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Probable aplazamiento de la firma del contrato definitivo para la compra de los aviones F-18A

"Estamos favorablemente impresionados de que se puede obtener la prórroga", declaró ayer Eduardo Serra, subsecretario español de Defensa, en relación con la firma del contrato para la compra de 84 aviones F-18A. Los dirigentes de la firma McDonnell Douglas, fabricantes del avión, confirmarán, probablemente, la prórroga hasta finales de diciembre, teniendo en cuenta la formación de un nuevo Gobierno en España.

"Antes del fin de esta semana, tendremos la respuesta definitiva", añadió Serra, que preside la delegación española, integrada también por el general de brigada del Ejército del Aire Luis Azqueta Brunet y otros altos mandos militares del Aire y de la Armada.En relación con otros programas de compra de material militar, como el de doce aviones del tipo AV-8-B, Harriers de despegue vertical para equipar al portaeronaves Príncipe de Asturias, igualmente fabricados por la McDonnell Douglas, Serra especificó que "también hemos solicitado prórroga".

Aunque las negociaciones se llevan con gran reserva, hay dos factores que inciden en la postura adoptada por España. En primer lugar, el momento de traspaso de poderes en el Gobierno español, que aconsejaría dejar la última palabra al nuevo Gabinete que presidirá Felipe González. Y, en segundo lugar, los problemas técnicos acusados en las primeras pruebas de los F-18A realizadas por parte de la Marina norteamericana.

Los responsables de la Douglas McDonnell insistían en que, de no firmarse el contrato antes del próximo 1 de diciembre, el precio de los 84 aviones F-18A que se propone comprar España, por un coste total de unos 187.800 millones de pesetas, se vería incrementado en un 4%.

Pero, ante las reservas españolas, creadas por el momento actual de cambio político y por los argumentos suplementarios de indecisión que aporta la Navy, se espera que la McDonnell dé su acuerdo a una prórroga para la firma.

En el curso de un almuerzo en la Embajada de España, Serra recordó al subsecretario del Departamento de Defensa norteamericano, Frank Carlucci, que España "no ha titubeado" en las negociaciones para la compra de los F-18A.

Al margen de la decisión final que se adopte tras las reuniones en Washington, otro importante tema que quedará por dilucidar será el contenido exacto de las compensaciones, que, según los textos del preacuerdo, la McDonnell y el Pentágono darían a España. Sobre el papel figura que España recibiría unas compensaciones por valor de 180.000 millones de pesetas por una compra de 187.800.

Pero, hasta el momento, nadie ha despejado en términos reales en qué consistirían tales compensaciones, que van orientadas desde el mantenimiento en España de la futura flota norteamericana del F-18A en el área de los países europeos de la OTAN, hasta la promoción de compras de calzado español en EE UU por parte de la McDonnell, pasando por la promoción del turismo norteamericano hacia España.

"Compensaciones difíciles de cifrar", como afirman algunos responsables españoles vinculados a ese espinoso capítulo de la negociación. Las compensaciones se tratan con el fabricante de los aviones F-18A, que han contactado ya con más de 150 firmas españolas para posibles acuerdos de cooperación. El mayor apartado tecnológico para España, con prioridad para el sector industrial aeronaútico, destacaría en el capítulo, todavía no cerrado, de las compensaciones.

Cabe destacar, por último, que las apreciaciones de los pilotos de la Navy, que califican el F-18A de "poco operacional", no afectarían de manera importante la decisión española de adquirir el avión.

Teniendo en cuenta la diferencia de misiones para las que el F-18A está asignado en EE UU, ejercicios, bélicos desde portaviones, o para las que lo necesita España. Sí, en cambio, podría pesar en el contrato para España, la decisión final de la Navy, cuyo programa, aún en el aire, pasa por la adquisición de 1.377 F-18A. Es en tal línea de producción que la McDonnell ha elaborado los precios de venta del polémico avión.

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