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La renegociación de la deuda externa cubana, paralizada por las condiciones impuestas

Cuatro bancos -Exterior, Hispano, Bilbao y Urquijo- coordinan en la actualidad las negociaciones que el conjunto de la banca española está llevando a cabo con cinco países -Polonia, Rumanía, México, Ecuador y Cuba- que han anunciado su intención de revisar sus compromisos financieros contraídos en los últimos años. Las reuniones con Cuba no prosperan por las condiciones que las autoridades de aquel país quieren imponer.

Mientras estas conversaciones avanzan a distinto ritmo, el Banco de España no ha contestado todavía a diversas cuestiones planteadas por la Asociación de Banca Privada (AEB) sobre el tema concreto de cómo hacer las provisiones para morosos y fallidos que estos aplazamientos en los pagos están provocando.Dentro del grupo de cinco países que están renegociando su deuda externa, en el caso de Rumanía se ha avanzado mucho y en la actualidad se discuten ya documentos concretos de nuevos contratos de préstamos que alarguen sustancialmente el período de amortización de la deuda viva actual.

Lo renegociado en estos momentos, y cuyo nuevo contrato se espera que se firme en la primera quincena de diciembre, afecta a los vencimientos de 1981 y 1982. Las condiciones que se están discutiendo son el reembolso del 20% del principal pendiente en el momento de la firma y puesta al día en el pago de intereses -cuestión que no se ha visto afectada por la moratoria rumana-; el 80% restante se convierte en un préstamo a seis años y medio de vida, con tres de carencia, y un diferencial sobre el Libor (precio del dinero en el mercado interbancario de Londres) de 1,75 puntos.

Polonia, que lleva dos años renegociando periódicamente sus compromisos financieros exteriores, continúa cumpliendo con los plazos fijados para el pago de los intereses pendientes. En este mismo mes se ha hecho efectivo el pago comprometido y en círculos bancarios se confía que también se haga en diciembre, cuando cumple otro de los plazos. Estos mismos medios, aunque se muestran optimistas ante la renegociación de la deuda polaca por estos datos, señalan como algo inquietante el que Polonia utilice casi inmediatamente las nuevas líneas de crédito -equivalentes a la mitad de los intereses que se van satisfaciendo- abiertas como consecuencia de la última renegociación.

Los problemas derivados de la renegociación de la deuda externa de estos países del área socialista no provocan demasiados problemas entre los bancos españoles que tienen parte de sus inversiones colocadas allí. Justo lo contrario de lo que ocurre con las correspondientes a las naciones latinoamericanas, en las que se está avanzando menos en las conversaciones. Hasta que no se conozca la posición de riesgo de cada banco respecto a México, las negociaciones preliminares sobre el aplazamiento en el pago del capital no pueden pasar del terreno de las buenas intenciones. Por otro lado, las perspectivas de que se alcance un acuerdo con la banca española dependen en gran parte cte cómo y cuándo se logre con la banca internacional. Por el momento, México ha solicitado un nuevo plazo adicional de 120 días manteniendo las condiciones fijadas en el momento en que se logró el primer aplazamiento. La renegociación de la deuda ecuatoriana no ha pasado todavía de los contactos preliminares.

La deuda cubana

Donde están surgiendo mayores problemas es en las conversaciones con las autoridades cubanas, quienes no quieren oír ni hablar de negociaciones conjuntas, sino que su deseo es discutir con cada banco sobre el riesgo individual de cada uno de ellos. Los bancos españoles, por su lado, aunque no se niegan a mantener contactos bilaterales con Cuba, no quieren romper el esquema tradicional seguido hasta ahora, consistente en nombrar a un banco como representante de todos los demás.El riesgo total de la banca española, excluyendo los créditos Estado-Estado, con Cuba se sitúa en tomo a los 450 millones de dólares (algo menos de 50.000 millones de pesetas). Por otra parte, Cuba tiene concertados cuatros créditos sindicados a largo plazo en los mercados internacionales, en uno de los cuales actuó como banco agente el Aresbank. En los otros tres créditos internacionales fueron banco agente el Crédit Lyonnais, Royal Bank of Canada y una institución financiera japonesa. Son estos cuatro bancos los que las autoridades cubanas han designado como interlocutores para negociar con ellos.

La participación de bancos españoles en estas operaciones internacionales está limitada a la participación con la que se quedó Aresbank en el crédito dirigido por él y a las cantidades que tomaron el Bilbao y el Urquijo, en el que actuó como agente el Crédit Lyonnais. Los bancos españoles han hecho saber a las autoridades cubanas que quieren verse representados por el Bilbao en las negociaciones.

La propuesta cubana de renegociación se centra en conseguir aplazar el pago, del 95% de los vencimientos que tendrán lugar entre 1982 y 1985, transformándolos en un crédito a diez años de amortización, con tres o cuatro de carencia, y un diferencial sobre el Libor igual al conseguido por Polonia y Rumanía en sus respectivas negociaciones. Los bancos que tienen contraídos compromisos financieros con Cuba, por su parte, no parecen estar dispuestos a aceptar que se aplace el pago de más del 75% del capital afectado, que además se reduciría sensiblemente, ya que sólo se quiere aplazar lo correspondiente a 1982 y 1983. El diferencial que se establecería sobre el Libor, en opinión de los bancos, no puede quedar fijado por debajo 2%.

Los problemas que están generando en un importante número de bancos internacionales los aplazamientos en los pagos contraídos por terceros países ha llevado a algunos de ellos a realizar provisiones para morosos y fallidos ante posibles eventualidades. Medios financieros privados españoles consideran que en estos momentos realizar provisiones por estos créditos no significa otra cosa que aumentar las reservas ocultas de los bancos y, por tanto, su sanidad interna. Las razones que permiten estas provisiones, y sobre todo su publicidad, se basan principalmente en el tratamiento fiscal favorable que reciben.

En el caso español, el tema está aparcado, aunque algunos de los bancos que tienen un mayor volumen de riesgos en el exterior querrían que tanto el Banco de España como el Ministerio de Hacienda se manifestaran claramente sobre el mismo. Dos son los problemas que, a través de la AEB, se han planteado: el primero de ellos se refiere a la fiscalidad a que se verían sometidas las provisiones, y el segundo, a las consecuencias de tipo de cambio que conlleva el hacer estas provisiones, en divisas.

La superpastoral del Banco de España excluía como riesgos las operaciones realizadas por la banca española con el propio Estado o aquellas que tuvieran un aval directo del mismo. La mayor parte de los riesgos contraídos en el exterior tienen un aval similar de los demás países, pero los aplazamientos en los pagos están teniendo lugar. Algunas naciones europeas han decidido reducir la fiscalidad de estas provisiones en un 40%.

La banca española, a partir de las reuniones que tuvieron lugar en la AEB, ha señalado a la autoridad monetaria que consideran necesario instrumentar estas provisiones, pero que, al hacerse en pesetas, que deben convertirse en divisas en caso de ser imprescindible su utilización, hay un problema de tipo de cambio que debería ser abordado.

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