Las elecciones brasileñas dan el poder al partido del Gobierno, a pesar de la mayoría opositora
La suerte de las elecciones brasileñas ya parece estar echada: quince Estados siguen bajo control del partido oficial, Partido Democrático Social (PDS) y ocho pasan a manos de la oposición. Hay que hacer la salvedad de que, en general, el escrutinio no ha pasado aún del 30%, pero la disputa, salvo vuelcos espectaculares, está ya decidida, con la única excepción de Minas Gerais, donde el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) lleva apenas una ventaja del 1%.
Lo que parece ser un resultado muy halagüeño para el Gobierno no lo es tanto a la hora de sumar los votos de toda la República. Sólo el PMDB supera al PDS en medio millón de papeletas, lo que le convierte en una alternativa real de poder, según palabras de su presidente, Ulysses Guimaraes.Esta diferencia está basada prácticamente en las urnas de Sáo Paulo, donde el PMDB ha conseguido la mayoría absoluta. Si se suman los votos de toda la oposición, el Gobierno puede cosechar al final una desventaja que estará por encima de los tres millones.
La campaña oficial, que trató de presentar al PMDB como una alianza espúrea de liberales con comunistas, no ha hecho mella en un electorado que, mayoritariamente, ha optado por una renovación democrática más rápida de la que propone el Gobiemo.
Pero aún es prematuro hablar de un frente opositor que, con toda seguridad, podría controlar la Cámara de Diputados Federal. El gobernador electo de São Paulo ha rechazado también la idea de una alianza de los gobernadores de oposición, ya que, a su juicio, esto equivaldría a sustituir un autoritarismo por otro.
La primera conclusión que cabe sacar de estas elecciones es que le dejan al Gobiemo el margen de maniobra suficiente para continuar su proceso de apertura sin sobresaltos. El PDS tendrá la mayoría en el colegio electoral, que debe elegir al próximo presidente, lo que le garantiza la máxima magistratura hasta 1990. Esta es la aritmética que, se maneja en Brasilia.
Apertura sin sobresaltos
El PMDB se muestra también satisfecho tras unas elecciones que le sitúan como el partido más votado del país, aunque los complicados mecanismos de la ley electoral no le permitan traducir esto en una cuota proporcional de poder.El PDT (Partido Democrático Laborista) ha cosechado el resultado que esperaba. Su líder, Leonel Brizola, será gobernador de Río de Janeiro por un margen más estrecho del que esperaba. En el resto del país su escasa implantación se ha hecho notar. Excepto en Río Grande do Sul, de donde es originario Brizola, ha recogido votaciones insignificantes. Esto pone en duda sus posibilidades para crear un gran partido socialista en todo el territorio brasileño.
Tal vez por eso en sus primeras y cautelosas declaraciones menciona al PT (Partido de los Trabajadores) como un posible aliado en esta operación, pese a que el PT es el gran derrotado en estos comicios. Ni la misma dirección confiaba en ganar en ningún Estado, pero, al menos, en São Paulo creían poder ocupar el tercer lugar con más de millón y medio de votos. Parece que tendrán que conformarse con menos de un millón de papeletas y el cuarto puesto, detrás de la candidatura del ex presidente Janio Quadros. Incluso en la periferia de Sao Paulo, donde nació el PT y donde vive su líder Lula, el Partido de los Trabajadores no ha conseguido ganar.
El propio Lula ha reconocido que, en efecto, consiguieron menos votos de los esperados. Lo explica diciendo que los brasileños piensan que un compañero de fábrica no sirve para gobernar.
Esta derrota del PT, que trataba de demostrar la fuerza electoral y la capacidad organizativa de la clase obrera, puede hacer más difícil una posible fusión con el PDT para crear una alternativa de izquierda. Más factible parece ahora mismo una coalición parlamentaria con el PMDB y con el PDT para pedir la convocatoria de una asamblea constituyente.
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