Según Kissinger, era inexperto en política exterior
Cuando a las once de la mañana del 21 de abril de 1972 el entonces secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, se encontró por primera vez, y en secreto, con Leónidas Breznev, le consideraba un hombre "con poca experiencia en política exterior" y falto de "contacto regular con funcionarios extranjeros".Kissinger recuerda así ese momento: "Breznev nos aguardaba en la residencia de huéspedes más grande del complejo donde estábamos alojados. Flanqueado por Gromyko y Dobrynin, mientras su colaborador, Andrei Aleksandrov, revoloteaba discretamente un paso más atrás, el sucesor de Lenin, Stalin y Jruschov me dio una efusiva bienvenida."
En esa época, según Kissinger, "Breznev era, a las claras, la máxima figura, soviética. Pero era igualmente obvio que no tenía el poder total y que ya estaba declinando su fortaleza física... A medida que pasó el tiempo, Breznev fue ganando claramente autoridad. Después de 1975, sin embargo, su salud resentida le obligó a delegar en Gromyko un papel cada vez más relevante: en asuntos de política exterior".
En el primer encuentro entre Kissinger y Breznev, éste le expuso su posición por medio, de un cuento:
"Esta es la historia de un zar que tenía frente a sí a un hombre arrestado para decidir si se le ejecutaba ose le conmutaba la pena. El zar escribió tres palabras en un papelito: "ejecución imposible perdonar", pero faltaba una coma. El zar quería decir "ejecución imposible, perdonar", pero el funcionario que recibió la sentencia entendió "ejecución, imposible perdonar". No, no fue exactamente así. En realidad el zar lo escribió sin coma y luego los abogados tuvieron que determinar el significado.
"¿Qué pasó con el reo?", preguntó Kissinger.
"Se lo diré al final de las deliberaciones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.