniero, según explicó Rodolfo Urbistondo. En primer lugar la concepción latina, en donde ingenium significa "facultad de la mente para reaccionar con rapidez ante los problemas".

La fantasía de Torán fue objeto de constantes alusiones durante el transcurso de la charla. Valle-Inclán recordó un proyecto para llevar agua a las Islas Canarias desde Galicia, a través de unas salchichas que navegarían por el Atlántico aprovechando las corrientes marinas, y que resultarían mucho más baratas que las plantas desalinizadoras proyectadas.

Otro proyecto de Torán fue la construcción de un helipuerto en Madrid, de lo cual llegó a hablar con el entonces alcalde de la villa, Juan de Arespacochaga. Torán le solicitó permiso para construir una inmensa sombrilla de ochenta metros de altura y para arrojarse en paracaídas -rondaba ya los sesenta años- a fin de descubrir la verticalidad térmica. Ante la negativa del alcalde, Torán convenció a un comandante de aviación -hoy general- destinado en Torrejón para que sobrevolara Madrid y le permitiera arrojarse sobre el futuro helipuerto.

Pero su imaginación no se agotó en proyectos irrealizados. Se mostró prodiga para paliar sus nulas dotes de administrador y las deficiencias de otros. Con motivo de la inauguración de la Central Lechera de Badajoz, a la que acudió el anterior jefe del Estado, Torán se encontró con el problema de inaugurar la planta sin disponer de vacas que proporcionaran la leche correspondiente, utilizando para ello leche en polvo.

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