Fanfani inicia consultas para formar un Gobierno estable en Italia

Amintore Fanfani, presidente del Senado italiano, encargado de formar Gobierno en Italia, inició ayer sus consultas preliminares para tratar de encontrar una salida a la actual crisis política desencadenada por las diferencias entre demócratas cristianos y socialistas sobre las medidas económicas a adoptar. Según los observadores, ésta es quizá la última oportunidad para tratar de encontrar un Gobierno estable y evitar unas elecciones anticipadas.La ronda de conversaciones iniciada por Fanfani continuará hasta el viernes. Al final de las mismas se entrevistará con el presidente de la República, Sandro Pertini, para comunicarle el resultado de sus gestiones y confirmar, o no, si acepta continuar con el intento de formar Gobierno.

Fanfani aceptó "con reservas" el encargo de intentar buscar una solución a la crisis, "dadas las considerables dificultades" que va a encontrar en su camino, debido a la complejidad de la situación política y económica italiana.

Por el momento no ha dado ninguna indicación sobre el tipo de Gobierno que trata de constituir, en sustitución del Gabinete dimisionario que presidía el republicano Giovanni Spadolini, formado por una coalición de cinco partidos, en el que participaban democristianos, socialistas, socialdemócratas, liberales y republicanos.

Antes de recibir el encargo de manos del presidente Pertini, Fanfani desveló en una entrevista lo que consideraba las líneas fundamentales de su programa de gobierno, a las que condicionaba la aceptación de intentar formar nuevo Gobierno.

El principal punto de este esquema es la sugerencia de iniciar un debate abierto con todos los partidos del llamado arco constitucional, incluidos los comunistas, para adoptar las disposiciones necesarias que deban ser adoptadas.

La misión de este diálogo sería buscar convergencias políticas por encima de "cualquier condicionamiento ideológico", dentro del espíritu de "la resitencia y la libertad".

Fanfani también incluye en este programa básico, para contentar a los socialistas, el estudio de eventuales reformas institucionales.

Sus intentos, sin embargo, van a estar condicionados por la complejidad de la situación política italiana, en la que los cinco partidos de la coalición tratan de no dar su brazo a torcer, aunque, en principio, todos se manifiestan contrarios a la convocatoria de elecciones anticipadas.

El retorno a primera línea de la lucha política por parte de Fanfani deriva de la resistencia del presidente Pertini a disolver las cámaras legislativas y tratar de que los diputados lleguen a finalizar su mandato electoral, que vence en 1984.

El presidente del Senado cuenta con el respaldo total de su partido, la Democracia Cristiana, formación política que ostenta la mayoría relativa en el Parlamento. Los socialistas, segundo partido de la coalición gubernamental, se muestran muy prudentes, ya que prefieren un Gobierno, a ser posible presidido por ellos, que dure únicamente lo suficiente para la adopción de las leyes más urgentes antes de convocar elecciones.

Los comunistas, por su parte, piden una "alternativa auténtica" en la dirección de la política del país, o al menos un "neto cambio". Y consideran que Fanfani no es la persona más indicada para ello.