Los músicos consideran la educación y la infraestructura problemas prioritarios del sector
La posibilidad de poner en marcha una política imaginativa que afronte los problemas de la música en España surge nuevamente, desde los planes frustrados de la II República, con el futuro Gobierno socialista. Educación -en todos los niveles reglados de la enseñanza y en la de los conservatorios- e infraestuctura son, a juicio de los músicos españoles consultados, los puntos cruciales que la nueva administración habrá de afrontar con rigor, seriedad y urgencia, si se plantea una política musical que dé la cara a los complejos problemas de la música.
La historia de la política musical española es la historia de una ausencia y varias frustraciones. En los últimos años de la monarquía de Alfonso XIII, siendo subsecretario de Educación Manuel García Morente, Adolfo Salazar trazó los planes para una política musical seria y coherente, y los mantuvo y rectificó a la llegada de la II República. Una y otra vez, desde entonces -y desde mucho antes- hasta nuestros días, se quebró el empeño cuando se intentó, o ni siquiera se intentó.Parece que la vida musical española, su estructuración en una política original y creadora, vuelve a encontrar ocasión dentro de los esquemas políticos decididos por la última consulta electoral. Todos debemos procurar que la posibilidad no se convierta en nueva frustración. Y como todo no podrá hacerse de golpe, bueno será conocer el orden de prioridades que otorgan diversos compositores.
Un organismo coordinador
Para el madrileño Alfredo Aracil, representante de la Generación del 76, "estamos inmersos en un círculo vicioso, donde la falta de difusión musical y la falta de interés de la mayoría por la música se han convertido en causa y consecuencia al mismo tiempo. La posibilidad de invertir este proceso y convertir este círculo vicioso en un círculo virtuoso es algo que sólo puede corregirse a largo plazo y actuando en varios frentes a la vez: la educación desde la infancia, la formación profesional, la investigación y creación, la difusión y, naturalmente, para garantizarlo todo, la Administración"."No son pocos los problemas que la música tiene planteados en España, y muchísimos y acuciantes los que la música española tiene que resolver", dice Miguel Angel Coria, uno de los más jóvenes y representativos miembros de la denominada generación del 51 o de 1931, si seguimos el sistema de articulación Ortega-Marías. "Una política musical que acertase a poner en solfa a extensas áreas de la población, hoy ayunas de música, sería la única capaz de solucionarlos. Por varias razones, y sobre todo por la fundamental de que si se amplía y diversifica su público mejorará la situación de los profesionales que la componen, interpretan, enseñan o critican, sin olvidar que la música sólo cumple su cometido cuando resuena en quien(es) la escucha(n)".
Prioridad de la infraestructura
Tomás Marco, actual director del Ente Autonómico Orquesta y Coro Nacionales y autor de una obra tan extensa como personal, está situado entre la generación del 51 y la que llamo de 1946 (nacidos entre 1939 y 1953), por lo que es fácil incluirlo en los límites de la primera o en la cabecera de la segunda.Para Marco, "la primera necesidad de la música en España es una infraestructura adecuada, lo que implica la creación de canales de distribución de música: salas, orquestas, conjuntos, difusión de los artistas (intérpretes y creadores) nacionales, sensibilización musical del público y muchas más cosas, conexas de tal manera que la cultura, en este caso la musical, sea de verdad una posibilidad de elección libre para todos".
Los triunfos recientes de Claudio Prieto han hecho realidad las esperanzas que su maestro en Roma, Goffredo Petrassi, depositara en su talento y en su voluntad. Como Miguel Angel Coria, Claudio Prieto colaboró en la creación de la ACSE (Asociación de Compositores Sinfónicos Españoles). Su visión de los problemas es precisa:
"Siempre he mantenido que la música nació en libertad y su destino es el de ser libre. Partiendo de este supuesto, entiendo que una política referida al compositor y a la propia vida musical debe tener como base el que la música forme parte de la cultura, pasando a ser una asignatura más dentro del proceso educativo, que comience con la EGB, continúe con el BUP y llegue a la universidad; que las obras de los compositores estén presentes en los medios radiofónicos (al ejemplo de Radio 2), televisivos y en cuantas actividades musicales se realicen a lo largo y a lo ancho del país; que se creen orquestas y conservatorios; que se edite, se grabe, se informe y, sobre todo, se difunda la producción musical española, tanto a nivel nacional como internacional".
"Soy consciente de que no todas las sugerencias expuestas serían realizables a corto plazo, pero pienso que alguna vez deberán empezar las planificaciones con visión de futuro, huyendo de concepciones espectaculares, así como de la inmediatez de falsas soluciones, para adentrarse en aquella labor callada y pertinaz que requiere toda política coherente y constructiva".
Para terminar este primer acercamiento a los problemas musicales a través de nombres representativos de la creación española, Carmelo Bernaola nos habla desde su despacho de director del Conservatorio Jesús Guridi, de Vitoria.
Organización de la enseñanza
"Lo primero y fundamental es la enseñanza a todos los niveles. Sin una enseñanza adecuada no tendremos público ni tendremos profesionales. Se piden orquestas, las pedimos todos; pero ¿cómo hacerlas sin instrumentistas? Ahí está el ejemplo de las orquestas de Euskadi, de Bilbao y algunas otras, cuyas filas han debido abrirse a los profesionales extranjeros.""En cierto sentido, vivimos un boom musical que revierte sobre todo en los conservatorios, hasta invadirlos y hacer imposible un trabajo sistemático y serio. Ello, porque faltan los distintos grados y centros de enseñanza adecuados antes de llegar al conservatorio, que debe quedar reservado para los que eligen la música como profesión."
"Pienso, pues, que, aun conociendo el resto de los problemas, algunos de los cuales me atañen personalmente como compositor, el tema prioritario en un esquema de política musical es la enseñanza, la formación y perfeccionamiento de los profesionales, así como la educación de todos, a fin de que, como tantas veces sucede, los hombres de cultura se sientan obligados a tenerla en todo menos en música".
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